La noche del sábado Rodrigo seguía por las nubes, luego de lo que pasó el día anterior, se sentía flotando por el espacio.
Sintió que aquel beso lo había despertado de un letargo mágico, en el que estuvo por mucho tiempo. En ese momento se sentía extasiado, como drogado, mirando y sonriendo tontamente al techo de su habitación.
Suspiró varias veces y cerró los ojos, aun podía sentir el roce de sus labios. Volvió a sonreír para él mismo, jamás se había sentido de esa manera, ni siquiera con Mariana, de quien creía que se encontraba enamorado.
Nuevamente sonrió, pensó que todo en este mundo pasaba por alguna razón y ahora el universo había conspirado para que el amor regresara a su vida. Sabía que no existía en este planeta alguien mejor que ella, y de alguna manera entendía que su amiga le correspondía. Lo había notado mientras se besaban.
Comprendió que ella se había equivocado, puesto que si pudo enamorarse de otro hombre. Recordó cada detalle de la noche anterior, el cómo la residente le construyó el puente entre sus labios y los de él. Si Viridiana no se hubiera atrevido a darle un beso en la mejilla y murmurarle las buenas noches, él tal vez no hubiera obedecido al impulso de besarla.
El murmullo. Aquel tono en que ella le dio las buenas noches se le hizo familiar. Recordó como en un flashazo, las palabras que había escuchado dormido y que no supo si eran real.
"Siempre sería él... Siempre serás tú... Siempre tú."
Entonces comprendió todo, ese hombre que le rompió el corazón a su amiga hace muchos años, había sido él mismo. Luego de que terminara el año escolar, él junto con su familia se habían marchado de la colonia, y no tuvo oportunidad para despedirse de Viridiana. Por eso cuando se reencontraron en el hospital, ella estuvo bastante insistente en retomar el pasado.
Al parecer no había estado tan dormido en la noche en que la residente le confesó su amor. Su mente se esforzó por mantener guardadas aquellas palabras.
- Sí - contestó para sí mismo a la petición que su amiga le había hecho esa noche - Sí me quedo contigo.
A parte de comprender de que estaba enamorado de Viridiana, se encontraba a punto de aceptar, que siempre había sido ella la mujer a la que había amado de verdad. Siempre ella.
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Quédate conmigo
Romance"Él solamente podía repetir una y otra vez: Quédate conmigo. Su voz había pasado de ser gritos a unos simples y lastimosos murmullos. Sentía que no podía respirar, el pecho se le había oprimido y no necesariamente porque estaba tumbado sobre el pesa...