Primer acto: cuatro amigas jugando al UNO en la playa.
Segundo acto: cuatro amigas cagandose a piñas jugando al UNO en la playa.
Tercer acto: se escapa el perro de Nico y Caro
¿Cómo se llama la obra?
—¡Agarralo Rodrigo, pelotudo de mierda!
Ni dos segundos pasan que se nos resta una de la ronda por culpa del perro que decidió jugar a la mancha sin avisar.
—Bueno, una menos —dice Emilia agarrando las cartas de Caro para ponerlas en el mazo.
—Ay no chicas, la voy a ayudar —Tini, que era de esperar, se levanta y corre atrás de su novio, de Caro y de Nico.
Echo un vistazo hacia la carpa a lo lejos y los veo a Julian y Alexis cagandose de risa con unas cartas en la mano. No sólo fue interrumpida nuestra partida de UNO, sino que el truco a unos metros también.
Resignada a la partida perdida opto por caminar esos pasos que nos separaban de la carpa e ir hacia los últimos chicos que quedaban sentados en ella.
Emilia copia mis pasos juntando nuestras cosas quedando detrás mío cuando llegamos, y los veo a los dos con la cara roja.
Uno rojo de la risa y el otro rojo por el sol.
—Nene pareces culo de mono —lo reto apenas me siento a su lado—Estas todo rojo, Alexis.
Al escucharme Julian nos mira, nos sonríe y se levanta para ayudar a su novia dejándonos solos.
—¿Me pones? —pregunta alcanzandome el protector a su lado.
Giro los ojos al ver que hasta que no se vea insolado y todo rojo, no se iba a poner protector.
—Dame.
Cuando termino de ponerle el protector por toda la espalda, pecho y cara, distrayendome contando sus lunares, le devuelvo el pote para intercambiar roles.
—Poneme vos a mi ahora.
Le sonrío inocentemente y empiezo a sacarme el remerón para quedarme completamente en bikini.
Cuando el remerón iba pasando por mi cabeza lo escucho soltar un suspiro.
—Que hermosa sos, la puta madre.
Cuando lo miro se estaba mordiendo el labio mientras se rascaba la barba recien crecida.
Le pego en el hombro riéndome y me doy vuelta para quedar adelante de él y que pueda acomodarse detrás mío.
Empezó a encremar toda mi espalda bien lento, dejando masajes y caricias, haciéndose el boludo y dejando uno que otro beso en mi piel desnuda.
—Ale, estas haces cinco minutos pasando crema en el mismo lugar.
—Perdón me distraje —dice mientras lo escucho tapar la crema y acomodarme bien la tira del corpiño.
Espero a que vuelva a su lugar pero simplemente se deja caer con sus manos y brazos rodeando mi cuerpo desde atrás.
—¿Qué haces? —preguntó confundida
—Sh.
Decido restarle importancia y nos dedicamos a observar el paisaje en silencio disfrutando la compañía del otro. Con el sonido del las olas chocando, los pájaros sobre los pocos árboles, los vendedores de churros...
Y a los cuatro boludos persiguiendo un perro.
—¡Nicolas lo estas ahorcando!
Nico habia logrado agarrar al perro pero ante el grito de Caro lo soltó asustado por si lo estaba ahorcando muy fuerte. Y el perro volvió a correr.