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Nico sabía que Percy le había dicho que aparentaran que no se conocían, pero eso era nada más una pequeña forma para romper el hielo, de jugar y no sentir tensión. Nico lo veía como para decirle "lo siento por lo de ayer, no quiero asustarte", sin hacerlo realmente, como un esfuerzo más de demostrar que no era su enemigo. No obstante, Nico escuchaba la voz de Ella diciéndole que no lo hiciera, que sólo le traería problemas.

A Nico no le faltaron ganas de cerrar la puerta y salir corriendo por la ventana, sin embargo, no lo hizo. Las razones eran simples, curiosidad y también sabía que estaba acorralado de momento por esos tipos. Aparte, estaba el hecho de que le encantaría confiar plenamente en él. Había una expresividad curiosa en esos ojos verdes. Y había algo de familiar en la forma en que lo salvaba cada vez, en la forma en que lo miraba y se refería a él. Percy Jackson le había salvado la vida varias veces ya y lo trataba como si fuera alguien que desaparecería en un abrir y cerrar de ojos. Nico no entendía el porqué. Según él nunca lo había visto antes del ataque de las mujeres monstruo. Simplemente no lo recordaba. Hasta había pensado que, tal vez, se lo había topado también vagando por las calles hacía seis años, tal vez lo ayudó alguna vez. El chico se refería a él con tanta familiaridad, insistiendo en que algo los conectaba, un origen que lo hacía sentir todavía más tenso.

Si Percy hubiera dicho mago, brujo, algo similar, se lo hubiera tomado de otra forma. ¿O acaso los americanos se referían a la magia de manera tan rara? Igual, eso no lo tranquilizaba.

—Percy, ¿ya está? ¿Podemos irnos pronto? —Y también estaba el otro, Grover, quien claramente lo veía como una amenaza.

Grover se volteó cuando pasaron al recibidor de la casa. Miró especialmente a Nico de arriba a abajo. Al parecer, había estad terminando de empacar algo en unas mochilas.

Nico apretó los labios y quiso volver a tener el tubo que Percy había lanzado por la ventana horas atrás o su varita, todo sería más fácil con su varita. Un simple confundus, un expelliarmus o un petrificus totallus harían el trabajo si los tomaba por sorpresa.

Nico devolvió el gesto, deteniéndose en la flauta de pan, colgando a un costado. El otro, la cubrió con su mano en cuanto se dio cuenta.

El único lado bueno que le veía a todo eso era que no había tenido sueños y la música mágica de Grover lo habían dejado descansar.

—Eh, Percy, ¿qué hiciste? —Grover siempre sonaba nervioso. Le temblaba la voz especialmente a la hora de finalizar las oraciones.

Nico intentó asomarse para ver qué guardaba en la maleta. Y, si guardaba algo, probablemente era porque quería ya irse de allí o era algo de precaución. Nico sabía que no era de sorprenderse. Grover se movió para impedirle la vista. Nico dejó de intentarlo, pero anotó eso, podía ser peligroso.

—Lo correcto —respondió Percy con simpleza—. Hay que salir. Llamaré a Blackjack.

—Percy, lo intentaste mucho hace un par de horas y no respondió, ¿qué te hace pensar que ahora lo va a ser? —añadió Grover entre dientes. Tomó la maleta y se fue acercando a Percy, como queriéndolo alejar de Nico y tener una discusión más privada.

Percy tomó del hombro a Nico y lo guio lejos de Grover, hacia la puerta. Nico escuchó a al tercero bufar.

Salieron por la puerta de entrada. La casa tenía un pequeño y descuidado jardín con algo de follaje alto que daba abiertamente a la calle. Nico le echó un vistazo rápido a la fachada, y no se sorprendió que de verdad luciera como una casa abandonada, hasta la madera del pórtico estaba astillada. El interior era menos peligroso y desolador, seguía igual de mal decorado, pero, qué le vamos a hacer.

ColisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora