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Vivir juntos

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Vivir juntos... La sola idea ponía a Lo'ak en un estado enfermo. Se negó rotundamente la mañana del día siguiente al ver como su hermano Neteyam recogía pacíficamente sin ni un ápice de incomodidad en su rostro todas sus cosas.

Refunfuñando todo el trayecto, ayudando en la mudanza. Quedo maravillado al ver el Marui donde se encontraría viviendo Neteyam.

Soltando varias malas palabras en el lenguaje humano, Neteyam rio entre dientes - ¿Te gusta? – pregunta entrando a su nuevo hogar.

            - Creo que estoy viendo el lado positivo... - Lo'ak observo hipnotizado el lugar. Tan espacioso, más grande que su propio Marui y eso que era para toda la familia, este le doblaba.

Cubierto por tela hecha de los Metkayina, la privacidad era importante para las parejas recién unidas.

Un ligero sonrojo se apoderó en el pequeño mocoso – Ustedes... - trago saliva.

Neteyam lo observo. Tímido, desvío la mirada – Somos compañeros de vida por la gran madre – dejando sus cosas en una esquina, continuo – Además. ¿No estás muy chico para pensar en eso? – quiso revolver sus cabellos, pero se detuvo al instante, contrario a eso, hizo una seña de negación pícara.

            - Pero... -

            - No pienses en eso. Seremos amigos. Solo eso - Lo'ak asintió, no tan convencido.

Ao'nung entro al cabo de unos segundos. Gruñéndose entre sí los dos más infantiles de ese lugar. Neteyam solo negaba divertido. Tsireya llego en un momento indicado, llevándose a Lo'ak de por medio, la pareja se quedó sola en un silencio incómodo.

Neteyam movía su cola inquieta, obligando a su compañero a imitar el gesto. Ao'nung torció su gesto en frustración.

            - Basta – agarrando su cola, pico su estómago, logrando sacudir los pensamientos de Neteyam.

            - Perdón – desvío su atención buscando acomodar sus cosas – ¿Cómo nos dividiremos...? –

            - Lo que es tuyo es mío y lo que es mío es tuyo – palabras tan simples sin ningún significado detrás, lograron que Neteyam se tambaleara un poco.

Dos jóvenes Na'vi sanos, en la punta resplandeciente de la juventud. Compañeros de vida gracias a la gran madre. Sabían que muchas cosas pasarían fuera de su control.

Como ahora, el contacto de sus colas entrelazadas forzando una cálida caricia de la punta hasta la raíz. Les hizo soltar un suspiro satisfactorio. Reforzando sus propias teorías.

Están fritos.

            - Me disculparé de una vez... - un acalorado bochorno cubrió el rostro de Ao'nung.

            - No te preocupes. Entiendo perfectamente. También me disculpo –

El contacto sería inevitable.

Te veo. Te sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora