Visita nocturna

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El día en que Rosalina volvería a visitar a Mario finalmente había llegado, y ella se sentía inusualmente emocionada. Pasó todo el día jugando con los destellos mientras perfeccionaba su técnica de salto, llegando a por lo menos dominar el triple salto, aunque necesitaba dar un giro estelar al final del tercer salto para equilibrarse y poder caer de pie. En su pequeño cuaderno (que también era su diario personal, donde solía anotar los pensamientos que no compartía con los destellos para no abrumarlos) ya había terminado de colocar pequeños diagramas junto a explicaciones de todos los movimientos de Mario. Le dio un último vistazo antes de acostar a todos los destellos, y para cuando llegó al pequeñín que había acompañado a Mario durante su aventura, este le entregó una hoja de papel.

Rosalina (tomando la hoja) : ¿Y esto?

El destello color crema comenzó a emitir unos soniditos algo agudos mientras señalaba al papel doblado que le había entregado a su mamá, y en medio de todos esos sonidos ella consiguió distinguir la palabra "Maio".

Rosalina : ¿Para Mario?

El destello asintió de forma enérgica mientras seguía señalando al papel. Rosalina, con más curiosidad que antes, decidió desdoblar la hoja, y no pudo evitar sonreír al ver lo que contenía. Era un dibujo (más bien garabato) que el pequeño había hecho con los crayones que ella había usado para ilustrar el libro de su historia. Ella logró distinguir a Mario, por su bigote y el color de sus ropas, dando un salto por lo que parecía ser un campo de flores con un cielo estrellado de fondo, que muy probablemente se trataba del portal celeste. Al lado de Mario se encontraba el destello imitando la pose de salto de Mario, junto a unos garabatos en color negro debajo del dibujo que seguramente era alguna especie de mensaje que solo el pequeñín entendía.

Rosalina (en un tono dulce y con orgullo) : Está precioso, estoy segura de que a él le va a encantar.

El pequeñín soltó una aguda risilla mientras aplaudía, orgulloso también de su obra. Su mamá volvió a doblar el pedazo de papel, tras lo que se inclinó para darle un beso justo arriba de los ojos al destello (su beso de buenas noches).

Rosalina : Le daré esto a Mario la próxima vez que lo vea y le diré que tú lo hiciste. Pero ahora necesito que duermas, lo necesitas si quieres algún día convertirte en un planeta enorme o un cometa brillante y colorido.

El destello volvió a repetir varias veces la palabra "Maio" mientras señalaba al dibujo y veía a su mamá directo a los ojos, intentando darle un último mensaje antes de acostarse. Ella lo escuchó atentamente, pues ya tenía experiencia entendiendo a los destellos cuando eran bebés o niños muy pequeños.

Rosalina (sorprendida) : ¿Quieres mucho a ... Mario?

El destello volvió a asentir.

Destello M. (balbuceando) : Qu ... queyo ... queyo a ... a Maio ...

Rosalina (sonriendo) : Bueno ... no eres el único. También le diré eso.

El pequeñín, satisfecho por haber transmitido sus sentimientos, se acomodó en su pequeña cama y cerró los ojos. Rosalina le dio otro beso de buenas noches y se dirigió a la salida de la habitación, pensando en lo que había pasado. Ella ya sabía que Mario se había encariñado con el pequeñín, pero no sabía que él también se había encariñado mucho con Mario. Y tal y como había dicho, no era el único, pues todos los demás destellos también se habían encariñado con él. Parecía que aquel pequeño héroe tenía un cierto carisma especial que hacía fácil el encariñarse con él, pues incluso ella había caído en ese hechizo.

De camino al centro del planetario se topó con Polari, quien aún estaba despierto y parecía estar viendo directamente hacia la Tierra. Sin embargo, sintió la presencia de Rosalina y volteó a verla.

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora