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Un día después, Rodrigo estaba llevando hábilmente un latte a la mesa de una chica cuando sintió el tintineo de la campana. Giro su cuerpo luego de dejar el lateral de la chica y recibir una sonrisa amistosa de ella.

Lo primero que vio, fue ese casco de motocicleta que el ya conocía, y luego de ver el perfil de aquella persona, su estómago dio un vuelco al reconocer a Ivan.

Esta vez llevaba una camisa arremangada blanca y una musculosa debajo negra con un collar de perlas. Y Rodrigo podía jurar que cualquier cosa que le colocaran a ese hombre se vería maravilloso.

Rodrigo se quedo congelado en su sitio al ver como Ivan reparaba en su presencia a dos metro y le sonreia de lado. A rodrigo casi se le cae la bandeja ante lo caliente que se vio aquello, pero logró estabilizar sus manos y el ritmo de su corazón al verlo partir a la barra.

Camila le saludo nuevamente con un euforico abrazo, diciéndole algo a su oído y Ivan asintiendo sutilmente, para luego la castaña seguir paseando por las mesas con algo de apuro. Rodrigo sabía que aun no terminaba el turno de la castaña, por lo que Ivan tendria que permanecer en el local el tiempo que le restará a camila.

Rodrigo soltó un suspiro sin saber si eso era bueno o malo, y retirando la vajilla y la cuenta de un cliente que ya había pagado, se dirigio a la barra intentando verse desinteresado y natural. Entró a la cocina un par de segundos para dejar la vajilla sucia y salió de allí con la libreta de la cuenta en su mano, abriéndola y ojeando la boleta desconcertradamente mientras se dirigía a la caja -la cual estaba a su izquierda Ivan- y abrir el cajón para guardar los billetes tortuosa e intencionalmente lento.

Pestañeo repetidas veces ante el impulso de levantar la vista y encarar a Ivan, el chico le miraba sin disimulo, y no sabía cómo tomar aquello ¿Se estará burlando de el? ¿O capaz le encuentre lindo? Rodrigo niega casi imperceptiblemente, Ivan estaba con Camila, no podia ilusionarse solamente porque le mirase mucho.

—¿Como era que te llamabas? —Rodrigo se sobresalto con la voz de Ivan, no tan grave pero rasposa. Rodrigo, por alguna razón, la sintió como la voz más exquisita que había escuchado, seguramente el chico sería un buen cantante o rapero, no lo sabía, pero desearía poder escucharle todo el tiempo posible.

¡Te está preguntando tu nombre, inútil!

—¡Oh! Uh-eh —cerró la caja con un brusco movimiento de cadera y sonrió nervioso, —Me llamó Rodrigo —sonrió, algo incomodo por el silencio formado entre ellos dos antes de abrir su boca y soltar lo que se le pasase por la lengua, —¿Y vos? —.

¡Ya sabes su nombre! ¡Pelotudo!

Ivan le encendió una mirada dolida, y Rodrigo se mordió el labio queriendo suspirar porque, joder, no había sido buena idea preguntarle el nombre.

—¿Tan rápido te olvidas mi nombre? Ah.. que mal me haces sentir —Ivan hizo una pequeña mueca, pasando una mano por su nuca

Rodrigo se alarmó, levantando las manos, —¡No! Uh-uh, ¡Si me acuerdo!, t-te llamas Ivan —casi llora de alivio al ver su rostro volver a su suavizarse, esta vez con un tono burlon que Rodrigo decidió ignorar, no funcionando.

—Mmhm... bueno —asintio, sin dejar la sonrisa burlona y apoyando sus brazos en la barra

Dios, ese hombre tenía el doble de altura que el. Tenía tantas ganas de experimentar como se sentía tener esos brazos abrazando su cintura o sus caderas con posesividad y firmeza.

Rodrigo se agacho entre los estantes, fingiendo buscar algo solamente para estremecerse y borrar aquellos pensamientos. Se quedo allí agachado al sentir la voz de camila del otro lado de la barra, junto a la de Ivan que era tan tranquila, incluso aburrida.

—¿Rodrigo? —pregunto la rubia, inclinándose sobre la barra

Salio de su escondite con la cabeza ladeada, soltando un pequeño sonido como respuesta y sin despejar los ojos de Camila, porque no quería cruzarse con los orbes de Ivan.

—¿Podrías cubrirme esta media horita? —pregunto de nuevo, casi suplica y ojitos de cachorro. Rodrigo suspiro, estaba algo cansado, pero asintio sutilmente mirando hacia abajo.

Escucho un pequeño 'gracias' de Camila, antes de sujetar el bolso con una de sus manos y sujetar la mano de Ivan con la libre. Este mismo le miro extraño, dejando la mano estática y que Camila la envolverá entre las suyas, sin entrelazarlas.

—Te debo una, adios~ —canturreo, jalando al azabache fuera del local con una rapidez monumental.

Rodrigo no alcanzo a despedirse, pero sintió como se derretía al ver a Ivan voltear hacia el y sonreirle, agitando suavemente su mano libre.


𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora