julian alvarez

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tercera persona.
7 y 6 años de edad.

—¡Juli!

El grito infantil de la nena de trenzas se perdió en el medio de la plaza sin obtener respuesta alguna.

—Juli, porfi no me asustes —murmura temblorosa caminando por medio de las hamacas sin ver rastros de su amigo, solo sombras a lo lejos de unos chicos un poco más grandes que ella. 

La plaza ya se encontraba en total oscuridad solo alumbrada por luces esparcidas por el lugar.

La de trencitas se había distraído jugando con unas Monster High en el tobogán y cuando se dio cuenta Julian se había ido de su lado.

—¿Juli? —preguntó por última vez, caminando hacia el los árboles donde solían esconderse.

La menor suelta un suspiro aliviado al ver a su amiguito sentado en el pasto haciendo algo con sus manos. Las pisadas lo hicieron poner alerta haciéndolo girar para exponer sus manos.

—Acá estab...¿Qué haces? —preguntó sonriente acercándose a él en los pasos cortitos que permitían sus cortas piernas.

Al acercarse nota como Julian se pone colorado y quieto como si lo hubiesen encontrado haciendo algo malo, tenía sus manos llenas de tierra por armar un intento de maceta en un vaso de plástico descartable donde colocó una flor amarilla que acomodó con sus dedos.

—¡Que lindo! —se agachó inmediatamente, las flores amarillas eran de sus favoritas, tenía miedo de preguntarle si era para ella y que la respuesta sea no, así que optó por disimular— ¿Para quien es? 

Julian se quedó mirandola mudo casi sin pestañear, en un movimiento nervioso se empezó a rascar atrás de la oreja que estaba totalmente roja y habló despacito mirando el piso.

—Es para vos.

Lo dijo tan bajito que su amiga dudó en haber escuchado bien. Conociendo a su mejor amigo y sabiendo que era capaz de salir corriendo, agarró el vaso, sacándolo de su mano, y se lo acerco a la cara para olerla sonriente.

Por más que era su favorita y sabía distinguir que no tenía mucho olor, a ella le puso feliz que él haya recordado que le gustaba esa flor. Se agachó, le dió un rapido beso en el cachete con vergüenza y se levantó rápido para ir hacia las hamacas donde se encontraban anteriormente.

Julian siguió sus pasos rato después, cuando logró que el sonrojo de su cara de calme, no quería incomodar a su mejor amiga ni que piense algo raro por haber reaccionado así, se retaba mentalmente por haber parecido un tonto.  

—¿Jugamos con las Monster High antes de que venga mi mamá a buscarme? —preguntó la castaña apoyando con cuidado el vacito con la flor en un banco de la plaza.

—Bueno, yo me tengo que quedar a esperar a mi hermano así jugamos a la pelota —le comenta él sentándose al lado suyo para jugar con ella.

Por más que no le gustaban las Monster High no iba a negar que le divertida como inventaba juegos donde él pueda incluirse.

Y aunque lo niegue y no lo entienda, le agarraba cosquilla en la panza cada vez que ella se reía y le daba un abrazo, pero solo eran idean que alimentarian las burlas de sus hermanos, así que nunca las admitiría por más que sea el fin del mundo.   

—¿Cuando hagas un gol me lo vas a dedicar? —preguntó tímida.

Julian levantó la mirada de golpe con la pregunta que interrumpió su silencio cómodo.

—Obvio, no tengo a nadie más para dedicarle —admite pero se arrepiente al ver la cara triste de su amiga—Osea, si tengo, digo, prefiero dedicartelos a vos porque siempre me bancas, pero podría dedicárselo a mi mamá también o a mi...

one shots • scalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora