Decencia

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-Solo diré que fue difícil escribirlo-

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Alicent estaba desesperada, acababa de comprobar que Rhaenyra la odiaba y con ello a sus hijos, incluso insinuó que su Aemond era un desviado, ¿Cómo su hijo amaría su herida?, el Aemond que crío odiaría al bastardo que lo hirió a muerte, Rhaenyra debió utilizar alguna brujería y a su hijo menor como prostituta para Aemond, de otra manera no se explicaba como este y el bastardo podían estar en la misma habitación.

Debía hacer algo, ella lo comprobaría, ella le quitaría el embrujo de Rhaenyra y el bastado que dio a luz sobre su hijo, se mancharía las manos, pero era un precio justo si lograba salvar a su hijo de la desviación, de paso mostraría que Aegon seguía siendo el libertino y alcohólico de toda la vida, dejaría tan mal a Rhaenyra que el propio Viserys no podrá sino repudiarla.

_ Sir Criston _

El hombre entro y saludo.

_ Anoche Rhaenyra me humilló frente a todos en la fiesta y ahora no conforme con eso rechaza mi pretendiente para Helena directamente, ella no para de humillarme _

_ Deberíamos hacer algo mi reina, pero ¿Qué exactamente? _

_ A demostrado y me ha presumido que a su lado mis hijos son mejores y que los errores que cometían a mi lado ya no los hacen, bien con eso la atacaremos _

El hombre no comprendía del todo.

_ Tengo una petición para usted _

_ A sus órdenes mi reina _

La mujer sonrió, salvaría a su hijo de su desviación como lo hizo consigo misma y de paso atacaría a Rhaenyra humillándola frente a todos como ella lo hizo.

Rhaenyra no sabría ni que la atacó.

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Aegon estaba mimando a Sunfyre, le gustaba su dragón y le encanta el hecho de que fuera el más hermoso de los dragones, aunque bueno, era probable que Tessarion superara su belleza algún día, aunque eso no lo diría jamás en voz alta, la risa de Jacaerys lo distrajo de su dragón.

Su sobrino jugaba a las atrapadas con su dragón, juego donde claro que Vermax lo dejaba ganar, sonrió ante la vista, cómo si Jacaerys sintiera la vista volteo a verlo para darle una gran sonrisa, Aegon retiro la mirada avergonzado.

Habían pasado ya muchas noches desde que tontamente pidió un beso a cambio de un diario, muchas noches en lo que único que soñaba era con ese momento, Aegon sabía ahora que es lo que le pasaba, pero tenía miedo, miedo de que alguien se enterará y lo condenarán como su madre y abuelo les decían que los dioses condenaron al difunto Laenor, no tenía problema con que el ardiera en el infierno pero que Jacaerys lo hiciera le revolvía el estómago.

A parte, ¿sentirse así no era traicionar a Rhaenyra y Daemon?, ¿Cómo lo tomarían?, el ya tenía casi quince onomásticos y Jacaerys a penas si tenía trece, ¿Sentirse así sobre el era malo? su madre, abuelo y los siete dioses le decían que si.

_ Príncipe Aegon _

La voz de Sir Cole lo saco de sus pensamientos y dejo de acariciar a su dragón, tenía mucho sin ver al hombre pero este lucía exactamente igual

_ Sir Cole _

El hombre lo observó de pies a cabeza y no pudo descifrar su mirada.

_ La reina solicita su presencia junto con sus hermanos _

Los negros siguieron los sueños (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora