Suspiré y me quedé pensando en silencio.
- Señorita - dijo la voz de un niño. Me di la vuelta y lo miré.
- Haru, no debes estar aquí. Tienes que descansar - dije y me puse a su altura.
- Señorita, tenga mucho cuidado. Si escucha pasos rápidos y cortos, ignórelos. Si la ve, no se le acerque y si se pone frente a usted, actúe como si no la viera y nunca la mire a los ojos. Si llora, no la llame, lo odia. Ella me hizo esto - dijo y pronto la imagen del pequeño que vi cambió a una con un niño blanco y los ojos negros, con sangre en su ropa.
- Pero... - se desvaneció frente a mi vista. Suspiré y caminé hacia la oficina. Al llegar, Ryan me recibió con un café.
- ¿Y bien, qué tenía la caja? - preguntó.
- Ropa y un diario. No nos servirá de nada, es un caso perdido, pero... ayer en la casa... - dije y suspiré.
- Me caí por las escaleras, no preguntes por qué, da igual, pero antes de desmayarme por el golpe, encontré una fotografía de la señora Yamada en la morgue. En la casa había un hombre que pude observar antes de perder el conocimiento - dije y tomé una libreta, hice un boceto.
- Sospecho que él tiene que ver con los asesinatos de todas las personas que hasta ahora hemos encontrado. Además, en el pasado era violento con su novia, me di cuenta por los diarios - dije y bebí del café. Ryan miró el boceto.
- Me llevaré esto y comenzaremos a investigar a este hombre de inmediato - dijo y asentí. Lo vi irse y justo en ese momento sonó el teléfono de la oficina. Lo tomé y respondí.
- ¿Hola? Departamento de casos complicados - dije y pude escuchar un llanto para después una risa macabra que me hizo helar la sangre. Colgaron. Traté de recuperar mi respiración a la normalidad.
- Esto ya no es gracioso - dije para mí misma. En ese momento, Ryan entró corriendo.
- Tenemos que correr a la casa, ahora - dijo y lo seguí sin cuestionar. Al llegar, mi corazón se paralizó.
- Fumiko... - susurré y el llanto brotó de mí. Me acerqué mientras la bajaban del techo, se había ahorcado.
- Linda... lo hiciste bien, ayudaste mucho... Perdóname por no haberte podido sacar de aquí - dije mirándola.
- ¿Qué pasó? - me acerqué a los peritos y ellos me dieron una cinta de grabación.
Apenas llegué a la oficina y la reproduje, en ella se podía ver perfectamente cómo Fumiko sola se suicidó.
- Es una lástima - dijo Ryan.
- Es por la presión de su familia, una pequeña niña no podría soportarlo. Esto ya rebasó el límite. Ve a que autoricen una orden para poder arrestar a la familia - ordené.
- Pero... ellos no asesinaron a Fumiko - respondió y lo miré.
- Las pruebas de tortura y privación de la libertad son más que suficientes. Ahora, a trabajar - insistí aún viendo la grabación del video.
- Sí, señora - dijo y se salió.
- Mi Fumiko, fuiste muy valiente, pero no pudiste con el peso de saber tal información - dije y suspiré.
- No fue así, fue la maldad que habita en el lugar - dijo una voz conocida. La observé.
- Señora Martínez... ¿qué hace aquí? - pregunté.
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¿QUÉ LE SUCEDIÓ A IMA?
Terror¿Estás listo para adentrarte en una investigación escalofriante? Únete a Ana, una criminóloga de México, mientras investiga el extraño caso de la muerte de Ima, una estudiante japonesa de tan solo 19 años. La familia está destrozada por la repentina...