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El lunes, Rodrigo llegó a su turno luego del almuerzo, encontrándose la motocicleta de Ivan estacionada en los espacios de las bicicletas, e inconscientemente zapateo el piso algo frustado, ¿acaso le quería atormentar su belleza todos los días?

Entro por la puerta trasera del local y colgó sus pertenencias en la pequeña salita de empleados del lugar, junto a las de Camila y Germán, uno de los dos chefs del local y uno de sus grandes amigos.
Amarrandose el bonito mandil a la cintura y acomodando su camisa blanca dentro de su pantalón, salió de allí y se fue a buscar directamente a la barra una libreta por si llegaban clientes.

En eso, se encontró a Ivan nuevamente, sentado en la barra muy solitario y con un menu en la mano, los cuales estaban a punto costado de el. Al sentirle llegar, el azabache levantó la vista, sonriendo sutilmente al ver a Rodrigo algo atolondrado por allí cerca, marcando su llegada y comenzando a preparar y organizar todo su rincón de cafés, te e infusiones.

—¿Esta cafetería es vegana? —Le pregunto Ivan de la nada, distraído y sin apartar la vista del menú.—No me había dado cuenta. —

Rodrigo le miro extrañado, ¿acaso no sabía específicamente en qué trabaja su novia?. Y luego rodo los ojos, descubriendo que Ivan era una persona muy desconcentrada y poco observadora, ya que literalmente, debajo del cartel del local a las afueras, se especificaba que era una cafetería vegana.

—Eh... si, hay un cartel afuera que lo dice  —Rodrigo apunto hacia afuera, y Ivan le observo algo alarmado y con una sonrisa torpe.

Nuevamente volvieron a estar en silencio, y Rodrigo se preguntó que hacía tanto Camila en la cocina, si su turno ya había terminado.

—¿Sos vegano? —Escucho la voz de Ivan preguntarle, y volvío a levantar la vista de sus herramientas para preparar los bebestibles.

—Soy vegetariano desde hace tres años —Sonrió sutilmente

Rodrigo solo veía la hora en la que camila saliera de la cocina y se fuera. Jamás había  tenido una conversación tan larga con Ivan y sus manos ya estaban sudando, sus dedos picaban por ser mordidos y aquella voz le ponía tan mal que quería llorar.

—¿Acaso el requisito no comer carne para trabajar aquí? —Pregunto nuevamente el pelinegro, arqueando una ceja.

Haciendo su mayor esfuerzo, fruncio el ceño y nego con la cabeza, tragando saliva al conectar miradas con Ivan.—Claro que no, ¿Por qué preguntas? —.

—Porque Camila también lo es —

Rodrigo se atoro con su propia saliva y quiso reír ante lo mencionado por Ivan, ¿Desde cuando Camila era vegetarian? Rodrigo siempre la veía comer y tragar carne como si fuese a acabarse en algún momento, había veces en las que le hablaba porque estaba antojada de costillas de cerdo o pollo a la plancha sazonado con barbacoa -cosa que le daban ganas de vomitar al no soportar si quiera el olor de la carne-

Ivan le miro preocupado e intento estirarse por encima de la barra para sobarle la espalda y sacarle de su ataque de tos. Pero solo al sentir los calientes falanges de Ivan en su piel, mando una corriente eléctrica que le hizo separarse del tacto nervioso, asustando al pelinegro y haciéndole retroceder.

Cuando ya pudo respirar mejor y la gente que comía ya no le veía como si estuviese a punto de morir, se dirigio de nuevo a Ivan con los ojos llenos de lágrimas y la nariz roja.

—C-Camila no es vege-vegetariana —Hablo con dificultad, tosiendo bajito en el proceso y viendo el ceño fruncido de Ivan

—Si lo es —Le contradijo, y Rodrigo nego con la cabeza.

—Su comida favorita son las costillas de cerdo, y siempre que nos toca horario de almuerzo, ella trae carne —Le dijo quitándose la humedad de los ojos, —Camila es lo menos vegetariano que hay —.

Ivan relajo un poco su ceño,—¿En serio? —.

—¿Por qué te mentiría? No se de donde sacaste que ella era vegetariana —Justo después de eso, Camila salió con una sonrisa de la cocina y se dirigió a darle un beso en la mejilla a Ivan, quien se aparto algo sorprendido y escrutandola con la mirada.

Rodrigo solo pudo tragar saliva, apartando la mirada de allí y dedicándose a hacer la tapioca restante para los bubble tea. Hizo oídos sordos a la conversación de Ivan y Camila, la castaña al parecer quería ir al  cine, pero el azabache no estaba tan entusiasmado de ir.

Rodrigo suspiro, mirando de reojo como Ivan se apoyaba de costado en la barra y quedaba una clara imagen de su bonita nariz de perfil. Como desearía tener una cita con el, poder sentarse a su lado a ver cualquier clase de película, comer palomitas y apoyar su cabeza en ese hombro.

Como desearía estar en el lugar de Camila cuando les vio irse hacia el cine.

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Miércoles, Rodrigo había terminado su turno junto con Tomas, quien estaba haciendo su practica de gastronomía en  su cafetería, y planeaba una pequeña salida al centro comercial. Por lo que cuando marco su retirada tan pronto su turno termino, fue enseguida a la sala de empleados, mirando su teléfono y viendo el mensaje de Pedro quien le esperaba afuera.

Lo que no se esperro encontrar, fue Camila colocándose el mandil para entrar al turno. La saludo con una sonrisa que no fue devuelta -lo cual lo extraño bastante, ya que la castaña generalmente le saludaba con una radiante sonrisa- pero no le tomo demasiada importancia. Más inmerso en quitarse el mandil y la camisa para colocarse algo más casual y recoger su bolso.

—Oye, Rodrigo —El menor lanzó un chillido al escuchar a la mayor detrás de él, por lo que se dio vuelta, encarandola con una expresión asustada en el rostro que se intensificó aún más, Camila le miraba con un rostro de superioridad y enojo que le hicieron encogerse un poquito en su lugar,—Te agradecería mucho que cuando Ivan te diga algo sobre mi, no habrás tu boca y le digas mis secretos, esto es algo entre el y yo. —Camila le enterro uno de sus dedos en el pecho, sacandole un quejido antes que se marchara dentro del local.

El bajito pestañeo un poco ante lo sucedido. Camila nunca antes lo había tratado con tanta hostilidad, ¿Todo esto era porque le habiia dicho a Ivan que en realidad no era vegetariana?.

Tomo su bolso con la mirada perdida y algo molesto, ¿Por qué hacia eso? El jamás le mentiría sobre sus gustos a Ivan, el pelinegro le tendría que aceptar tal como era, porque no estaba dispuesto a cambiar aunque estuviese demasiado colado por el.

—Dios, para de compararte con ella.. —Se regaño a si mismo, abriendo la puerta trasera del local y chocando al intentar cruzarla con alguien bastante más alto y fuerte que el, casi perdiendo el equilibrio si no fuese porque le sujetaron de los hombros.

—¡Rodrigo! —.

Saliendo de su estupefacción, su cara enrojecido al sentirse extremadamente cerca del rostro de Ivan.
Con quien casualmente se había chocado y casi partido el culo. Literalmente podía sentir la respiración de Ivan sobre sus mejillas calientes y casi se pone a temblar como un chihuahua ante el nerviosismo que le embargo.

—Oh.. hola —Sonrió apenas, conteniendo sus emociones tal como si fuese un frasquito pequeño con pirotecnia a punto de estallar.

Ivan le miro por unos eternos dos segundos más, hasta que le sonrió de aquella forma que achinaba sus ojos y se veía como dos media lunas, que logró que Rodrigo enrojeciera aun más y soltara un suspiro, sin percatarse de su mirada soñadora y expectante que recorría el rostro contrario.

Salió de su ensoñacion de enamorado al escuchar el claxon del auto de Tomas en la calle principal. Ivan, extrañado, se giro hacia la derecha en dirección hacia el auto, logrando concentrar a Rodrigo al no ver aquellos ojos oscuros.

—¡Oh! Lo siento, me tengo que ir —sonrió torpemente sujetando su bolso y comenzando a caminar lo más apresurado, intentando alejarse del tipo que le traía en las nubes las últimas dos semanas.

Pero no pudo ni avanzar la mitad del trayecto, cuando sintió su manga ser tomada y siendo detenida por el fuerte agarre de la caliente y pesada mano de Ivan. El castaño le miro con algo de temor, pero sin duda lo que el azabache le dijo, le dejo la cara como un jitomate y con un terremoto en el estómago.

—¿Me podes pasar tu número? —.

𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora