Hyunjin era un respetable hombre de negocios. Serio, imponente y arrogante.
Seungmin aún estaba en la universidad. Un chico tranquilo, amable y obediente.
Ambos eran completos extraños cuando se casaron, sin embargo la gran química sexual que había...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(3/3)
Hyunjin despertó el domingo con una excelente vista del bonito trasero de su esposo marcado por las palmadas que le había dado la noche anterior.
-Buenos días Hyung -saludó el castaño con la voz ronca, parecía que había lastimado su garganta después de los gemidos que no había podido controlar durante la noche.
-Buenos días precioso -respondió dándole un pico en los labios y pasándole un vaso de agua que el menor agradeció.
Hyunjin sacó el tubo de ungüento y lo esparció por la delicada piel de su esposo dando caricias suaves, Seungmin se quejó un poco por el escozor y el mayor le dio un beso en la frente.
-Lo siento, a veces soy demasiado rudo contigo -murmuró dando besitos en su cuello.
-Lo compensa cuando me mima y cuida de esta manera -dijo con un eyesmile.
Y era verdad, Seungmin se sentía en el paraíso cuando él mayor acariciaba, curaba y masajeaba su sensible piel, le parecía algo realmente atento de parte de su esposo. Le hacía sentir querido.
Querer.
Se sonrojó con violencia al recordar que durante toda la noche, mientras su Hyung lo penetraba ya sea con fuerza o con suavidad, se la había pasado gimiendo y murmurando lo mucho que lo quería, algo que se había vuelto muy común desde que ambos confesaron sus sentimientos hace un mes.
-Me encantaría saber qué es lo que piensas -decía entre besos en sus clavículas el mayor.
-Que te quiero -contestó con valor- y que me gustas mucho.
-Me estás tentando a que no nos levantemos de la cama en todo el día.
-No lo hagamos -susurró nervioso.
Hyunjin lo volteó por completo boca arriba y acarició las suaves y esbeltas piernas, se le quedó viendo con profundidad.
-Entonces quedémonos en cama todo el día -finalizó con una sonrisa que mostraba sus encías.
Seungmin asintió y se dejó hacer. Hwang lo besó con cariño, sin profundizar tanto el beso, solo eran simples caricias que le hacían suspirar, las manos de ambos no podían quedarse quietas, rozando la piel ajena y sonriendo con felicidad.
Hyunjin levantó a su esposo hasta dejarlo encima de él, Seungmin se sintió cohibido cuando su pene comenzó a despertar algo que Hwang no pudo pasar desapercibido haciéndolo sonreír con perversión.
-¿Amanecimos de humor?
-No seas así Hyung, es algo natural -se defendió avergonzado.
-Entonces hagamos algo con esta belleza -murmuró entre sus labios dando un suave toqueteo al miembro del menor sacándole un gemido bajito.
Continuaron besándose con lentitud, Seungmin llevó sus manos a la nuca de su esposo y Hyunjin tenía sus palmas en las caderas del menor, sus largos dedos alcanzando parte de los respingaditos glúteos y subiendo a la cintura para volver a bajar y repetir la acción.
Hyunjin cada día estaba más encantado con las perfectas y hermosas curvas de su pareja, Seungmin tenía una exquisita cintura, amaba mantener sus manos ahí, le encantaba estrujar los esponjoso glúteos y hundirse en las profundidades del menor, algo que hizo suavemente deslizándose lento sacándoles un gemido a ambos por la conexión tan caliente.
-Hyung -susurró bajito- Hyung, más -pidió moviendo sus caderas al compás de las lentas embestidas.
Hyunjin besó la frente, mejillas y naricita del rubio y apretando la fina cintura se sentó con Seungmin a ahorcadas de él profundizando aún más la penetración y ayudándole al menor para moverse encima.
-¡Ah!, ¡Minnie! -gruñó el rubio cuando el nombrado movió sus caderas de manera deliciosa apretando su miembro con fuerza dentro de él.
-¡Hyung! -gimió Seungmin entre sollozos al correrse en medio de ambos y lloriqueo cuando el mayor continuó abusando de su entrada hasta terminar dentro de él.
Hyunjin beso los húmedos cabellos de su esposo mientras este escondía su rostro en su cuello.
-Hyung, me llamaste Minnie -susurró dejando besitos tímidos en la pálida piel.
-¿No te gusta que te diga así? -preguntó acariciando la tersa piel.
