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—Por qué nunca habíamos salido a tu patio, es muy amplio y bonito.

Los dos estábamos recostados en el pasto, George tenía su cabeza apoyada en mi regazo.

—Es sólo un patio cómo cualquiera.

—Yo nunca he tenido un patio.

—Lo siento, quise decir, es un patio cómo cualquiera de por acá. Creo que eso sonó peor, perdón.

—¿Te gusta el amanecer? —Cambié rápidamente de tema antes de que la charla se volviera más incómoda.

—Me gusta la brisa que corre en las mañanas.

—A mi también.

Hubo un pequeño silencio, ambos mirando el cielo disfrutando de nuestra compañía, yo le estaba haciendo cariño en el pelito.

—Mañana te irás. —Dijo él, se había despertado desanimado por aquello, y aún seguía triste, me costaba entender porqué, tampoco me parecía el fin del mundo.

—Pero tú y yo seguiremos con nuestra relación, además el espacio es importante, no podemos estar todo el tiempo juntos cariño.

—Yo sí podría estar todo el tiempo contigo, te voy a extrañar mucho.

—En vez de estar triste porqué me voy, deberías estar feliz porque es nuestro primer día de novios. —Agaché mi cabeza para llenarle las mejillas de besitos.

—Tienes razón, ¡vamos a hacer algo divertido hoy!

—¿Qué quieres hacer?

—¡Vamos a jugar bolos! Conozco un lugar cerca, y además tienen comida deliciosa.

—Me parece una excelente idea, aunque vas a perder.

—Ja, eso ya lo veremos.

***

El lugar era realmente hermoso, por fuera parecía un edificio antiguo pero dentro estaba lleno de luces de colores y máquinas de tickets para jugar, en el subterráneo estaban los bolos, habían algunas personas jugando pero no estaba tan lleno.
Hace mucho tiempo que no jugaba así que evidentemente perdí contra George, por bastante, después de quedar en ridículo derribando con suerte 5 pinos, nos sentamos a comer papitas.

—Dijiste que eras malo en los deportes. —reclamé.

—Los bolos no son un deporte, genio.

—Sí cuentan cómo deporte.

—No lo creo.

—Veremos que dice google.

—No creas todo lo que ves en internet. —Me dijo con la boca llena, sí que le gustaban mucho esas papas, porque se las comía cómo si fueran a desaparecer del plato.

Cuando nos estábamos yendo, vi una de esas máquinas para sacar peluches, siempre fui bueno así que intenté sacar uno, tuve que meter tres monedas pero lo logré.

—Para ti. —Se lo di a George, era un ajolote amarillo muy tierno.

—¡Wow, gracias, es un ajolote, es un hermoso ajolote verde! Cada vez que lo vea me acordaré de ti.

Salimos del lugar, era fácil caminar abrazado con él porque mi brazo podía rodearlo casi por completo.

***

La noche antes de irme dormimos juntos, en realidad, la mayoría de las anteriores también habíamos dormido juntos, "veamos películas" era una buena excusa.
Aunque esa vez dormimos más pegados de lo normal.

A la mañana siguiente no había rastro de George, era temprano, aún tenía una hora antes de volver a casa, bajé hasta la cocina para llevarme una sorpresa, Gogy me había preparado desayuno, y se veía delicioso, hasta me atrevería a decir que se veía más rico que los míos, habían huevos con tocino, tomate y pan con mantequilla, también té que olía a miel y galletitas.

—¡Wow, Gogy esto se ve delicioso!

—Quise sorprenderte. —Se acercó para abrazarme por detrás, era aún más tierno porque quedó mucho más abajo de lo esperado.

—No me dijiste que sabías cocinar tan bien eh.

—Para qué hacerlo cuándo alguien más puede hacerlo por mí.

Ambos nos sentamos a disfrutar el desayuno, tengo que aceptar que sí estaba más rico que los míos, pero no se lo dije.

—Mi madre me mandó un mensaje, dice que llegarán en media hora.

—Oh, debo quedarme a hablar con ella, ya sabes, por lo del dinero y eso.

—Se me había olvidado que mis padres te pagaron para cuidarme, es extraño si lo piensas de esa manera.

—Sí, bueno, necesitaba el dinero, pero al final conseguí algo mejor.

—Cuándo te paguen y eso ¿Seguiremos siendo novios verdad?

Otra vez más, volvía a dudar de mí, y ya me estaba pareciendo un poco obsesivo.

—Por supuesto Gogy. —Rodé los ojos.

—¿Me lo juras?

—Te lo juro, ¿qué sentido tendría sino habernos hecho novios George?

—Lo sé, tengo mucho miedo de perderte.

—Eso no va a pasar.

—Prométemelo

—Te lo prometo Gogy, te llamaré apenas llegue a casa si te hace sentir mejor.

—Sí, bueno tal vez podría preguntarle a mis padres si te dejan quedarte un par de días más, no creo que les cuente de lo nuestro aún, pero pudo decir que me siento muy sólo y tú me haces compañía.

—Amor, necesito volver a casa, te prometo que nos veremos casi todos los días, y vendré acá cuando quieras.

—¿Si te hubieran pagado más te habrías quedado más días?

—No. Tengo que preparar las cosas para la escuela, además, tú sabes que me quedaré contigo mil veces más, y no cobraré ni un centavo por hacerlo, porque te amo mi Gogy.

George se levantó de la silla para venir a sentarse en mis piernas, me abrazó tan fuerte, cómo si tuviera miedo de que me escapara.

—Clay, te amo, te necesito, ¡Te necesito acá conmigo! —Escondió su cabeza en mi pecho, sabía que iba a llorar.

—Pero, escucha —acaricié su cabello —la escuela empieza en un par de días, y dijiste que nuestras escuelas estaban cerca ¿verdad?

—Sí, cómo a 10 minutos —Se secó las lágrimas con mi ropa.

—Podemos juntarnos después de la escuela, todo lo que quieras, te iré a buscar todos los días si quieres.

—¿Todos?

—Bueno, no sé si todos, pero la mayoría.

Se lo pensó bien, al final me pareció convencerlo, o por lo menos ya no estaba llorando.

—Tienes razón, no es tan terrible, vivimos cerca, y confío en ti amor —se acurrucó contra mi pecho —pero si me dejas de hablar, te prometo que me voy a matar.

Me quedé en silencio, no lo decía en serio.¿No lo decía en serio, verdad?
Simplemente besé su cabeza y después recogimos la mesa esperando a que sus padres llegaran.

Niñero  [dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora