XI

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Tras sentir los primeros rayos del sol, Ao'nung ligeramente fue abriendo sus párpados

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Tras sentir los primeros rayos del sol, Ao'nung ligeramente fue abriendo sus párpados. Tratando de enfocar su mirada, un peso extra inmovilizaba sus movimientos.

Profundamente dormido en una posición muy cómoda, Neteyam se removió incómodo por la luz que pegaba directamente. Ocultando su rostro en el firme pecho de su acompañante que lo observaba cuidadosamente. Suaves resoplidos se escucharon.

Ao'nung en vez de sentir disgusto, una enorme comodidad se apoderó de su cuerpo. Evitando hacer cualquier movimiento, espero a que el pequeño Omaticaya despertara cuando quisiese. Igual, ya llegaría tarde en realizar sus actividades diarias. Qué más daba no llegar.

Volviendo a cerrar sus ojos, no pasaron ni quince minutos que comenzó a sentir de nuevo el sueño, cuando escucho como su padre lo llamaba.

            - ¿Todo está bien? - Ao'nung pego un salto sorprendido. Espantando su sueño.

Neteyam despertó de un sobresalto, con la cola erguida y sus colmillos fuera, buscando cualquier amenaza. Ao'nung lo cubrió en sus brazos.

            - ¡Todo bien, señor! – soltó de una forma desesperada. El susto había alterado a su compañero, activando su instinto protector al notar como Neteyam buscaba con desesperación su cuchillo.

Depositando suaves caricias combinadas con masajes en sus brazos. Neteyam se fue calmando, volviendo a su estado racional.

            - ¡Como no llegabas, pensé que...! – Neteyam gruño por lo bajo.

            - ¡Solo dame un minuto! – escuchando una respuesta positiva, los pasos del Olo'eyktan se alejaron.

            - No pasa nada. Todo está bien – esta vez Ao'nung froto sus hombros.

            - Mierda... No pensé que el vínculo fuera tan sensible – Neteyam restregó sus manos contra su rostro.

            - ¿Sentiste eso? – Neteyam asintió.

            - Fue inevitable no sentirlo –

            - Tal parece que solo reaccionas cuando mi emoción es demasiado intensa –

Neteyam elevo sus hombros, recostándose en el regazo de Ao'nung – Tal parece que si... - su respiración se volvía cada vez más entrecortada – ¿Puedes...? -

Ao'nung entendiendo la indirecta de sus palabras, incluso la vergüenza de poder terminar la oración, solamente poso sus manos nuevamente a sus brazos. Las caricias fueron descendiendo hasta su estómago, donde se detuvo por algunos instantes.

            - Sigue... - Neteyam oculto su rostro entre el cuello y hombro del Metkayina – Se siente bien... -

Ao'nung trago con dificultad su propia saliva. Tales palabras eran peligrosas en la posición en que se encontraban. Un vínculo tan sensible llegando a captar cualquier emoción, sensación u sentimiento. El toque en sus manos, le provocaba un cosquilleo.

Te veo. Te sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora