Su corazón latía al ritmo de sus pies mientras corría, el viento impactaba suavemente sobre su rostro y sus cabellos danzaban con él. Las aves cantaban y los insectos se hacían notar en aquel majestuoso lugar. Reinaban los inmensos árboles y escaseaba la luz del día.
Accidentalmente, tropezó con la raíz sobresaliente de un árbol y cayó al suelo cubierto de hojas, con gran apuro se puso de pie nuevamente, se quitó los tacones y siguió corriendo. Debía esconderse pronto, lo vio entrar detrás de ella en el bosque y sabía que no se detendría hasta atraparla.