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—Reyna, cualquiera de ellas te puede llevar al campamento.

—¿No vendrás?

Percy sabía que a Reyna poco le importaba lo que él hiciera, si es que eso no afectaba a otras personas a su cargo o a ella misma, sin embargo, por esta ocasión Percy se sintió extraño porque ella haya puesto en duda su decisión de no acompañarla. La chica estaba siendo respaldada por dos grandes guerreras de su mismo calibre, ¿por qué lo necesitaría a él?

Como nunca lo había hecho, una pequeña alarma mental se encendió en su mente, sospechando. Tal vez lo que sucedía en Nueva Roma estaba siendo... Bueno, si Reyna estaba pidiendo ayuda, seguramente era algo grave. Muy grave. Diablos, Annabeth sabría qué hacer en esos momentos. Pero, él ya no podía teñirse a más responsabilidades ni era Annabeth como para intentarlo. En el campamento, podía haber personas que le ayudaran con su problema, mucho más capaces que él, por lo que, no importaba si iba o no.

Percy se repitió varias veces el porqué no podía aceptar, el porqué no podía regresar a ver qué había pasado con Arabella o con Rachel, si Annabeth le había dejado algo a él para que fuera a buscarla o algo así. ¿Por qué no había podido ser más astuto al usar los polvos de las cazadoras para que no lo siguiera la Furia? ¿Por qué no había podido estar en una situación más tranquila para escucharla? Iris no volvía a tomar su llamada y eso no le agradaba.

—En serio, chicas, no puedo ir con ustedes.

Se levantó del suelo y notó que el ambiente se había puesto tenso de repente. Las tres lo miraban demasiado serias para su gusto. No sabía bien si lo estaban juzgando por su decisión, lo cual sí que era posible. Aunque, entendía las razones de cada una. A ninguna le caía mejor él que Annabeth, porque con Clarisse había hecho un equipo poderoso durante años en Captura la Bandera, porque Thalia era su mejor amiga de la infancia y porque Reyna sentía que él, en comparación a ella, no entendía lo que era ser pretor, aún cuando ella ya no lo era; sin embargo, él había sido una parte importante de la vida de Annabeth también. Y, admitámoslo, él tendía a ser el primero en intentar i a rescatarla si algo le pasaba. Era claro que esperaban que les ayudara con eso.

—Casi te arrancan la cabeza, no puedes estar solo. —Mas, la persona quien más lo quería detener de irse por su cuenta era Grover.

Percy le transmitió a Grover la molestia que le causaron sus palabras a través de su vínculo.

Había pocas cosas que le causaban más molestia a que le dijeran que no podía cuidarse solo cuando lo había estado haciendo durante años. Claro que podía luchar con los monstruos, era un luchador, era...

Grover le regresó un ceño fruncido.

Entendía que Grover era su amigo y quería detenerlo porque quería cuidarlo. Exactamente, por eso mismo era que debía de entenderlo mejor (o por lo años en que había trabajado juntos o por su estúpido enlace emocional, atájenselo a lo que quieran). Él sabía perfectamente qué estaba en juego.

—Yo tengo una misión que cumplir, ya lo saben, no puedo simplemente esperar a que las cosas se solucionen antes de esto. Por eso...

—De acuerdo. —Clarisse LaRue dándole la razón era un evento terriblemente extraño, tanto así que lo hizo tragarse sus palabras—. Haz lo que tengas que hacer. No te lo impediré, te doy mi palabra, sólo vine aquí para decírtelo en persona, Annabeth Chase se fue del campamento, no ha vuelto y todo se ha vuelto un caos, peor de lo que era antes de que te fueras tú. Sé que las cosas no son mejores aquí, pero, eso sí, cuando termines regresa con nosotros. No dejes que los monstruos te pulvericen.

—Jamás.

Eso era lo más cercano a amistad que habían tenido. Ni siquiera las pequeñas misiones en las que se habían topado de casualidad y apoyado llegaban a eso.

ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora