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Siento como Mateo me deja sobre una superficie suave, es tan agradable este lugar que creo que puedo morir en paz aquí

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Siento como Mateo me deja sobre una superficie suave, es tan agradable este lugar que creo que puedo morir en paz aquí. Mi cuerpo es cubierto con una sábana y eso es suficiente para deducir que me ha traído a la cama.

—¿Qué pasó? —pregunto y abro ligeramente mis ojos.

—Te has quedado dormida —dice sentándose junto a mí. Siento sus dedos jugar con los míos.

—¿Se acabó la película? —niega ligeramente con su cabeza— Y ¿Por qué nos fuimos?

—Porque estabas roncando bonita —una sonrisa aparece en sus labios —Además, creo que estarías más cómoda aquí.

—Primero, no ronco, nunca lo he hecho y nunca lo haré —digo con seguridad —Segundo, estaba muy cómoda donde estaba.

—Solo quiero recalcar que has dicho que soy más cómodo que esta asombrosa cama que ha sido creada con el fin de darte el mejor descanso de tu vida. Wow, en serio te gusto.

Me gustas tanto, que solo pienso.

—Mi chica cupido, recuerda que el que calla otorga—siento que se acuesta a mi lado, queda justo frente a mí.

Me encojo de hombros y me giro para darle espalda. No soy capaz de mirarle esos destellos grises en este momento. Mi boca se atreve a traicionarme y decir algo que no debo, no sería justo ni para mí, ni para él. Soy consiente que esta es nuestra última salida y que no importa lo que suceda ente nosotros o lo que digamos, no pienso cambiar de opinión. He protegido mi corazón por demasiado tiempo para ahora tirarlo todo a la basura.

—Lamento que mis hermanos hayan estado aquí. Te juro que no lo sabía—expresa mientras coloca su brazo en mi cintura para eliminar la distancia entre nuestros cuerpos.

—No te preocupes, eso no es lo peor que nos ha pasado —digo recordando que él ya ha cenado con mis padres. No tenía ningún interés en que ambos conociéramos parte de nuestra familia, pero creo que el destino está jugando en contra de mí—Además, me gustó verte en tu rol hermano mayor.

Suelto una leve risilla.

—¿No tienes hermanos? ¿Cierto? —Habla sobre mi cuello.

Siento como sus labios rozan este con suavidad. Me obligo a tragar la poca saliva que queda en mi boca ¿cómo espera que conteste si hace eso?

—No, siempre he sido yo sola contra mis padres —contesto como puedo.

—Bueno ahora no estás sola. Ahora seremos los dos no solo contra tus padres, sino contra el mundo entero.

Una presión aparece sobre mi pecho ¿Por qué dice eso?

—Mateo...—Él no me permite hablar.

—Sé que es extremadamente raro como las cosas han fluido entre los dos y creo que ninguno de los dos tenía esto entre sus planes. Pero si necesitas saberlo, me gustas bonita y estoy dispuesto a arriesgarme, a darlo todo por ti.

La excepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora