F A I R Y T A L E- 🏁❤️🏎️ CHARLES LECLERC🏎️❤️🏁

12

Charles POV:

El timbre sonó, me miré por última vez en el espejo y confirme que no estaba despeinado. En la cocina ya tenía avanzado lo que sería nuestra cena, pero esperaba por ella. Había rentado en un hotel un apartamento, no pensaba en quedarme a vivir aquí, pero tenía seguro que necesitaba de un espacio para mi cuando deseara venir a Milán. Debía dejar de alojarme con Pierre cada vez que venía.

-Voy -grité cuando sentí por segunda vez el timbre.

Al abrir la puerta me encontré con aquella linda chica de apellido Vasseur. Traía un jeans ajustado negro, con rasgaduras en sus rodillas, perfectamente combinadas con unas zapatillas blancas y un chaleco de lana color crema. Su pelo estaba tomado en una desarmada coleta.

-Que hermosa te ves -le comenté.

- ¿Siempre eres tan halagador? -preguntó antes de regalarme una sonrisa.

-Siempre que te veo.

Busqué su boca y la besé sin dudarlo, ella extendió sus labios, formando una sonrisa, cuando los toqué.

Dejó su bolsa sobre un sillón y me acompañó hasta la cocina. Me dispuse a terminar de preparar la cena bajó su atenta mirada. La misma mirada que tenía una chispa bastante peculiar, no estaba brillando como siempre.

-¿Cómo estuvo tu día?- pregunté.

Pensativamente contestó.

-Siempre pudo ser mejor.

-¿Pasó algo?

Sólo levantó sus hombros, no quería decirme.

-Mañana tengo una reunión con tu padre.

-¿Sólo con él? -preguntó

-Si, nos ha citado.

Suspiró con desgano. Algo extraño le pasaba.

-Les presentará a mi hermanastra.

Rápidamente noté que ese era el punto. La palabra hermanastra salió con disgusto de su boca y hasta pudo hacer un gruñido al final.

-¿Y es muy odiosa?

Guardó silencio antes de levantarse y venir hacia mi. Pasó sus manos por mis costillas y hundió la cara en mi espalda, sentí su cuerpo pegarse a mi , y también sentí como deseaba un enorme abrazo.

-¿Pasó algo con ella? -pregunté.

-No aún...

Tapé la olla, donde preparaba la carne y me giré a verla.

Sus ojos estaban mirándome tan profundamente que deseaba que nunca dejara de mirarme.

-Ella es muy guapa.

-¿Y eso qué tiene que ver?

-No lo sé -susurró antes de volver a hundir su cara, pero ahora en mi pecho- no quiero creer que puedas... no sé...

Me separé un poco de ella para poder verla, pero ella se negaba a cruzar miradas conmigo. Levanté su mentón y la obligué a mirarme.

-¿Sabes que noté el domingo en el paddock? -ella me miró con el ceño fruncido- cuantos chicos se giraron a verte, incluso Carlos... pero ¿sabes qué más noté?

Sus mejillas se habían tornado de un color rojizo por la vergüenza.

-Que tú -toqué la punta de la nariz- me miras a mi.

-Charles no...

-Necesitas saber que así mismo te miro yo, que no quiero mirar a otra.

Sus ojos rodaron, pero rápidamente volvieron a posarse en mi.