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Sebastian había vuelto luego de dos días. Pero esta ocasión, en vez de marcharse luego de pedir, se sentó en la misma silla donde usualmente se sentaba Ivan y comenzó una platica con halagos de por medio hacia Rodrigo.

—¿De donde sacas tanto piropo? —Rodrigo rió escandalosamente al escuchar al pelinegro.

—Tus hermosos ojos hacen que mi mente cree las más maravillosas frases para deleitarte —Sebastian sonrió, recibiendo un suave golpe en el hombro del castaño como si se conociesen de toda la vida.

—Dios mio, por favor para —Rodrigo volvió a reír y se quito una pequeña lagrimita de su ojo derecho antes de que rodara por su mejilla. Sabia que Sebastian lanzaba aquellos comentarios más para molestarlo, pero en vez de hacerlo, soltaba carcajadas de las idioteces que salían de su boca.

Su vista instantáneamente se dirigio a las afueras de la cafetería al sentir la tan característica motocicleta de Ivan. De esta bajo el nombrado y Camila. Enseguida, los ojos oscuros de Ivan chocaron con los de Rodrigo, enviándole una corriente eléctrica por toda su espina dorsal. Vio el pequeño abrazo que Camila le dio a Ivan antes de desaparecer por un costado de la cafetería, Rodrigo suponía que a la sala de empleados. Volvió a chocar miradas con Ivan, quien ahora mismo tenía una mueca en su rostro y sacaba una mochila negra del compartimiento de su motocicleta.

—Hey —Rodrigo miro a Sebastian sobresaltandose, y los brillantes ojos cafés del chico viajaron desde el hasta Ivan, quien comenzaba a caminar hacia la entrada, y volvieron al castaño. El pelinegro enarco una ceja, divertido. —Bueno, creo que tengo que irme a la universidad —. Sebastian miro burlonamente a Rodrigo, quien apreto los labios y miró hacia su costado, — Adiós lindo —

Rodrigo ni si quiera pudo despedirse de Sebastian antes de que se marchara luego de darse cuenta de lo que sea que haya pasado allí, chocando a medio camino hacia la puerta principal con Ivan, quien le miro entrecerrando los ojos y con los dientes con fuerza. Rodrigo no pudo ver que demonios hizo Sebastian, pero el rostro de Ivan ensombrecio de una manera tan intimidante que Rodrigo quiso esconderse detrás de la barra, lástima que no pudo hacerlo, ya que Ivan le había visto y no apartaba la vista ningún milisegundo de el.

Cruzaron ojos nuevamente, y Rodrigo trago saliva al ver de reojo como se sentaba al frente suyo y dejaba su mochila en el respaldo de su asiento, sin separar sus orbes y apretando el mantel entre sus manos, de alguna manera se sintió bien tener la mirada de Ivan en el, en sus ojos.

—Hola, Ivan, ¿qué sucede? —Pregunto quedito, completamente de piedra y sintiéndose algo aliviado al ver esas grandes cuencas vacías y oscuras volver a suavizarse un poco ante su pregunta.

Rodrigo noto aquello, y marcó un pequeño punto para el y su voz.

—Nada en realidad, Camila ha estado un poco insistente y yo tengo trabajo que terminar —Ivan aparto bruscamente la mirada y dirigió sus manos a su mochila en un dos por tres al escuchar la puerta que llevaba a la cocina ser abierta.

Rodrigo, como todo ser curioso, giró su torso y encaró a una Camila con un tic en el ojo que el castaño suponía que era rabia, al ver a Ivan sacar su computadora frente suyo. Rodrigo se sintió intimidado, últimamente no se cruzaba mucho con Camila, pero se percataba de su actitud más hostil en vez de la amigable y risueña personalidad.

Vio a la castaña marcharse unos instantes después dentro de la cocina, y cuando volvió a su cuerpo al frente, Ivan miraba la puerta con una ceja fruncida.

—Han peleado, ¿no?

Ivan hizo una mueca, tecleando algo en su computadora, —En realidad no tengo idea, no le tomo mucha importancia —se encogió de hombros.

Rodrigo se trago el pequeño nudito de su garganta antes de decir: —Deberías hablar con ella, se veía enojada y no me gustaría que ust-

—Rodrigo, cuando estoy contigo prefiero no hablar de Camila.

El estomago de Rodrigo dio un vuelco inesperado, Ivan mantenía la cabeza baja detrás de la pantalla, pero si se colocaba de puntitas sutilmente, podía notar que el azabache tenía los ojos entrecerrados y su labio inferior apretado por sus dientes.

Tierno.

Pensó, sintiendo sus mejillas algo calientes.



𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora