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El amor llega hacer como un conjunto de varias combinaciones; debes de descifrar cuál es la correcta a base de muchos errores en el camino, abriendo el candado

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El amor llega hacer como un conjunto de varias combinaciones; debes de descifrar cuál es la correcta a base de muchos errores en el camino, abriendo el candado.

Lo'ak no comprendía que le sucedía. Que era lo que sentía estando cerca de Tsireya. Nervios, desvío de miradas, embobes al mirarla. Tantas cosas que le provocaban muchos malestares. Sin ordenarlas, su cabeza era un caos.

Necesitaba hablar con alguien al respecto... Pero ¿Quién? No tenía confianza en sus padres, Kiri desde que llegó se ha encontrado muy fuera de todo, perdiéndose en cada cosa nueva que le dejaba el arrecife. Tuk, siendo tan pequeña, no entendería.

Neteyam. Su única salvación, Lo'ak se tragaría todas las burlas de su hermano mayor tuviera en su extenso vocabulario.

Esa mañana, en particular, Lo'ak salió en busca de Neteyam. No lo encontraba por ningún lado, preguntándose, donde se metía cada vez que no estaba alrededor de algunos de los hermanos.

Un misterio que el muchacho le picaba de curiosidad. Observo como cada Metkayina cumplía con cierta actividad asignada en el pueblo.

Podría ayudar. A lo lejos contemplo como su padre batallaba en montar una feroz criatura. Fracasando como a él le había pasado en el proceso.

Agh, si nos parecemos. Lo'ak no queriendo reconocer tal pensamiento que cruzo en su cabeza, visualizo a lo lejos a una Kiri con una expresión de molestia. Ao'nung se encontraba entre ellos.

Lo'ak no le agradaba Ao'nung, sin querer analizar el porqué de su desagrado, prefirió intervenir en lo que fuera que estuvieran molestando a su hermana.

            - ¿Estás segura? Porque ni siquiera eres una Na'vi - Lo'ak alcanzo a escuchar y ver como tocaban, sin consentimiento alguno de Kiri, sus manos.

            - ¡Oye! Déjala en paz pescadito – sin llegarle a intimidar la diferencia de estatura de Ao'nung, Lo'ak camina con seguridad hacia ellos.

Ao'nung no quería causar disturbios, sin embargo, algo en su interior no dejaba de molestarlo. Sus pensamientos nublados y su carácter tan fuera de su control, que hacer tales comentarios viendo como la causa de su enojo se molestaba ante sus palabras y del resto de los Metkayina, una gran satisfacción lo embriago.

Cuatro, dos de ellos siendo mayores, contra uno; era una total injusticia.

Pero ante la visión de Lo'ak, sería sencillo vencerlos en una pelea. No por nada había heredado la terquees de su padre.

Tan solo un toque más que le dieran al chico Omaticaya, le sería suficiente para iniciar una pelea, sin embargo, Neteyam apareció. Tan ágil, silencioso como lo era, aparto de un empujón a Rotxo y Ao'nung.

            - Ya oyeron lo que dijo – la advertencia en su mirada era tan clara como el arrecife en el cual buceaban – Déjenlos en paz –

Ao'nung no supo cómo reaccionar, la mirada dorada le era tan intensa que lo único que pudo hacer fue levantar sus manos en señal que no haría nada. El respeto hacia Neteyam seguía arraigado como la primera vez que trato con él.

Te veo. Te sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora