Luces del pasado

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Desde que tiene memoria Jacaerys ha tenido sueños inusuales.

no puede recordar cuando empezaron, ni que fue lo primero que soñó, pero sabía que estos sueños eran algo que siempre estuvieron ahí, por ello los podía fechar simplemente pensando que los tuvo desde que tuvo memoria o más bien desde que tuvo conciencia de si mismo.

Sus sueños lejos de ser los de un niño de su edad, eran diferentes, eran inusuales, mientras su hermano menor soñaba con juguetes, barcos, animales, el soñaba con fuego, sangre, muertos y tristeza.

El fuego de los dragones y antorchas, la sangre derramada de muchos, la tristeza de otros cientos, y la muerte de su familia.

Cuando aun era un bebé o más bien empezaba a dejar de serlo, sus pesadillas eran variadas pero en general eran sobre un joven que se la pasaba triste todo el tiempo, al final este hombre termino siendo abierto como pescado en una cama, esto siempre lo hacía llorar, recurría entonces con su madre, pero cuando esta se embarazo de Lucerys su padre Laenor sugirió que deberían dejarla descansar, según le explico tener un bebé en el vientre era complicado y su madre dormía muy poco, entonces su refugio fue su padre, este solía consolarlo y abrazarlo hasta dormir.

La mayoría de sus sueños eran olvidados cuando despertaba al día siguiente lo cual era un alivio, pues de no ser así el pobre se la hubiera pasado aterrado todo el tiempo.

Después de que se mudaran por completo a Rocadragón los sueños simplemente se fueron por completo, nadie esperaba que regresasen todos de golpe años más tarde.

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Probablemente tenía unos nueve años cuando se dio cuenta que quería a Aegon de manera diferente de como quería a sus demás hermanos, incluso lo quería de manera diferente de como quería a sus padres.

Le gustaba Aegon pero la verdad es que siempre le había gustado, le gustaba pasar el tiempo con él, seguirlo en sus travesuras que muchas veces terminaban con algún castigo, pero no importaba por que al día siguiente estarían juntos, por ello cuando lo llamo bastardo frente a todos dolió pero al mismo tiempo esperaba que al día siguiente fuera como siempre, pero era obvio que no lo sería.

Solo unos meses después de la boda de su nuevo padre y su madre, un día simplemente todos sus tíos se mudaron con ellos, las cosas no fueron fáciles para nadie, pues la ultima vez que se reunieron todos se hirieron de una forma u otra.

Aunque los primeros días fueron pesados pero con el tiempo lograron acoplarse nuevamente eso fue grandioso en verdad, entonces los sueños volvieron, pero no eran pesadillas, sino que eran sueños lindos, en ellos veía a una pareja un rubio y un castaño, no los reconocía, pero parecían felices, llego al punto que cuando llegaba la hora de dormir lo único que esperaba era soñar con ellos.

Aquello y algunos roces inocentes de niños entre Aegon y el, lo convencieron, el sentía amor por Aegon como el que sus padres sentían entre si, esto lo alegro pues al final aunque ambos eran hombres el era un doncel lo cual si bien ahora no podía ser revelado si que cuando su madre fuera reina lo sería, él y Aegon podrían estar juntos por siempre, sabía que Aegon se sentía de la misma manera que él, pues no era nada discreto eso de vez en cuando le sacaba algunas sonrisas, el ver como Aegon hacía una declaración de sus sentimientos y luego inútilmente trataba de esconderlo, como se teñían sus mejillas de rojo al pensar que se había dejado al descubierto era divertido y hacia que las mejillas de Jacaerys también se pintaran.

Pero todo lo bueno no puede durar suficiente, y finalmente su burbuja reventó.

La boda de Helena y Cregan había sido hermosa, Jacaerys realmente se vio de la misma manera en unos años con Aegon rodeados de sus amigos y familia, finalmente felices, y aunque ver a su amado triste no era algo que el deseara aun no era el momento de revelarle sus sentimientos más profundos, lo haría a su tiempo cuando fuera seguro estar juntos y no tener la necesidad de esconderse por los pasillos.

Los negros siguieron los sueños (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora