Iraide Cullen

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Capítulo 2

Kalen

— Estoy llegando tarde a clase.— Es lo primero que se me ocurre, aún sin voltearme a ver.

— ¿No te volteas a verme mientras me hablas?— Me cuestiona con un tono de voz suave, cuando en verdad es amenazante.

Automáticamente, me giro y la miro.

Como siempre, despampanante. Ella es Indira Johan, un chica esbelta llegando fácilmente a los 1'75, siendo más alta que yo, cabello oscuro azulado cayendo en ondas por su espalda, su tez es morena, sus ojos son de un marrón caramelo precioso, sus labios son grandes y rosados, sus pestañas largas y lisas... Sus caderas son anchas, sus pechos son bonitos, sus piernas son largas... ¿Físicamente? Un diez. ¿Personalidad? Un cero.

¿Porqué digo que su personalidad es una mierda? No tardaréis en notarlo.

— Me voy a clase.— Aviso.

Ya habiéndoselo repetido y habiéndola mirado como quería espero que esté notando mis ansias por marcharme, pero claro, a pesar de que ya llevamos un año conociéndonos, yo también debía saber que eso no se lo iba a tomar bien y que esa no debía ser mi forma de hacer las cosas.

Esto parecía una película. Nosotros éramos los personajes y la gente de los pasillos los espectadores.

— Kalen, ven, vamos...— Dice tomando mi mano, ignorándome por completo, y enlazando sus dedos con los míos.— Vayamos juntos a clase.

— No, espera, es que...— Trato de negarme, pero empiezo a ser arrastrado por ella.

— He pensado en que esta tarde me podrías acompañar a ir de compras, ir al cine, cenar...— Enumera en lo que va caminando.— No, mejor no. Me olvidaba que no te gustan los sitios con mucha gente.

— Indira...

—  Antes de que salgas de clase espera a que venga a recogerte, no me gusta no saber dónde estás o dónde vas.— Le oigo decir, con queja.

¿Porqué me hace esto? Pues ni yo mismo lo sé. Este método enfermizo de hacer amigos no lo entiendo.

— Esta es mi clase.— Digo soltándome de golpe de su agarre.

— Vale.

Tomo el pomo y doy por hecho el paseo, dándome la vuelta, en eso vuelvo a sentir como me toma del brazo y me voltea, rápidamente envolviendo sus brazos en mi nuca y besando mis labios. No hago el molesto intento de apartarla ni de moverme. Solo me quedo tieso ahí acostumbrado a este tipo de acciones por su parte.

No me gusta esto.

— Nos veremos luego.— Se despide, guiñándome un ojo.

¿Qué gana haciendo esto?

🔱🔱🔱

La clase apenas había empezado cuando desde mi asiento de siempre, el de atrás del todo, en la esquina, al lado de la ventana, puedo oír como la puerta es tocada y más tarde abierta tras el permiso de la profesora, Gertrudis, se adentra una chica de cabellos dorados que enseguida llamada mi atención, por primera vez.

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