XIII

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No se dirigían la mirada

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No se dirigían la mirada.

Los acontecimientos ocurridos de aquella noche agitada, produjo sensaciones inquietantes en la reciente pareja. Tal comportamiento no paso desapercibido por algunos pares de ojos que los observaban curiosamente. Sentados, formando un círculo cerrado. Kiri quebró el incómodo silencio en su llegada.

            - ¿Qué sucede? – Kiri quien dio una pausada observación, capto el ambiente – Oh... - formo una sonrisa. Neteyam giro a tal ponto que su rostro no se mostrara hacia los demás – Así que... Solamente amigos –

Un tic nervioso atravesó a Lo'ak – Te mataré – a punto hacia el joven Metkayina que lo ignoro completamente. Tsireya rodea la cintura del chico antes que pudiera abalanzarse hacia Ao'nung.

            - ¡No es lo que piensas! – exclama Neteyam apresurado. Su balbuceo lo delato – Bueno... - Lo'ak enfurecía en cada segundo que pasaba – No paso lo que creen, solo... Amm –

Neteyam realizo apresurados movimientos con sus manos, para, al cabo de un rato, ocultar su rostro entre ellas. Por inercia y como si fuera lo más normal, se oculta completamente en el cuerpo firme de Ao'nung.

El Metkayina lo abraza, liberando su estrés, llegando al punto de la relajación. Tener a Neteyam entre sus brazos le era tranquilizador.

            - Tengo una idea – Tsireya hablo – Al clan le falta canastas ¿Qué tal si los apoyamos con nuestra ayuda? – a la sirena le preocupaba lo alterado que se estaba poniendo Lo'ak.

El resto entendió el mensaje oculto. Lo'ak siendo jaloneado por la sirena entre gruñidos y movimientos un tanto exagerados, se fueron del sitio.

Ao'nung y Neteyam se encontraron completamente solos.

Respirando profundamente, Ao'nung elevo el fino mentón de su compañero – Quiero disculparme – Neteyam niega suavemente.

            - En determinado momento iba a ocurrir... Es solo que... No pensé que fueras tan... - apasionado. Piensa tocando a la altura de su corazón acelerado.

            - Tan... ¿Qué? - Ao'nung jugueteo con el sentimiento de vergüenza de Neteyam.

El Omaticaya había estado en una gran desventaja. Ao'nung lo había controlado por completo, sin verse afectado ante los mandatos apoyados por el vínculo. Neteyam se rindió al ver que no movían.

Habiendo cumplido su promesa de no pasar más allá de los límites preestablecidos por el momento. El joven del bosque lo agradeció de sobremanera. Sin embargo, estando bajo el completo manejo del hijo del mar, encontrándose tan excitado sin poder darle un descanso o incluso analizar la situación. Fue como si una ola enorme lo envolviera por completo y él se dejará arrastrar.

Ao'nung lo sometía cuando experimentaba emociones fuertes.

            - Intenso... - expresa Neteyam tocando la piel de Ao'nung.

Te veo. Te sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora