Nunca imaginé estar conduciendo un Ferrari, y mucho menos del año, por las calles del tercer país que me acogería por un tiempo. Italia, la bella ciudad de Milán me acogería para que yo pudiese terminar lo que empecé en Suecia. Mi introvertida personalidad sólo había logrado hacerme sentir apartada del resto, haciéndome sentir culpable de ser quien soy. No obstante, el nuevo trabajo de mi padre abrió una posibilidad en mi vida de poder dejar Suiza e ir a terminar mis estudios a Milán. Negocios internacionales. Después de ser la pequeña hija de Fred que no sabía resolver una fórmula, ahora estudiaba sólo números.
Los últimos cinco años fueron intensos, terminé mi escolaridad en un internado, mi hermana se mudo a España para ser Artista, mi hermanastra se convirtió en una gran confidente, mi madrastra era una segunda madre y mi padre se volvió el hombre de mi vida. Pasamos de no recordar nuestras películas favoritas a saber hasta cuantos lunares teníamos en nuestra espalda. Nos volvimos partners.
La Scuderia Ferrari, era el sueño de mi padre, su aspiración más grande -y una muy ambiciosa- que yo y todos sabíamos que era capaz de llevar a cabo. Pudo sacar de un hoyo a su antiguo equipo, podría hacerlo con Ferrari.
Hacía unos días que había llegado, Milán y Maranello estaban a casi dos horas. Mi viaje fue rápido si conducía un Ferrari Purosangue. Cortesía del nuevo trabajo de papá. Lo estacioné en uno de los lugares libres y caminé hasta el interior de la fábrica, de inmediato me recibió la recepcionista.
- Señorita Vasseur -habló al verme- Por favor la acompaño.
Sonreí y caminé junto a ella. La fábrica era todo un museo del deporte motor, eran históricos y eso sólo hacía sentirme muy orgullosa de mi padre y su logro.
Al llegar a las afueras de su oficina, ella me sonrió apenada. Mi padre estaba en medio de una reunión. La pobre mujer sólo se disculpaba, como si fuera su culpa.
-Esta bien -le respondí acariciando su brazo- ¿Le puedes decir que estaré en la cafetería?
-¿Sabe donde queda?
- Por supuesto -mentí.
Caminé hacia las escaleras y me puse a observar. Una de las cosas que era muy buena era metiendo mi nariz donde no me correspondía, y estar acá no sería la excepción. La fábrica estaba llena de cosas muy interesantes, trofeos e imágenes que plasman muchísima historia que yo no tenía la menor idea que había pasado. Miré mi reloj y faltaban algunos minutos para medio día. Resoné mis botines contra las blancas planchas de cerámica hasta poder llegar a la puerta final del pasillo. No tenía a nadie vigilando cuando me acercaba a la puerta con dos figuras gigantescas del monegasco que alguna vez pude ver frente a frente. Ya no tenía la cara de ángel inocente, ahora su musculatura le marcaba la madurez de sus ¿qué? ¿24?¿25 años?, a su lado estaba el español Carlos Sainz, ''el perfecto español'' según mi hermanastra.
Al ingresar al salón pude ver todos aquellos modelos de monoplazas que han sido parte de la historia, cada una contaba con una placa que explicaba los hechos más importantes. Nombres como Felipe Massa, Fernando Alonso, Michael Schumacher, Alan Prost, entre otros. Sin embargo, me detuve a leer la placa de Kimi. Era gracioso saber que para muchos era considerado el hombre más frívolo y yo tuve el privilegio de verle vestido de Mickey Mouse para el cumpleaños de su hija. Ese hombre tenía más sentimientos que muchos seres humanos de esta tierra.
Seguí a la siguiente placa y leí aquel reconocido nombre, Charles Leclerc. No había empezado cuando su voz me interrumpió.
- Hola ¿Estás perdida? -preguntó a mi lado.
Pude levantar la mirada, conocía su belleza y sabía que seguía siéndolo. Estaba nerviosa de volver a verle la cara.
-La verdad es que no -respondí- sólo estaba paseando.
Su figura camino en mi dirección y se posó a mi lado, observó la placa y comentó
-Este modelo no era el mejor, pero le tengo mucho cariño.
Era evidente que él no me recordaba y no lo iba a culpar, había cambiado mucho desde la última vez que lo ví. Primer punto, ya no tenía quince sino que estaba cercana a los veinte. Segundo punto, mis brackets ya no existían. Tercer punto, había sumado algunos centímetros a mi estatura. Último punto, mi cara se había alargado y ya no parecía una ardilla.
-¿Debo suponer que tiene una linda historia? -él asintió a mi pregunta- Supongo que eres Charles ¿no?
Su sonrisa seguía siendo bonita. Elevé mi mano y le saludé, no era capaz de estar más cerca que eso.
- Fue con el monoplaza que ganamos en Monza -susurró con melancolía- jamás en mi vida me había sentido tan feliz.
- No puedo imaginar que se siente estar allá arriba -comenté mirando con admiración el carro- es decir, toda esa gente celebrando y gritando tu nombre... a mi sólo me daría mucha vergüenza.
Más que un comentario, había sido una confesión. Siempre fui callada, a menos que me tuviera que defender, y eso hacía que la multitud me intimida muchísimo.
Lo miré y él sostenía una mirada curiosa sobre mi, pero era muy idiota de mi parte creerlo.
-Sientes como si tuvieras un artificio en lugar de un corazón.
Sonreí por la comparación. Seguro debía ser así. Y como siempre, mi padre llegó en el mejor momento. Llenando el lugar.
¡Hey! Aquí estabas..estaban.
Sus ojos oscuros miraron a Charles y a mí, ambos de pie frente al monoplaza de hace dos temporadas atrás. Rápidamente mi padre beso mi mejilla y yo enrrollé mi brazo al de él. Mordí mi boca cuando vi la impresión de Charles cuando Fred le comentó haber conocido a su pequeño bomboncito, es decir, yo. Tan impresionado que sus ojazos podían casi caer de la cara.
- La verdad es que... no, no recuerdo que tuvieras una hija.
-Es la menor -agregó mi padre y yo dejé caer mi cabeza en su hombro, con una pinta angelical.
Levemente sus labios se separaron ¿quería decir algo?no tenía idea, pero de lo que sí tenía conocimiento era que estaba impactado.
- Qué... ¿tú eres...
- Elliete Vasseur. -respondí.
Una chispa se prendió en sus ojos, la sangre volvía a recorrerle el cuerpo por el impacto. Jugueteó con mis llaves mientras le veía los ojos, como si mi padre no estuviese ahí.
-Llegó hace unos días, estudiará en Milán -comentó mi padre.
- ge...ge...genial -tartamudeó-saben... ir a... debo almorzar.
Tan rápido era en los autos, tan rápido como se fue. Reí en mi interior cuando mi padre lo observó confundido. Caminé junto a él mientras terminamos de recorrer la fábrica. Era imposible no recordar su cara, estaba en todas partes, colgado en la pared, colgado desde el techo, posicionado en un vitrina o en tamaño real. No lograba controlar mi risa cada vez que pasaba por alguna de sus imágenes, era como si él me viera cada vez que pasaba.
-Tengo que pedirte un favor -habló mi padre mientras metía en su boca un trozo de pastel. Le miré y esperé que hablara- el viernes, tengo un gala y Rossie no podrá viajar...¿Puedes venir tú?
-Claro pá -respondí con cierto nerviosismo- claro que sí...
- Eres la mejor nena.
No sé si era buena idea, yo sufría en la multitud, pero mi padre necesitaba de apoyo y yo no me negaría. Sería sólo una pequeña gala, una que sería su compañía, pero me limitaba a pensar en sólo eso. Era imposible no pensar en que esa gala me dejaría observar con un bonito traje a Charles. Me conformo con verle.
-¿Qué piensas? -preguntó mi padre sacándome de aquellos pensamientos
- En que necesitaré un vestido ¿no? -asintió- bien, veré que puedo hacer.
Sonreí. Sabía que tenía una misión, una suici da, pero una misión de todos modos.
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F A I R Y T A L E- 🏁❤️🏎️ CHARLES LECLERC🏎️❤️🏁
Fanfiction''Lo qué es para ti, te encuentra'' Fanfic Romantica Historia corta basada en Charles 2- ONESHOT F1