Oscuros deseos

162 24 11
                                    

Capítulo 14

Nota de la autora: Quiero dar aviso a que este capítulo contiene escenas realmente fuertes. Si eres una persona sensible, no  recomiendo que lo leas. (+18)

Iraide

No iba a perder más el tiempo, ya habíamos perdido bastante recorriendo todo el hospital y no encontrando una mierda, por eso mismo es que había llamado a quienes debían hacer su trabajo, la policía. Y era quince minutos más tarde en los que me estuve muriendo de los nervios en los que les veía acceder al hospital con sus trajecitos, sus bates y armados, con toda la calma.

— Hemos venido porque hemos recibido una llamada...— Antea de que diga algo más el oficial, lo interrumpo.

— He sido yo.— Doy un paso adelante.— Mi amigo a desaparecido.

Su compañero saca un bloc de notas y va apuntando.

— ¿Quién es el desaparecido?

— Kalen Michael, un chico de mi edad, dieciocho años. Es más o menos de mi altura, pelo rubio, ojos azules, pies trigreña, según su enfermera llevaba un chándal gris con capucha. Se supone que hoy le daban el alta por lo que me esperaría a mi aquí en recepción.— Voy dando detalle tras detalle. — Solía ser víctima de bullyng, razón por la cual fue hospitalizado aquí y...

Alza la mano ordenándome que me calle.

— Vas muy rápido.— Se queja, haciendo una mueca de molestia.— ¿Qué relación tienes con el desaparecido?

— Dije que es mi amigo.— Digo lentamente, manteniendo la calma o intentándolo.— ¿Puede saberse que mierdas importa? Te estoy diciendo que ha desaparecido.

— La denuncia debería realizarla un familiar, eso primero. Segundo, ¿Cuánto tiempo ha pasado?

Miro mi reloj de muñeca.

— Dos horas casi.— Contesto.— ¿Eso también que importa?

—Debe pasar un mínimo de 24 horas. Que nos llamen sus familiares si pasan esas horas y su amigo sigue sin aparecer.— Dice y lo da por terminado.

Mi boca cae al suelo escuchando como se niega a hacer su trabajo por algo como eso. La sangre me empieza a hervir y empieza a circular por mis venas aún más rápido, acelerando mi corazón. Cierro mis puños y si no fuera porque Karina me toma del antebrazo ya me hubiese tirado sobre el señor que se hace llamar agente de policía.

— ¿Sí un ser querido para usted también desapareciera esperaría 24 horas? ¿Podría siquiera dormir durante la noche sabiendo que esa persona quizá no vuelva? — Cuestiono dejándoles notar mi ira en lo que el agente y su compañero se van retirando.

Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos por la rabia, el enfado, la impotencia y el miedo. En ello, por la puerta acceden corriendo quienes sí son la familia de Kalen, dado que—también— por Instagram llamé Kelly, quien es su hermana menor y supongo que ella se ha encargado de hacerlo saber a sus padres.

Después de la primera impresión que me llevé de quienes son los padres de Kalen, vuelvo a sorprenderme cuando esta vez ambos acceden con suma preocupación, con rostros angustiados y hasta asustados.

TE DOLERÁ SER MÍO [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora