Asco

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Aemond se levantó de golpe por una pesadilla donde manos lo tocaban, para su alivio cuando abrió el ojo no existían tales manos.

Vio a su alrededor para encontrarse en una habitación de Rocadragón, lo sabía por qué cada una de las habitaciones en el castillo tenían dragones en los techos, y el prácticamente los memorizo todos.

_ ¿Aemond? _

Rhaenyra estaba en la puerta de la habitación cargando una tinaja con agua, la dejo en una silla y corrió a el.

_ ¡¿Estás bien?, ¿Cómo te sientes?, ¿Te duele algo?! _

Aemond estaba aturdido por los gritos preocupados de la mujer, el solo la miro, Rhaenyra su hermana el monstruo del que debía defenderse, el dragón que se esconde tras las paredes de Rocadragón, estaba preocupada por el de manera genuina, sus ojos se lo decían.

El sabía que Alicent y ella era diferentes en todo, pero por mucho tiempo creyó que las madres eran como la primera, estar esas lunas con Rhaenyra lo hizo cambiar su visión sobre la imagen de la madre, no, desde antes cuando con sus hermanos eran más pequeños y se colaban en las habitaciones de su hermana mayor para ver cómo Rhaenyra era cariñosa con el pequeño Jacaerys, cómo le cantaba, abrazaba, le daba sonrisas, algo que ellos no recibían.

Por mucho tiempo se pregunto por qué el no tenía eso, ahora lo sabía, su "madre" no era una, esa mujer no mostró jamás mucho interés en ellos, cuando perdió su ojo y vio que fue defendido de tal manera pensó que le importaba, ahora sabía que solo mostró esa faceta por los demás en ese salón y por dañarla a ella, a Rhaenyra.

La mujer que cruelmente lo había vendido a tales mujeres para dañarlo, para "sanarlo" como ella dijo, ¿Esa era la madre que merecía?, ¿Qué error cometió en otra vida para merecerla?, ¿Mato a una embarazada?, ¿El le dio fin a una buena madre?

Rhaenyra lo tomo por los hombros escaneando su cara.

_ Iré por los maestres _

La mujer se levantó pero la mano de Aemond se movió sola reteniéndola de la manga de su vestido lila.

_ No te vayas _

Rhaenyra lo vio no con decepción ni asco como estaba seguro su madre lo vería.

_ Por favor hermana quédate _

Rhaenyra lo abrazo, y las lágrimas en los ojos del niño por fin salieron.

Aemond por primera vez con una mujer se sintió seguro.

Aegon miraba desde las puertas, el quería visitar a su hermano pero ahora el vivía un momento único con Rhaenyra, así que dejo lo hiciera y camino de regreso a su habitación.

Cuando despertó había pasado algo similar, solo que el tomo a Daemon por sorpresa cuando lo abrazo, aunque logro sorprenderlo el hombre le devolvió el abrazo.

Hace ya dos días de eso, empezaban a impacientarse por Aemond, tal parecía que el afrodisíaco que a él le dieron era más fuerte.

Al entrar a su habitación volvió a tomar un baño, ya había tomado tres esa mañana, pero no podía evitar sentirse sucio, no supo porque, el ya había experimentado en la calle de las sedas, pero supuso que era diferente querer a hacerlo o ser obligado.

Llamaron a su puerta, dejo que pasaran mientras el terminaba su baño y se vestía, cuando salió vio a Jacaerys llevándole una bandeja con lo que suponía era su desayuno.

_ Hola, supuse tenías hambre, te traje tu favorito _

Aegon se sentó y tomo un poco de fruta, su estómago estaba sensible por todo el alcohol que le habían hecho consumir.

Los negros siguieron los sueños (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora