O18

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Rodrigo rió sonoramente, volviendo a golpear a Ivan en el pecho con sus puños sin fuerza, y sintiendo al peludo Molly subiéndose al sillón, para luego acomodarse entre las piernas de Rodrigo, entremedio de los dos y alejándolos lo suficiente como para que sus pechos ya no se tocasen y pudiesen ver por completo los rostros contrarios.

El rostro de Ivan, en ese mismo momento era algo que a Rodrigo le maravillaba. La forma de sus ojos, tan risueños y entrecerrados, brillantes, mirándoles con algo que Rodri no supo nombrar, pero que le calentó el estómago de manera inexplicable y le puso sumamente nervioso encima de las piernas del azabache. Se encogió en su lugar, ocultándose un poco entre sus hombros antes de sonreir con timidez y dejar que sus manos viajaran hasta llegar a las de Ivan. Pasó las yemas de sus dedos por las palmas contrarias, sintiendo pequeñas durezas -Rodrigo intuyó que eran por la motocicleta y el hecho de que Ivan no utilizaba guantes-.

Bajando la mirada, presionó sus pulgares en aquellas zonas, masajeando las manos del más alto hasta terminar entrelazándolas suavemente, sintiendo pequeñas caricias de los dedos de Ivan en el dorso de sus manos.

Sintió a Molly removerse cuando se inclinó lo suficiente como para que Ivan y él rozaran narices. Rodrigo aspiró el pesado aire del santafesino, tan varonil, su aliento a menta chocando en su rostro agradablemente.

Se estaba derritiendo nuevamente contra él.

──Rodri ──susurró el pelinegro, intentando no romper la pequeña atmosfera amorosa que habían creado con tan solo unos roces──te quiero.

Rodrigo se descompuso, no era la primera vez que Ivan le decía que le quería, pero seguía teniendo el mismo efecto de la primera vez. Su sistema y raciocinio dejaba de funcionar, y quería tanto apegarse al chico, quería tanto sostener aquel rostro entre sus manos y besarle hasta cansarle.

Ivan era definitivamente el punto débil, el talón de aquiles, la fibra sensible de Rodrigo, y eso de alguna forma le encantaba tanto que quería permanecer de esa forma cuanto pudiera.

Rodrigo volvió a sonreir quedamente──Yo también, Ivan.

. . .

Días después, Rodrigo se encontraba bromeando con Ivan sobre la barra de la cafetería, con solo una pareja dentro de esta misma que conversaba animadamente cerca de la puerta de entrada, ellos dos se encontraban en su propia burbuja cariñosa. Los dos llenos de pequeñas risillas, inclinados sobre la barra para estar uno más cerca del otro, con ambos pares de ojos admirándose con una ternura casi inquebrantable, y sus dedos jugueteando entre ellos, acariciándose, entrelazándose, dándose pequeños apretones cariñosos.

Rodrigo tenía muchas cosas que decir al sentir la cercanía de Ivan hacia su cuerpo, pero a la vez lo sentía tan innecesario, ya que con sus pequeños roces, gimoteos y sonrisas parecía entender a la perfección lo que le intentaba transmitir el castaño, y esperaba que sucediera lo mismo de su parte.

Su estómago se encontraba tan cálido, una sensación tan agradable, tal como tomar un chocolate caliente cuando tienes frio en invierno, o arrimarse cerca de una chimenea cuando nevaba afuera.

Ivan le hacía experimentar tantas cosas banales con su presencia, que cada día estaba más impresionado y curioso sobre lo nuevo que iba a sentir.

──¿R-Rodrigo? ──escuchó, y se despegó de su pequeña aura romántica junto a Ivan, algo desconcertado, para girar su cabeza a la derecha y observar como Camila tenia la mirada fija en ellos, con ojos abiertos, escaneándoles fijamente.

Rodrigo enseguida quitó sus dedos de sobre los de Ivan, lo más sutilmente posible, y se enderezó apretando sus labios entre si de la barra, mirando de reojo como Ivan hacía lo mismo mientras miraba un punto muerto en el suelo.

Pero Rodrigo notó como Camila habia puesto sus ojos en sus manos tomadas segundos antes de separarlas, y como sus ojos viajaron de él hacia Ivan al enderezarse y separarse como si sus manos quemaran.

Rodrigo tragó saliva, sintiendose algo temeroso al ver como la castaña no le quitaba los ojos de encima, tan oscuros que no sabe qué pensaba ella ahora mismo──Hmnh... Hola Camila, no sabía que habías llegado ya.

Camila nuevamente viró sus ojos hacia Ivan, quien no miraba hacia el frente, si no que vagaba en instagram ociosamente viendo videos de comida vegetariana.

──Si... acaba de empezar mi turno ──habló, sin despegar sus ojos del azabache.

Rodrigo se rasco la nuca──Y... ¿qué sucede?

──Nada.

Luego de aquello, y dándole una última mirada fugaz, Camila se dió la media vuelta y se marchó hacia la cocina a paso veloz, dejándoles solos -metafóricamente- de nuevo, y con una sensación amarga en la garganta.

Ambos chicos se miraron al perder a Camila de vista, Rodrigo con las cejas algo fruncidas, sin entender mucho lo que había pasado y con un mal presentimiento, y Ivan con una mueca de molestia y extrañeza que borró al sentir nuevamente la mano de Rodrigo por sobre la suya.

Dios, ambos estaban jodidos.

. . .

𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora