F A I R Y T A L E- 🏁❤️🏎️ CHARLES LECLERC🏎️❤️🏁

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Mi papá me miraba, esperaba algún comentario de mi parte, pero yo no tenía muchísimo ánimo de conversar. Acabo de despertar y es todo un desafío estar con los ojos abiertos desde tan temprano. Rossie llamó a mi padre lo cual me salvó de seguir bajo aquellos ojos saltones y juzgadores. Metí una cucharada del cereal con leche que desayunaba cuando observé la notificación y vi el nombre de Charles junto a la palomita celeste que caracteriza a las cuentas verificadas, por lo tanto, era él.

‘‘Hola. Espero que estes muy bien. ¿Fred dijo algo?’’ preguntó. Era obvio que mi padre podría intimidar, era su jefe.
‘‘¡Hola! La verdad es que no me ha dicho nada aún… te diré si necesitas correr, aunque no hiciste nada malo. No sé a qué le temes’’.
Bloqueé el celular cuando vi a mi padre dejar su celular sobre la mesa y bufar.

¿Pasó algo? -pregunté

Rossie viajará dentro de cuatro días más.
Acaricié su mano, lamentando que esté extrañando tanto a Rossie. Ambos eran inseparables, pero él debía entender que las mudanzas eran complejas.

¿No te puedes quedar hasta que llegue?-preguntó

-No pá, inicio clases pasado mañana y tengo cosas que hacer -respondí.

Vi su cara que era total tristeza, me gustaría quedarme, pero debía hacer las compras de mercadería y ordenar el desastre que tengo, pues, escasamente había desempacado. Sin dudarlo, inventaría algo para visitarlo, pero debía pensarlo más.

-Bien -habló- supongo que estaré bien… no puedo obligarte a quedarte porque ya estás hecha una mujer y tienes responsabilidades. Lo cual me hace un padre muy viejo y muy feliz.

Me levanté de mi silla y rodeé la mesa para abrazarlo por los hombros y besarle su cien.
- Te voy a visitar -susurré- muy seguido, estaremos muy cerca ¿bueno?

Una risa burlesca salió de su boca y me obligó a observar de qué se trataba tan repentino cambio de humor.

-Me vas a visitar… Mi niña, ¿me vas a visitar a mi o al bobo de Leclerc, eh?

Eché mi cuerpo hacía atrás, y observé su risa picaresca y sus ojos curiosos. No, por su puesto que iba a visitar a mi padre, pero no me enoja si lo encuentro. Pero mi intención es verlo, a mi padre por supuesto.

-¿Qué dices, pá? -susurré- y yo queriendo visitarte para darte cariño…

-No más yo pregunto -comentó- Charles nunca deja una fiesta a la mitad, supongo que debió ser interesante conversar con la hija del jefe.

-Papá, me salvó de una maldita crisis de pánico. ¿Qué esperas? -respondí sería, ofendida- Sabes, debo ir a cambiarme porque el regreso a Milán será bastante abrumador.

Desaparecí de la cocina y fui hasta la habitación cedida para mí corta estadía, guardé mis pertenencias bajo el constante pensamiento de ‘‘¿Me enojé porque fue mi padre quien comentó eso o por qué me descubrieron?’’
No había nada de malo en lo que pasó  anoche, o más bien, no había pasado nada malo. Claro que, me ilusionaba fácilmente y creo, fielmente, que le cause muy buena impresión, pero él se espantaría de mi porque mi padre es su jefe, y un jefe muy gruñón.

Mi pelo seguía algo húmedo por la ducha, mi cuerpo mantenía el calor gracias a un conjunto deportivo de algodón por lo que miré el cielo y combinaba con el clima, quizás caerían algunas gotas cuando vaya de vuelta a Milán.

*

Aún quedaban cajas cerradas en el living, lo único medianamente decente era mi habitación, aunque no tenía colgadores y mis abrigos estaban sobre un sillón. Después de dos horas de viaje, me había dado la hora del almuerzo y en la nevera solo quedaban algunos yogurth y un par de huevos. Debía ir por comida antes de que me acostumbrara a comer en cualquier parte.
Milan era muy bonito, aun no pronosticaban días de nieve y lo agradezco, pues, Hinwil me había regalado nieve en exceso.
Las calles estaban húmedas y las personas caminaban con sus prendas más abrigadas. Cuando entré al supermercado sentí un poco menos de frío, pero me arrepentí por no traer guantes cuando toqué el carro. Estaba tan congelado que por un momento pensé que este había estado en el exterior esperando por mi.
Sería rápido, no tardaría menos de veinte minutos dentro del local. Sin embargo, ciertos productos se me habían escondido y no lograba encontrar ni los frutos secos, ni las pastas precocidas.