VI

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Que podrían hacer, más que únicamente obedecer

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Que podrían hacer, más que únicamente obedecer. Jake Sully lleno de frustración de que sus hijos no acataran sencillas órdenes de llevarse bien con los Metkayina, especialmente con los hijos del jefe. Quería arrancarse la cola.

            - ¿Tú dónde estabas? – Neytiri afronto a su hijo mayor.

            - Te pedí que cuidaras a tu hermano – expreso Jake.

Neteyam buscando una respuesta correcta, Jake lo bombardea sin dejarlo contestar. Repitiéndole todas las responsabilidades que el joven conocía al pie de la letra. No descuidar a sus hermanos.

            - Lo siento, señor – susurro abrumado.

La sorpresa de Ao'nung hacía las palabras dichas de Lo'ak tratando de quitarle un posible sermón de su padre, teniéndolo impresionado. Ao'nung ahora sentía que le debía una a ese muchacho rebelde.

Mordiendo su labio en frustración, elevo su voz - ¡Oye! - Lo'ak giro – Gracias... Lo siento – estático, Ao'nung lo paso por un costado, repasando en su cabeza, las mil tareas que le quedaban por hacer.

Me sigue molestando. Pasaría un largo tiempo para que aquellos dos Na'vi se llevaran bien

            - Llegamos – Tsireya sonríe orgullosa

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            - Llegamos – Tsireya sonríe orgullosa.

Rocas flotantes sobre el mar, lianas conectándolas indirectamente y un enorme semicírculo de rocas al fondo, yacía los antepasados, abrazados por Eywa.

            - Esta es la caleta de los ancestros, aquí es nuestro lugar más sagrado – Kiri rebosaba de felicidad – El mejor momento para venir es durante el eclipse. Debajo, en las profundidades, yace el árbol de los espíritus – los Omaticaya se sumergieron ligeramente – Sin embargo, el pasto del suelo está conectado de igual manera a Eywa –

Tal dato le recordó al árbol sagrado de su hogar a Neteyam. Tocando el verde pasto con la palma de su mano, una leve vibración hizo que abriera los ojos en sorpresa. Volteando hacia el resto, observo como todos se sumergían.

Luego les diría lo que había presenciado.

Ao'nung sin esperar mucho, conecto su trenza en una de las tantas ramas del árbol. Cruzándose de brazos, escucho pacíficamente las voces de niños y adultos Na'vi. Ladeo una sonrisa.

Te veo. Te sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora