O23

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───¿Que Camila qué? ───preguntó Rodrigo, por poco botando el puré de frutas que tenía en la mano y viendo a Germán mientras este estaba en su tiempo libre.

El día anterior Camila no había llegado a su turno y Abril tuvo que cubrirla. Por una parte, a Rodrigo se le habia quitado un peso de encima al no tener la presencia de Camila luego de lo ocurrido hace dos noches. Pero lo que le acababa de contar Germán pensó que no iba a pasar hasta un buen tiempo más.

───Eso, Camila fue despedida ───habló el mayor de nuevo, jugando con sus papas fritas que tenía en una bolsita y llevándose una a la boca. Rodrigo le miró con los ojos desorbitados.

───¿Y como te enteraste de eso? ───Rodrigo enarcó una ceja, comenzando a limpiar el poco puré de frutas que había caído a la barra.

Germán le miró con una ceja alzada, mordisqueando una papa frita ociosamente───Ro, las paredes no son tan gruesas acá, y no había nada más interesante que hacer mientras se cocinaban las magdalenas.

El bajito suspiró, un mínimo deje de culpa bajando por su garganta al tragar saliva e instalarse en su estómago pesadamente. Sentía que todo esto estaba pasando por su culpa y lo peor es que sabía que no era así.

No dudaba de que el ambiente de trabajo ahora sería mejor sin Camila, pero estaba tan acostumbrado a la castaña que la llegada de alguien más le daba algo de temor.

───¿Te acordas que hace un par de semanas estaba el rumor de que la iban a despedir? ───Rodrigo asintió, recordando como Ivan le había dicho───Era por su actitud algo grosera y trabajo deficiente, al final el jefe le había dado otra oportunidad. Pero luego de todo esto él ya no la quiere en la cafetería ───Germán volvió a llenarse las mejillas con papas fritas, mirando a Rodrigo con los ojos bien abiertos.
 
Rodrigo hizo una mueca mientras se pasaba una mano por los ojos, no sabía como sentirse ante todo lo que había pasado en menos de una semana, y la culpa no se iba a ir hasta un buen tiempo, o hasta cuando Ivan le dijese que todo estaba bien.

Extrañaba a Ivan, muchísimo.

No lo había visto desde esa noche donde le dejó durmiendo, pero si se habían mensajeado. El pelinegro estaba entre la universidad, su escritorio y Molly, quien había sido esterilizado hace poco y Buhajeruk se la pasaba cuidándolo por ser demasiado revoltoso.

No quiso darle más vueltas al asunto, no tenía la cabeza suficiente ahora mismo y solamente quería sentir el aroma de Ivan envolviéndole y embriagándole, aquellos brazos sostenerle suavemente y esos dedos acariciar su espalda como todas las veces que lo había hecho.

Rodrigo hace dos meses jamás habría pensado que un chico tan perfecto como Ivan habría llegado a su vida, tan protector, tan tierno y tan especial que justamente se fijó en él. Al principio creía que todo era un sueño, que alucinaba las miradas e insinuaciones de Ivan hacia él y que jamás podría tomar su mano por el hecho de estar con Camila, pero en apenas un mes y medio, Ivan le había demostrado quizás demasiadas emociones que jamás había sentido con nadie más, sentimientos que pensaba que no iba a sentir hasta años más y que en pubertad soñó con experimentar con alguna chica antes de volverse abiertamente gay. Habia tenido un montón de miedo al sentirse así de enamorado con tan poco tiempo, pero Ivan le había demostrado que sus sentimientos eran tan correspondidos que todo aquello se había esfumado al sentir sus caricias en el rostro, y esos labios contra los suyos.

Como si le hubiese invocado, el específico tono de notificaciones que le tenía a Ivan sono por su celular, sacándolo de su ensoñación enamorada y recibiendo un par de risitas de Germán. Le sacó la lengua al de lentes mientras arrugaba la nariz, y sacando el teléfono de su mandil, entró al chat de Ivan.

Ivan♡:
Rodri, te extraño muchísimo, ¿sabes?

Voy a ir a buscarte cuando termine tu turno y traerte a mi casa, me encantaría ir a ver una pelicula con vos, pero no puedo descuidarme de Molly.

Aún así, nada me impedirá besarte y abrazarte como a vos te gusta.

Rodrigo sintió sus mejillas calentarse, Ivan tenía aquel efecto a través de los mensajes, no sabía como lo hacía, pero cada vez que le mandaba mensajes como aquellos, el castaño se sonrojaba y se ponía tan nervioso y emocionado como la primera vez, y él absolutamente amaba esa sensación en su estómago. Se llevó el pulgar a la boca y lo mordisqueó suavemente, sin dejar de ver la pantalla y escribiendo con su mano libre con una sonrisa boba cruzando su rostro.

Yo:
Está bien, te espero en una hora más

Te quiero

Se cubrió el rostro cuando Germán volvió a reírse de lo avergonzado que estaba, queriendo golpearle pero estando demasiado débil como para hacerlo solamente tiró un débil manotazo al aire con el teléfono aún en mano, este volviendo a sonar al par de segundos.

Ivan♡:
Yo también te quiero Ro.

Muchísimo, no sabes cuanto.

Y Rodrigo tuvo que morderse el dedo para no gritar de lo bien que se sentía, recibiendo una extraña mirada de su amigo.

Si, definitivamente estaba enamorado hasta las patas de Ivan Buhajeruk, y no creía que dejaría de estarlo por un larguísimo tiempo.

Sin importar lo que pasara, Ivan ya había dejado su marca permanente en su corazón, y eso le daba aún más emoción a todo esto, porque Rodrigo absolutamente no sabía qué iba a pasar.

𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora