Colisión

53

Había una voz, llamándole.

No sabía qué decía, pero, la sentía. ¿De dónde venía? No sabía. 

¿Dónde estaba? Ni idea. No veía nada. 

No sentía nada, sólo la voz, una brisa cálida. 

Espera, entonces, hacía frío. Sí. Debía de haberlo. ¿Tenía más sentido que hiciera frío si eso le proporcionaba calor? Tal vez. Algo se le removió. Entonces, sí tenía sentido.

Hacía frío. La voz lo siguió llamando.

El trueno. ¿El trueno? Sí. Resonó por las pareces. ¿Había paredes?

Intentó abrir los ojos. Los sentía. Los sentía pesados, como con sus párpados pegados entre ellos. ¿Qué era todo eso? ¿Por qué no los abría? Deseó hacerlo. Intentó hacerlo. No veía nada más que un gris desenfocado.

Olía a lluvia. ¿Estaba lloviendo o había llovido? ¿Había un tiempo? ¿Un antes, un ahora y un después?

Hacía frío debajo de él.

¿Podía gritar? Tal vez no, pero, si era lo contrario entonces lo hizo. Algo menos frío y viscoso, mojado, se sintió cerca de él. 

Quiso buscarlo con la mirada. Gris, gris, gris. Mirada desenfocada, inútil.

Inútil.  Incompetente.

Gris. Gris. Gris.

Negro.

¿Negro? Negro. Una mancha delgada de negro ente el gris. ¿Era eso? Tal vez.

La voz, la escuchaba más cerca. La escuchaba mejor al ver el negro.

V.

E.

N.

¿Ven? ¿A dónde?

Intentó moverse. Su cuerpo, tenía uno, le pesaba, demasiado. ¿No podía moverse?

V.

E.

N.

Quiso responderle. ¿A dónde? ¿Por qué? ¿Cómo? Su cuerpo pesaba.

Su cuerpo hormigueó con desesperación. Pesaba.

C.

A.

¿Ca? A qué se refería. ¿Qué empezaba con "ca"? ¿Era el inicio? ¿Le intentaba decir algo más?

S.

A.

No entendía. Tal vez sería mejor ignorarlo. Dejar de intentar enfocar la vista. Ignorar el olor nítido de la lluvia, el sonido de los truenos retumbando a lo lejos. Debía de ignorarlo, sí. Era más fácil.

 ¿Y si cerraba los ojos? Tal vez se llenaría su visión de negro. Eso intentó.

Un dolor agudo atravesó su brazo. ¿Su brazo? Sí, tenía un brazo.

Escuchó un grito. Su propio grito. Dolor. Su cuerpo no pesaba lo suficiente como para ignorar el dolor.

Abrió los ojos. Ya no estaba tan borroso. Se vio la mano, ahí lo vio, lo sintió desde afuera hasta adentro de sí, lo removió. Ahí estaba lo negro. Era delgado, húmedo, y doloroso. Tenía ojos, todavía más oscuros, todavía más profundos. Notó el destello blanco y rojo. La boca, cuando sus colmillos se desprendieron de su piel. El "ssss" arrastrado lo llevó a la conclusión obvia. 

Una serpiente.

Su visión estaba mejor, notando cada detalle. Las escamas, la lengua bifurcada saliendo cada pocos segundos para raspar su piel. Veía su piel. Su mano . Su herida.