Capítulo 22

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Al salir del trance en el que había quedado por todas estas preguntas y dudas que se habían apoderado de su mente, Kaká salió de la habitación en la que Alves ahora dormía profundamente.

Se quedó unos minutos parado detrás de la puerta, su corazón comenzó a latir fuertemente, nunca había pensado en Alves como algo más que un amigo pero por alguna razón la idea de ser algo más no le desagradaba.

Kaká sabía que no podría dejar a Alves en el estado en el que estaba, en cualquier momento podría despertar mareado o con fatiga y Kaká quería estar ahí para ayudarlo.

Decidió que se quedaría a dormir a pesar de todo, no es como si fuera la primera vez que se queda a dormir, literalmente la habitación de invitados se había convertido en su habitación personal.

Una que otra vez se le quedaba ropa ahí así que tenía algo que ponerse al día siguiente, su única preocupación era Alves y lo que pasaría en cuanto él despertara.

El dormir fue algo que le costó bastante a Kaká, seguía pensando en lo que Alves le había dicho.

Literalmente se quedó dormido pensando en Alves y todos los halagos que alguna vez le dijo.

A la mañana siguiente Kaká se levantó temprano por la mañana como era costumbre pero decidió dejar a Alves dormir más tiempo.

Kaká se duchó y vistió con ropa limpia en lo que esperaba que Alves despertara, seguramente se quejaría mucho al despertar así que sería sencillo saber cuándo lo hiciera.

Y así como Kaká lo predijo Alves despertó e instantáneamente comenzó a quejarse en voz altas y a dar vueltas por la cama.

-Pareces un niño pequeño haciendo berrinches- Kaká dijo viendo a Alves desde el marco de la puerta.

-Siento que mi cabeza va a explotaaaaaar- Alves tomó su cabeza entre sus manos y siguió dando vueltas en la cama.

—¿Por qué me dejaste beber tanto? ¡Eres horrible!- Alves dijo haciendo pucheros.

-¡Intenté sacarte del bar pero no querías!- Kaká se defendió.

-No es cierto, recordaría algo como eso- Alves se cruzó de brazos.

-¿Recuerdas algo de ayer..?- Kaká preguntó tímidamente.

-Emmmmm seeeh-

-Estas mintiendo ¿verdad?-

-Sep- Alves dijo cabizbajo.

-Idiota- Kaká se rió.

-Necesito café para despertar- Alves se levantó de la cama dejando ver que solo traía una camiseta y sus bóxers.

-¿Que le pasó a tus pantalones?- Kaká desvío la mirada sonrojado.

Nunca antes se había sonrojado por ver a Alves bóxers, no era la primera vez que lo veía así, pues Alves duerme semidesnudo a pesar de las visitas.

¿Qué le estaba pasando?

-Ah si, hacía mucho calor durante la noche así que me los quité- Alves dijo desinteresado mientras caminaba a la cocina.

-Entiendo- Kaká comenzó a seguir a Alves intentando no fijar su vista en el trasero este pero no podía evitar que su mirada se desviara momentáneamente.

-Necesito unas- Alves revisaba las alacenas.

-Pastillas- Kaká terminó la frase de Alves y puso unas pastillas para la resaca en el mesón.

-Eres perfecto- Alves sonrió y tomó las pastillas.

Ahora que sabía el significado detrás de esas palabras no podía evitar que tomaran una efecto distinto en él haciendo que su pecho se hundiera y sus mejillas se calentaran.

-Ten- Alves le sirvió un plato con comida a Kaká.

Había estado tan sumido en sus pensamientos que no notó que Alves había calentado algo de comida para ambos.

-Mi favorito- Kaká sonrió.

-Lo sé- Alves revolvió el cabello de Kaká.

Alves y Kaká se conocían a la perfección, conocían mejor al otro que el mismo, podían saber lo que el otro quería con solo una mirada.

Entonces ¿cómo Kaká nunca pudo darse cuenta de lo que Alves sentía?

No entendía como podía haber sido tan ciego, todos los cumplidos y caricias que él había tomado como una muestra de amistad.

Alves de verdad lo quería y se lo había demostrado cada día que habían pasado juntos, ahora él debía devolvérselo.

-Me conoces mucho- Kaká sonrió viendo el plato que Alves le había servido.

-Pues claro- Alves sonrió orgulloso.

-¿Puedo quedarme a dormir otra noche?- Kaká preguntó.

Tenía ganas de pasar más tiempo con Alves, quería darse cuenta de todas las indirectas que antes había pasado por alto.

-Puedes quedarte cuanto quieras- Alves sonrió.

Estaba un poco confundido por la repentina petición de Kaká pero no dudó ni un segundo en aceptar, cuánto más tiempo pueda tenerlo a su lado él sería feliz.

-Espero que no quieras quedarte por lastima- Alves dijo sarcásticamente.

-¿Cómo podría tenerte lástima? Te mereces esa resaca- Kaká sonrió dulcemente.

-Es difícil ofenderme cuando sonríes así- Alves dijo fingiendo enfado.

-Lo sé, por eso lo hago- Kaká volvió a sonreír de la misma manera.

-Eres un chico malvado, ¿dónde quedó tu bondad?- Alves se levantó y comenzó a acercarse a Kaká.

-Ah sido contrarrestada por culpa de tus blasfemias- Kaká apuntó con su dedo el pecho de Alves.

-¿Blasfemias? No sé de qué hablas- Alves dijo fingiendo estar ofendido.

-Tatuajes, pircings, bebes alcohol como loco, siempre estas diciendo malas palabras y tienes un mal comportamiento- Alves dijo en broma con un tono de superioridad.

-¿Mal comportamiento? ¿Acaso esto es mal comportamiento?- Alves comenzó a hacerle cosquillas a Kaká causándole una incontrolable risa.

Alves sabía muy bien que la mayor debilidad de Kaká eran las cosquillas, era muy sensible en esa zona y Alves siempre tomaba ventaja en sus pequeñas peleas gracias eso.

-¡Para para para!- Kaká reía fuertemente.

-¡Discúlpate!- Alves dijo riendo.

-¡Jamás!- Kaká intentó zafarse de las cosquillas de Alves pero solo causó que se cayera de la silla, pero claro, si caía no lo haría solo, antes de caer de la silla sujetó a Alves del cuello de la camisa logrando que ambos se cayeran.

-Auch- Ambos dijeron al unísono.

-¿Estás bien?- Alves le preguntó a Kaká quién se encontraba debajo de él.

-Si..- Kaká notó la cercanía del rostro de Alves y no pudo evitar sonrojarse.

-Oye, sigues en calzoncillos...- Kaká volteó la mirada intentando esconder el gran sonrojo que había crecido en sus mejillas, podía sentir que había algo...duro contra su parte baja.

¿Rivales amantes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora