EPÍLOGO

232 26 5
                                    

Riendo se hace, llorando se paga...

El tiempo pasaba muy rápido, día y noche, sol y luna, luz y oscuridad... Día tras día. Hoy, como muchos otros, era un día nuevo en el pueblo de Reira, un pueblo rodeado por bosques, bosques grandes, espesos, llenos de verdes, amarillos, naranjas y rojos, lleno de animales inofensivos como lo serían los ciervos, los conejos, las ardillas, los colibríes... Bosques que hacen aún más grande su belleza acompañado de esos lagos azules y cristalinos, y sobretodo ahora, ahora que las construcciones de lo que iban a ser hoteles habían terminado de venirse abajo y la naturaleza había tomado como suyo lo que una vez el hombre había destruido.

El pueblo, de nuevo, había vuelto a lo que era suyo, es decir, el comercio, la ramadería y ganadería, lo que pudiese ser el turismo no era suyo. Cuanta calma, cuanta tranquilidad... Por fin habían vuelto esos momentos de paz a este pueblo.

¿Y a qué se debía esta paz? Buena pregunta.

Todo se remonta a años atrás, años donde cuyo pueblo parecía haber caído una poderosa maldición, dado que desgracia tras desgracia ocurría y todo ello se había desatado con el fallecimiento de un inocente, el fallecimiento de un joven que dejó sobre la mesa varios trapos sucios que se estaban ocultando. Tras saberse la verdad tras ese fallecimiento, que realmente se trató de un homicidio. Y eso nos lleva a preguntarnos: ¿Quiénes eran los culpables? ¿Están libres? ¿Los atraparon? ¿Los habitantes del pueblo quedaron tranquilos? ¿Y sus familiares? Estas preguntas nos llevan de vuelta al presente con vivencias del presente.

🔱🔱🔱

Levi

Con la mirada baja y pasos cortos, el linea recta las personas privadas de libertad nos dirigimos hacia el comedor con los guardias a cada lado de la fila, vigilándonos, con rostros serios e intimidantes como siempre, cerciorándose de que ninguno adelante al otro o que no se inicien conflictos.

Sí, ya habían pasado 7 años desde lo ocurrido y ahora me encontraba pagando por un crimen que, aunque es jodido, por supuesto que cometí.

Ahora, a mis 25 años, recuerdos del pasado vienen a mi, haciéndome recordar mi vida lujosa llena de coches, mansiones, fiestas, alcohol. poder, riqueza, autoridad... ¿Y ahora? Ahora ya no hay nada de eso, solo hay cárcel, encierro, olor a humedad, a sudor, a viejo... No tenia cadena perpetua pero, maldita sea, los 28 años que aún me quedaban para permanecer aquí los sentía como estar siendo enterrado sin siquiera necesidad de ataúd, sintiéndome ahogar por la tierra cada vez y cada vez más. Pensar que cuando al fin salga estaré en mis cincuenta. Mierda, ¿En serio?

Lo acosé, golpeé, amenacé, violé e incité a su suicidio. Todo eso en el periodo de casi dos años y, ¿Por cosa de dos años yo me tenía que quedar encerrado 35 años? No me jodas. Esto no es equitativo.

¿Qué más daba una vida más o una vida menos? Al fin y al cabo nadie notaba su mísera existencia. Deberían premiarme, dado que yo le di más color, más acción a su patéticamente y monótona vida. ¿Con esto se me agradece? No me jodas, prefiero la muerte.

Mis padres ante la repercusión de mis actos y ver que no había solución aún si querían pagar millones de euros para mi liberación y el eliminar pruebas, evidencias e información que pudiesen ofrecer los medios, terminaron por darme la espalda. Es más, ni vienen a ver a su hijo mayor. Gracioso, ¿No? Lo único en lo que si me ayudaron es en pagar al directo de este centro penitenciario para que los reclusos no supieran qué fechorías cometí.

— ¡Oye, camina más rápido!— Me gruñe un recluso llamado El Alacrán.

El Alacrán es un hombre gordo, alto, musculoso, de tez morena, ojos achinados y oscuros, calvo y de olor a sobaco desde muy, muy lejos. Y su nombre venía dado al enorme tatuaje de alacrán que posaba en su cuello. Fácilmente se acercaba a sus cincuenta años quizá. Él siempre está acompañado de su séquito de verdugos.

TE DOLERÁ SER MÍO [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora