Pequeñas aclaraciones y detalles:
Neteyam y Ao'nung en esta historia tienen 20 años, ya que es una historia clasificación +18, me crea un poco de conflicto pensar que sean menores.
Yo sé que en Avatar se maneja diferente (creo, no tengo los comics...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Neteyam observaba serio el techo del Marui. La necesidad del contacto físico, cada cierto tiempo, se volvía más insistente. Al principio el joven sufrió de un colapso, no aguantando la enorme distancia con el hijo del mar. Su mal humor fue el punto de quiebre.
Lentamente, el creciente deseo sexual latente comenzó a incrustarse en la piel de ambos. El contacto sexual rasgaba las paredes internas en ambos Na'vi.
Neteyam podría sobrellevarlo a la perfección. Ao'nung era otra cuestión.
En la profundidad de los sueños en la madrugada. El joven Metkayina realizaba sonidos para nada sutiles que encendían la lujuria de Neteyam. Observándolo con necesidad, el Omaticaya pasaba sus manos por el firme pecho de su dormido compañero, subiendo hacia sus labios, disfrutando de las reacciones necesitadas.
No sabía decidirse si sentirse extrañado, angustiado o solamente dejarse llevar por el caluroso momento que únicamente él recordaría. Neteyam torció el gesto en preocupación. Eventualmente, tendrían que tocarse, buscando reconfortarse mutuamente.
Esa imagen le producía muchas sensaciones en su estómago. No es que fuera malo tocar a un chico, si no, más bien, el hecho que fuera el hijo del jefe, le era inexplicable.
Neteyam suspiro. Pudo haber sido peor. Lo dejaba tranquilo el hecho que conocía ligeramente a Ao'nung. Eywa fue misericordiosa. Juntarlos como compañeros de vida, sabiendo sus diferencias. Dejaban a Neteyam mucho que pensar.
Ao'nung se removió entre los brazos delgados. Despertando de su excitante sueño. Sus ojos turquesas se perdieron en la mirada dorada que Neteyam le proporcionaba.
- ¿Qué soñaste? – pregunto. La mirada de Ao'nung se encontraba perdida.
Sin que Neteyam obtuviera una respuesta. Ao'nung acerco el cuerpo contrario. Soltando un sonido de clara satisfacción. Posiciono al Omaticaya encima de él, disfrutando del peso de este. Sus manos recorrieron la espalda baja del joven Neteyam que únicamente atinaba a retorcerse por la intensidad del toque y la sensibilidad que su cuerpo se encontraba gracias al vínculo.
- ¿Estás seguro? Puede ser peligroso – con dificultad, Neteyam trataba de regular su acelerada respiración.
- Solo quiero tocarte - Ao'nung hundió su nariz en el cuello del Omaticaya. Inhalando su fresco aroma, mordió con gentileza su hombro. Neteyam gimió suavemente.
Sin llegar más allá que intensas caricias, el sueño volvió a su sistema, de una forma demandante.
Esta vez fue el turno de Neteyam de experimentar la sensación de tener un sueño húmedo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.