Me decido...por ti

Capítulo 8: Apuesta contra la muerte

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—Ignoro los motivos que empujan a una persona para que asesine a su propia familia, pero creo que si Sasuke aún está vivo, es porque en el fondo no pudiste arrebatarle la vida a tu único hermano. —Lo había dicho, sin titubeos, era lo que sentía de corazón y si estaba equivocada, entonces me quedaba el consuelo de que Itachi seguía en silencio.

Seguramente una nube estaba ocultando la luna, porque el rostro de Itachi parecía lívido, como el de alguien que yace con un gran peso y ya está cansado de llevarlo. En todo este tiempo que llevaba compartiendo con él, las rayas de expresión que iban por debajo de sus ojos, no se veían tan marcadas como en ese momento, aun así, una ligera y muy sutil sonrisa adornó su cansado rostro.

No tenía ni la menor idea del por qué esa reacción, aunque me agradó, era la primera cosa que hacía él en todo el tiempo que llevaba secuestrada, que sinceramente me agradaba.

Yo le había mostrado mi cuello para que decidiera que hacer, si morderme o no, pero lo único que hizo fue lo que yo menos esperaba, sonrió... me sonrió.

—¿Me equivoco? —exoré, esperando que Itachi me diera la razón.

—Sólo has atinado en parte —fue su respuesta.

La sonrisa se había ido, y la luz de la luna estaba de vuelta, realzando de nuevo su rostro, sus cabellos y sus profundos ojos.

—Ve a dormir, a menos que deseé recaer de nuevo —dijo.

Yo asentí y él volvió la vista para ver de nuevo a través de la entrada, mientras me acostaba y arreglaba la colcha del futón como era debido, me quedé viéndole con disimulo, ya no sentía tanta aberración hacía su persona, supongo que en mi interior esa sonrisa que me regaló sembró la esperanza de hacerle cambiar de idea, para que no matara a Sasuke. Cerré mis ojos y esa noche fue la primera vez que soñé con Itachi Uchiha.

*****

Me tarde dos días más en recuperarme del todo, la inanición no era cosa de juego, pero ser una mujer con grandes dotes en la medicina me ayudo a mejorar. Itachi brillo por su ausencia durante mi rehabilitación, de igual forma no lo necesite, yo podía cuidar de mi misma. Volví a mi faena, debía unir las piezas de mi investigación, buscar la solución del problema.

Una extensión era lo que me pedía el Akatsuki, pero me metí entre ceja y ceja encontrar una solución, que al final acabe debilitada. Ser médico siempre ha sido un placer para mí, poder ayudar a las personas, a mis camaradas, a mis amigos; eso es un honor y un privilegio del cual sólo algunos pueden gozar. Llevo un deseo intrínseco de salvar, que olvidé las consecuencias de la vida que busco sanar.

Itachi Uchiha, un criminal buscado por la aldea del fuego con un rango S en el libro bingo, tachado por asesino y traidor. Pensar todo eso me originaba una gran apatía, es como si deseara ayudar a una hiena sabiendo que más adelantes se comerá a desenas de animales inocentes.

Pero quizás el calificativo no sea hiena. Buscar el brillo en las personas más oscuras no es tarea fácil y aquí estoy yo, malgastando mi tiempo en ello. Trabaje con mayor precaución, me levantaba temprano, desayunaba lo que hubiera en la cocina; siempre había fruta fresca, sabía que Itachi las colocaba ahí, muy atento de su parte. Estudiaba algunos manuscritos que Orochimaru había dejado atrás, temas sobre mutación y clonación porque al parecer había abandonado material básico y algunas otras cosas interesantes.