Una promesa sin ser una promesa

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Capítulo 11

Kalen

Los días siguieron pasando y ya tan solo quedaban tres días para que me dieran de alta y para que entonces  cogiera mis maletas y me fuese al campo, dando por terminado mi sueño de ser profesor.  Ya me he mentalizado, lo he asimilado y lo he aceptado. Quizá simplemente no nací para hacer lo que quería y mi verdadero camino es el de guiar a las ovejas y cabras.

Estos días he estado intentando recuperarme tanto física como emocionalmente. He ido superando mi miedo a ver personas lastimadas que pudiesen recordarme a las agresiones a mi persona, saliendo y entrando a mi habitación, tomando el sol desde la ventana o desde el jardín donde pasean los pacientes, también he jugado a juegos de mesa con mi enfermera.

Y sobretodo, Iraide sigue viniendo a verme.

Pensé que tras la última discusión que tuvimos no querría volver a verme, pero hasta me trajo galletas y dijo que me entendía. Con entenderme no sé si se refería a lo cobarde que soy para confesarle mis sentimientos o al miedo que tuve aquel día a causa de ese paciente herido, pero sea lo que sea, lo agradezco.

Agradezco que venga, que me haga compañía, que me hable, que me traiga galletas, que me haga reír... Y por otra parte, odio que venga porque hace que mi corazón se acelere tanto con cualquiera de sus acciones, ya sea sonreír hasta algo tan simple como sería que la brisa hiciese volar su cabello rubio.

Me avergüenza sentir tantas cosas y no tener el valor de hacer nada.

Diría que el irme del pueblo me ayudará a apaciguar estos locos sentimientos, pero lo cierto es que ella se está convirtiendo en la única verdadera razón por la que me quiero quedar. Y aunque nuestra relación no vaya más allá, poder seguir disfrutando de su presencia.

Luego también tenemos a Indira, quien después de nuestro último enfrentamiento no ha vuelto y no he vuelto a escuchar nada de ella. Cualquiera diría que eso me tranquiliza, pero precisamente no escuchar nada de ella es lo que me pone más ansioso, dado que realmente me amenazó y estaba furiosa.

Siempre supe que ella no llevaba bien el rechazo.

Para ella, toda la culpa la tengo yo y ella nunca es causante de nada.

Hasta me llamó gay.

Ya no quiero pensar en ello. Ella no sabe que me voy, quizá si dejo que el tiempo pase, para cuando quiera herirme ya no me encuentre aquí. Y si no es así, como otras veces, me levantaré, sea como sea.

Le conté de su llegada a Iraide, habiéndome propuesto abrirme más con ella si quería llevarme el bonito recuerdo de nuestra amistad conmigo, obviando las cosas de las que hablamos, solo dándole a entender que—como siempre—, todo había acabado mal y solo para quitarle peso al asunto le pude decir que esta vez no hubo agresiones por su parte y obvié todo el miedo que sentí en ese momento y cuánto deseé que algún profesional del hospital o incluso ella nos interrumpiera aquel día.

🔱🔱🔱

Iraide

— Es que mira como te mira.— Musita morbosa mi compañera de mesa, Isabelle, mirando de reojo a mis espaldas.

— Quizá te está mirando a ti.— Le resto importancia, en lo que sigo metiendo libros en mi taquilla.

— Más quisiera.— Murmura ella, muerta de amor por el chico.

TE DOLERÁ SER MÍO [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora