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El viento movía las trenzas de Neteyam con fuerza. Tenía que cerrar los ojos para que nada se metiera dentro de estos.
Sentía lo cansado que se encontraba su ikran en ese momento. Pero, no lo podía culpar, el pobre había estado volando por más de dos días sin descanso.
Abrazó más el avatar de Coni ──quien estaba desconectada en ese momento──, envolviendolos a ambos en la cobija que traía sobre su espalda.
Volteó hacia el frente. Su padre era quien encabezaba toda la formación, seguido de su madre junto con Tuktirey, Kiri iba luego de ellas, terminando con él y su hermano menor al final.
Oh, y claro. Tu'le también.
El joven guerrero había decidido acompañar a la familia Sully gracias a qué eran su única "familia" dentro del clan omaticaya.
──¡Falta poco! ──grita Jake, siendo el viento quién lleva su voz hasta los oídos de los adolescentes de hasta atrás.
Neteyam suspira. Acaricia el brazo del avatar sobre él, como si aquello la fuera a despertar. Observa a Lo'ak, quien lo veía de la misma forma, preocupado.
Ambos sabían que si llegaban a su destino y los na'vi verían que llevaban, lo que podría ser, un cadáver. No les brindarían lo que buscaban.
Un refugio.
Mientras tanto, desde los bosques de Pandora, Coni era detenida por Norm, quien no quería que se conectará con su avatar.
──¡Eres una irresponsable, Coni! ──grita Norm, sin soltar su muñeca.
Coni suelta un gruñido, intentando safarse del agarre de su padre adoptivo. La máquina solo estaba a un par de metros de ella.
──¡Solo es mi avatar, yo sigo aquí! ──chilla la adolescente.
──¡Ir con Jake y su familia sin decirme nada! ¡Te debería de castigar de por vida!
Ambos paran de pelear. Coni se gira hacia Norm, quien la veía bastante molesto. Suelta un suspiro, tal vez no tuvo que irse así de repente, pero aún la seguía teniendo ahí, en carne y hueso.
──Pero sigo aquí, papá. ──murmura caminando hacia él.
Los ojos de Norm se abren grande. Pocas veces la mujer frente a él le había llamado así, la mayoría fue cuando era solo una pequeña de cinco años.
Soltó un risa negando con la cabeza. Un ligero nudo se instaló en su garganta, y lágrimas se empezaban a acumular en sus ojos.
──Tengo miedo de que te suceda algo. Como a tu madre le pasó. Tengo miedo de perderte, Coni. ──murmura el científico.
Él y su madre habían sido buenos amigos; desde que vivían en la Tierra, ambos se conocían.
