V Día: Masturbación al pasivo

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Para Yoshinori, el
poder sentir el toque de
las manos de Junghwan,
era una sensación
simplemente espléndida
que no podía terminar
de entender ni explicar
lo maravillosamente
satisfactoria que era
para él. Solo el simple
roce de sus dedos sobre
alguna parte de su piel,
causaba que su cuerpo
reaccionara y quemara
como nunca lo había
hecho, y su razonamiento
se nublara.

Su cuerpo parecía tener
alguna clase de hechizó
que causaba que siempre
reaccionara de la forma
más hilarante posible
cuando del menor se
trataba. Yoshinori
estaba conciente de este
efecto que tenía Junghwan
sobre él, cada vez que
acaricia sus manos, su
rostro o alguna parte
de su cuerpo enviando
choques eléctricos a
través de sus nervios y
venas por todo su cuerpo
cómo si lo hubiese
alcanzado un rayo.

Junghwan también era
consciente de aquel
efecto que causaba en
su mayor. Cada vez que
rozaba accidentalmente
su mano con el trasero
de Yoshinori, cuando
ocasionalmente el
agarré de sus manos
subía más allá de sus
rodillas hacía sus muslos
en las coreografias que
practicaban juntos, y
aquellos momentos
dónde sin disimular nada,
colaba sus manos bajo
su camisa, sin importar
lo sudada que está o
estuviera, para acariciar
su pecho con delicadeza.
que era opacada por el
hambre que se reflejaba
en sus oscuros ojos.
Todos, momentos hechos
a propósito por él.

Sin embargo, Yoshinori
no sé quejaba. Amaba
cada vez que Junghwan lo
tocaba. Siempre anhelaba
aquellos momentos
dónde terminaban los dos
sólos, y el menor podía
llevar el infierno a la
tierra para Yoshinori,
solo con el simple
toqué de sus dedos en
sus caderas. Dónde
Yoshinori sentía arder
todo su cuerpo como si
estuviera nadando en
lava cuando Junghwan
trazaba todo el contorno
de su espalda desnuda
con sus heladas manos.
Y más que nada, sentía
perder su alma y su
conciencia en el mar de
placer que sentía, cuando
JungHwan se aventuraba
más allá de sus límites.

Momentos justo
cómo aquellos, dónde
Yoshinori observaba
a Junghwan sentado en
aquel sillón, sosteniendo
un libro en sus manos
mientras su cabello
húmedo goteaba
alrededor de aquella bata
negra que rodeaba su
cuerpo.

La vista era simplemente
maravillosa, y a
Yoshinori se le hacía
agua a la boca de tan
solo observarlo. Por lo
cuál, solo necesitó que
aquellos orbes oscuros
se levantarán de aquel
libro y se encontraran
con los suyos, para saber
que debía comenzar a
acercarse a él.

Fue cuestión de segundos
en los que Yoshinori
estuvo frente a él, y
mucho menos los que
necesitó para acercarse
y poder sentarse sobre el
regazo del menor cuando
este hubo dejado el libro
a un lado, y lo recibió
con los brazos abiertos.
Cuándo Yoshinori dejo
cada pierna a cada lado
de él, Junghwan tomó su
cintura con sus grandes
manos, apretándola
con cierta facinación
y acercando su rostro
al cuello de Yoshinori.
El mayor cerró sus ojos,
sintiendo como el calor
subía desde el lugar en su
cintura dónde las manos
del menor se apoyaban
y extendía por todo su
cuerpo.

Para Junghwan, el poder
sentir el cuerpo de
su hyung, y el calor
que consumía a éste
era embriagador, tan
embriagador que no
podía evitar sentirse
atraído a este mismo
de una manera casi
enfermiza. Por eso
siempre buscaba la forma
de mantener contacto con
Yoshinori, y sentir cada
una de las partes de su
cuerpo que ardían bajo
su toqué. Amaba hacerlo
sentir tan caliente, y más
que nada, que su cuerpo
siempre reaccionara a las
más simples caricias de
sus manos.

— Junghwan... —susurró,
cuándo las manos de
Junghwan descendieron
por su cadera, pero no lo
suficiente. Acercando su
rostro al de él, sintiendo
su suave aliento rozar su
boca, antojándolo.

30 Días De OTP YoshihwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora