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Me toma unos segundos reconocer a los chicos frente a nosotros

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Me toma unos segundos reconocer a los chicos frente a nosotros. Son sus hermanos, Celeste ha subido fotos con ellos a sus redes sociales. No tengo ninguna intención de conocer a su familia y hacer esto más formal de lo necesario, pero al parecer el destino tiene otro plan.

Siempre he tenido envidia de aquellos que sí pudieron crecer con la compañía de alguien, aunque sea solo para discutir cada mañana. Eso es mejor que no tener a nadie con quien compartir tus ideas. Durante toda mi infancia anhelé un hermano, un compañero, alguien que me entendiera. Que supiera lo complicado que son mis padres.

No hubiera tenido que crear tantos amigos imaginarios en mis primeros seis años de vida. No hubiera tenido que estar solo con Carmen cada vez que me internaron, porque mi problema con la comida no es de ahora. Es algo que comenzó con varios pequeños casos de desnutrición y de ameba para una niña de apenas diez años.

— Oh es que no venías solo.

Esa voz me hace levantar la mirada, no me he percatado en qué momento la he bajado. El pelinegro que sostiene una guitarra en sus manos posee una sonrisa burlona sobre sus labios y la reconozco, es la sonrisa de los Anderson. Es esa que te grita "Esto es divertido para mí, pero no para ti". Pensaba que solo lo usaban con los demás, pero al parecer también la usan entre ellos.

El más joven que se encuentra en el sofá sube la mirada de su libro para notar lo que sucedía, sus ojos se cruzan con los míos y en un movimiento se coloca de pie.

—Te dije que no debíamos venir —Lucas, ese es su nombre.

—¿Cenar con mamá o conocer a la novia de Mateo? —se pregunta así mismo el pelinegro en voz alta —Obviamente que la segunda.

Si no me equivoco este se llama Bruno. Recuerdo escuchar a Celeste hablar de él, decía que Bruno parece hermano de Ángel y no de Mateo. La personalidad y el parentesco físico es algo que le sorprende a todos. Solo lo he escuchado decir tres frases y confimo esta teoría, no es solo sus palabras, es la forma que lo dice, la peculiaridad de sus gestos.

—No soy su novia —aclaro. Me muevo unos pasos para dejar de estar media oculta por el cuerpo de Mateo—Pero creo que yo también elegiría cualquier otra cosa que cenar con mi madre.

—Tú me entiendes—Bruno se apoya del espaldar del sofá y deja su guitarra a un lado.

—Pero de todos modos es un placer conocerlos, he escuchado mucho de ustedes.

—El placer es nuestro —habla Lucas con una sonrisa leve sobre sus labios.

—¿Les has hablado de nosotros? Me siento halagado—se burla Bruno.

—No ha sido él, sino Celeste.

—¿Conoces a nuestra prima? —pregunta Lucas. El cual se ha movido hasta quedar junto a Bruno.

Ahora estando al lado del otro puedo apreciar el hecho de que no se parecen en nada, Lucas es una copia de Mateo. Lo cual me hace creer que el mayor de los hermanos y el menor han salido a su madre. Pero el del medio no ha podido negar los rasgos de los Anderson. Ese cabello oscuro que los caracteriza, esos ojos mieles que suelen ser tan expresivos y la cualidad que he notado que tienen cada uno de ellos, impotencia, sus ganas de sobresalir entre los demás. Algunos lo tienen más leves que otros.

Celeste solo posee los ojos y de vez en cuando al tener un día malo también se le notaba aquella cualidad, ahora estoy segura de que esto es de familia.

—Soy su amiga —Les informo.

—¿Amiga? —investiga Bruno. Noto la sorpresa en sus ojos.

—Eso no es de su interés —interviene Mateo —Deben irse, estoy aquí por trabajo y estoy seguro de que ese no es ser su niñero.

—¿Mateo la has traído a trabajar? —Lucas niega con su cabeza —Mamá estaría algo decepcionada.

—Eso es cierto —Apoya Bruno a su hermano menor —Pero ni creas que nos iremos, este lugar tiene cuatro habitaciones. No creo que tú y mi cuñada necesiten más de una.

Ni me tomo el tiempo de corregirlo de que no soy la novia de Mateo, porque sé que solo quiere molestar a su hermano mayor.

—Es cierto, te prometo que no lo molestaremos —comenta Lucas —Además podríamos aprovechar la ocasión para conocer a Carol ¿Les gustaría pedir algo de comer y ver una película?—sugiere Lucas.

—Creo que tenían otros planes Lucas —expone Bruno. Sé perfectamente que insinúa.

Mateo se mueve y sé que quiere llegar a su hermano para hacer que guarde silencio, así que lo detengo.

—Creo que la película es buena idea —intervengo.

Sé por qué Bruno está actuando de esta forma, es solo porque por primera vez ha encontrado algo para molestar a su hermano mayor y se nota que quiere explotarlo lo más que pueda. Mi trabajo aquí es mantener a Mateo tranquilo para que esto no se vuelva mayor de lo que es.

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Siento como Mateo deja caricias en una de mis piernas debajo de la manta que nos cubre. Hemos decidido ver una película caricatura, para mi salvación es la que Lucas tenía en mente ver. Bruno se quiso negar, pero al yo apoyarlo a Mateo no le quedó más opción que apoyarnos, así que éramos tres contra Bruno.

Habíamos pedido pizza, nachos y sodas. Solo he comido un pedazo de pizza y ha sido con mucho esfuerzo, sé a a la perfección las calorías que esta contiene y no las quiero en mi cuerpo. Agradezco que Mateo esté lo suficiente entretenido viendo la pantalla que para notar que apenas he comido.

—Perdón por esto —dice sobre mi oído. Su aliento choca con mi oreja y hace que mi piel se erice.

—No te preocupes no me incomoda.

—¿Segura?

Giro mi cabeza para verificar que sus hermanos estaban concentrando en la película y al confirmar esto fijo mis ojos en Mateo. Lo tomo por su mentón para dejar un beso lento y corto en sus labios.

—Segura, me siento muy cómoda con ustedes.

Eso es cierto, aunque no estaba en mis planes conocer mas personas de su familia, ha sido agradable conocer a sus hermanos. Lucas es amable, siempre está sonriendo y riéndose. Bruno es más serio, pero eso no lo evita soltar sus chistes de vez en cuando.

Puedo notar que, aunque al parecer molestarse entre sí es algo común entre ellos. Es evidente que se quieren.

—Me alegra escuchar eso —Una sonrisa ilumina su rostro —Ven aquí.

Él se acomoda y me indica que me siente en sus piernas.

—Si hago eso será muy difícil que me crean que no soy tu novia.

—No tienes que negarlo, igual pronto lo serás.

—¿Seré qué? —enarco una ceja.

—Mi novia.

Me toma de mi cintura y me atrae hacia sus piernas.

—Puede ser en unos meses bonita, pero te puedo asegurar que serás mi novia.

La seguridad en sus palabras me hace quedar en silencio mientras acomodo mi cabeza en su hombro. La verdad es que muy en el fondo esa idea no me desagrada del todo, por lo cual estoy más segura que nunca, que esta es la última vez que podré ver a Mateo.


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