0- Nuevo Crush.

2K 55 14
                                    

(Agosto, 2018)

Bajé del auto, con las mangas de mi camisa hasta el codo, la pequeña soza institucional la había dejado dentro del auto al igual que mi bolso. Fue un pequeño error y ahora estaba siendo condenada como una criminal. Dos horas y media de viaje para ir directo al despacho de mi padre. Estos cinco años han estado llenos de grandes situaciones, vivir por primera vez con mi padre era todo un desafío y sin dudarlo, prefería sus visitas mensuales. Sin embargo, la inesperada muerte de mi madre hizo que mi hermana y yo nos tuviéramos que mudar desde Francia a Suiza, desde Paris a Hinwil.

Mi padre, Frederic Vasseur es un reconocido ingeniero y director de una escudería de la Fórmula 1, yo sólo sé que se trata de muchos autos corriendo a mucha velocidad, no le veía la entretención. Era más de ver fútbol.

-Te espera -me anunció su secretaría

Rodeé los ojos y suspiré antes de abrir su puerta y ver aquellos ojos furiosos. Estaba en problemas, en serios problemas, y entendía, pero sólo me había defendido.

- ¿Qué hiciste, Elliette? -preguntó.

Me senté en el sillón que daba hacia el ventanal y me limité a responder.

-Hola papá, también me da gusto volver a verte -lo observé fijamente- después de tres meses.

Suspiró culpable, y me regaló una fría sonrisa.

- He tenido trabajo.

-Yo he tenido problemas en la escuela.

Se levantó de su silla para sentarse justo en frente de mi y tomar mi mano. Le dió una suave caricia y pude entender su furia. Tener una hija de quince años, otra de diecisiete y volver a vivir con ellas después de casi diez años, era un desafío que asumió con toda la responsabilidad. Él tenía una nueva esposa y una hijastra, pasarón de ser tres personas a ser cinco, aún nos estábamos conociendo.

-¿Qué pasó, cielito? -preguntó

-Estoy cansada -susurré- lo mismo de siempre.

- Sabes que esa cicatriz es lo que te hace hermosa -susurró.

-Esa cicatriz sólo me recuerda que pude morir.

Y era cierto, una cicatriz que abarcaba desde el centro de mi abdomen hasta mi ombligo, cada día era menos notoria pero existía y me recordaba que si no me hubieran operado estaría muerta.

- Hablaré en la escuela. Este fin de semana te irás conmigo a Italia.

No era un partido del PSG contra el Olympique de Marseille, pero me era bastante gracioso ver a mi padre enojado con unos cascos gigantescos, al parecer sus pilotos no eran los mejores.

-No Sabrina -reclamé a mi hermana por mi celular- No tengo la menor idea quien es,ni pretendo conocerlo.

Miré a mi padre que me llamaba con sus manos y le colgué. No andaría por todo este tránsito de personajes famosos y bien cuidados que, además, iba acompañado de personas que podían ser sus familiares, amigos y parejas, no iba a interrumpir su vidas sólo por la locura de mi hermana con tal Kevin Magnussen.

-¿Si? -dije al llegar y ver que conversaba con sus colegas- ¿Me llamabas?

-Cariño, iremos a comer.

Asentí y me agarré de su brazo, traía un lindo vestido lila con unas zapatillas blancas, pero veía a todas aquellas lindas chicas que me llevaban por lo menos unos diez años luciendo tan divinas que sólo miraba al suelo. Me daba vergüenza, mis brackets y la falta de color moreno en mi palida piel. Suiza no es el mejor país para poder tomar color.

-Pide lo que quieras, haré una llamada. -comentó mi padre.

Como siempre, mi padre se colgó el teléfono y podría estar ahí minutos como horas. Sin embargo, quien daba la comida esperaba mi respuesta. Y siendo realistas, yo ni siquiera confiaba en la comida que podian servir.

- ¿Ratatouille ou Quenelles?

Una voz masculina que estaba junto a mi, me preguntó. Miré con vergüenza y observé que se trataba de un chico, debía ser un ingeniero o alguien. Tenía bellos ojos y una muy linda naríz.

- No tenemos Charles -interrumpió quién entregaba la comida

-Está bien -hablé- una ensalada césar para Fréd y para mi una ensalada pero agregale un trozo de carne.

El cocinero asintió y trajo los platos. Le sonreí a quien había intentado hacerme sentir cómoda. Tenía un excelente francés.

-Fred no come ensaladas -susurró.

- Por eso tiene un horrible colesterol y un humor... ufff.

Cogí las bandejas negras que estaban frente a mi y la llave a una mesa donde estaba mi padre. Besé su frente y le entregué la ensalada sin la carne, haciéndolo gruñir. Era por su bien.

Volví a mirar hacia el mesón para ver si tenía la suerte de ver nuevamente al chico, pero se había esfumado rápidamente.

Ya estaba dentro del auto, mi padre no dejaba de hablar con uno de sus colegas. Yo comenzaba a tener frío, quería ir al hotel de una buena vez. Así que me bajé del carro y sentí la brisa golpear mis brazos, temblé sutilmente y sentí como mi piel se erizó.

-Papá -le llamé.

Los ojos de mi padre no eran lo único que habían captado mi llamado, sino que sus colegas también. Uno extremadamente rubio y el chico del almuerzo.

-Hija -susurró- ellos son los pilotos, sólo dame cinco minutos.

-Bien -respondí cabreada.

-¿Y la carne del almuerzo estaba buena? - preguntó Charles.

- Buenisima ¿no, pá?

Volví al carro riendo. Mi padre se quedó con ellos unos minutos más hasta que finalmente llegó al carro donde realicé la primera pregunta.

- ¿Quiénes eran? es decir, sé que son los pilotos pero...

-Oh Marcus Ericsson y Charles Leclerc.

- Marcus es el suizo y Charles...

-Monegasco.

Creo que por primera vez tenía un buen crush, dejando fuera a Justin Bieber, a los cinco miembros de One Direction y a mi actor favorito, Tom Holland, este podia verle si me proponía ser adicta a la fórmula 1 y si mi padre tenía la delicadeza de invitarme nuevamente a ver los GP. Eso no me creaba ningún tipo de ilusión, él era codiciado, le rodeaban chicas de su edad... yo sólo era una adolescente y ya.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Y como todo es posible, tomé el riesgo de iniciar dos historias. Estas es la segunda. Espero que les guste. ❤️❤️


F A I R Y T A L E- 🏁❤️🏎️ CHARLES LECLERC🏎️❤️🏁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora