Hyunjin era un respetable hombre de negocios. Serio, imponente y arrogante.
Seungmin aún estaba en la universidad. Un chico tranquilo, amable y obediente.
Ambos eran completos extraños cuando se casaron, sin embargo la gran química sexual que había...
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Chris se despertó al sentir su rostro húmedo, alertado, abrió los ojos sólo para encontrarse a Jeongin besando su cara, el menor al darse cuenta que por fin había logrado su cometido de despertar a su pareja, le sonrió coqueto.
-¿Qué haces Innie? ¿Tienes antojos? -preguntó sonriéndole al chico que se encontraba sobre él, sentado en su regazo.
-Si Hyung, tengo mucho antojo -confesó el menor moviendo sus caderas, logrando rozar su trasero con el miembro aún dormido del mayor.
Chan se tensó un poco y volteó a ver a Changbin, quien aún se encontraba dormido en la otra orilla de la cama.
-No te quería molestar, Hyung, pero Bin Hyung no se despertó por más que lo intenté y yo realmente tengo muchas ganas -se quejó sin dejar de moverse, Chan suspiró cuando sintió su miembro cosquillear y comenzar a levantarse entre las nalgas de Jeongin, quien dormía solo con una sudadera que le llegaba hasta la mitad de los muslos.
-Bien, niño malcriado, mi deber es atenderte como se debe -dijo gustoso tomando al menor de las caderas e incitándolo a moverse más.
Chan sentía que su vida estaba completa, tenía a dos chicos lindos a los que amaba con todo se corazón y se encontraba en la espera de su sueño imposible: un bebé.
Jeongin había cumplido cinco meses de gestación y habían asistido juntos al chequeo mensual de ese mes para revelar el sexo del bebé, el cual no se había dejado, por lo que aún era una incógnita su género, aun así, no le importaba, sólo quería que creciera fuerte y sano.
A pesar de que para Chan era una alegría completa el poder formar una familia, sabía que sus menores aún estaban un poco reacios ante la idea de cambiar pañales y preparar biberones, y no los culpaba, trataba de ser lo más comprensible posible con ambos, los mimaba y consentía en todo momento, cuidaba de su salud y de que se encontrarán cómodos.
-Hyung, concéntrate -pidió su menor con la voz entrecortada y sin dejar de dar brinquitos mientras su pene entraba y salía de él.
-Lo siento, cielo -se disculpó apretando más las caderas ajenas y con la ayuda de sus piernas se impulsó hacia arriba, provocando que las estocadas entrarán más profundo en el doncel.
-¡Ah! -gimió el menor subiendo sus manos hasta sus hinchados pechos (producto de la próxima lactancia que iba a dar) y apretó sus pezones entre los dedos gimiendo más fuerte.
La vista era realmente exquisita, estando a punto de correrse, el mayor dirigió su mano al pene que rebotaba en su abdomen y comenzó a masturbar, Innie apretó los ojos ante todo el estímulo que estaba sintiendo su cuerpo y sin poder evitarlo se corrió en la mano del otro, su respiración errática y su ano aun siendo profanado por el mayor, quien embestía una y otra vez hasta llegar al orgasmo.
Jeongin se dejó caer por completo en el cuerpo de su Hyung, dejaba besitos en el hombro y cuello, susurrando agradecido.
-Wow -la voz a su lado les hizo sonreír divertidos- uno tratando de dormir y ustedes antojando, depravados, ¿cómo pueden dejarme literalmente de lado?
-Te la puedo meter de lado si eso es lo que quieres, Bin -soltó divertido el mayor, Innie se carcajeó y el mencionado lo miró mal.
-No gracias, aun no estoy preparado mentalmente, ahora, háganse responsables de hacerme despertar con esta estúpida erección -mandó señalando la enorme campaña que había en sus pantalones. Los otros dos se relamieron los labios con lujuria antes de degustar semejante pedazo de carne.
Definitivamente el estar en una relación, era lo más bonito y caliente que pudieron haber decidido.
