Todo lo que se reveló aquella noche, había quedado entre Viridiana y el cielo estrellado. Rodrigo luego de despertar no dio señales de que había escuchado alguna palabra de su amiga.
La doctora no se molestó por aquello, creyó que por alguna razón era mejor de que él no hubiera oído su confesión y no volvió a tocar el tema, no sabía si era oportuno decirlo, por ahora lo guardaría nuevamente, como lo había hecho por ocho años.
Se volvió bastante común que Rodrigo y Viridiana pasaran mucho tiempo juntos, se habían vuelto inseparables y aunque la residente quería más, sabía que por ahora era todo lo que podía tener. Rodrigo tenía que atravesar su duelo por el rompimiento de su compromiso, que aunque él lo negaba, le dolía profundamente.
Cada vez que estaban juntos, Viri tenía que sacar toda su fuerza de voluntad para no arrojarse a los brazos de su amigo y besarlo. Rodrigo se encontraba tan despistado que no se daba cuenta del esfuerzo que hacía su amiga para contenerse.
Aunque Viridiana creía que el abogado no había escuchado su confesión, el inconsciente de este le anunciaba por las noches mientras dormía aquellas palabras. Las primeras veces que Rodrigo las escuchó en sueños, pensó que alguien había entrado a su departamento, sin embargo en seguida descubrió que aquella voz provenía de su interior.
Existía alguien que le hablaba desde adentro de su mente, creyó que se estaba volviendo loco, pero comprendió que era algo que su cerebro quería traerle desde lo profundo de su interior, un recuerdo.
Por más que se esforzaba en recuperar aquel recuerdo, lo más que pudo rescatar fue la voz de una mujer diciéndole: Quédate conmigo. Ella lo repetía continuamente como en un murmullo. No pudo reconocer esa voz por más que trataba, pensó que quizás era algo que Mariana le dijo una vez, y que ahora que atravesaba el dolor de la ruptura, su mente con el afán de atormentarlo recuperó aquellas palabras.
Ya habían pasado bastantes semanas luego del final de su compromiso, poco a poco Rodrigo sentía que estaba mejorando. Por ahora no quería volver a tener otra relación romántica, quería estar solo por un tiempo, entendía que no necesitaba a una pareja a su lado, con tener a su amiga era suficiente.
Su padre le había insinuado unas cuantas veces que la doctora Montes era una chica encantadora, a lo que el joven abogado le contestó refunfuñando que lo sabía, pero que jamás se le había ocurrido ver a su amiga de otra manera.
Aquellas palabras lo dejaron pensativo por un tiempo. Aceptó que Viridiana no solo era una chica encantadora, sino que también era inteligente, amable, hermosa y que tenía una habilidad para que él se sintiera cómodo con ella, sin embargo luego de meditarlo un poco se había deshecho de esos pensamientos. Ella era su amiga, solamente eso, él no sentía nada más por esta y mucho menos Viri le había insinuado a él otras intenciones. Creyó que entre los dos solo existía una pura y bonita amistad, aunque no podía negar que la voz de ella hacía que todo cambiara de negro a rosa, que con una simple sonrisa de esta podía componer un día terriblemente mal y que él cada vez ansiaba más encuentros con ella.
Aun así, Rodrigo no se dio cuenta de que inconscientemente él se vestía para ella, de que sonreía por ella, que suspiraba por ella, que la encontraba hermosa aunque fuera todo un desastre saliendo de guardia y sobre todo de que él vivía por ella.
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Quédate conmigo
Romance"Él solamente podía repetir una y otra vez: Quédate conmigo. Su voz había pasado de ser gritos a unos simples y lastimosos murmullos. Sentía que no podía respirar, el pecho se le había oprimido y no necesariamente porque estaba tumbado sobre el pesa...