La invitación de Peach

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Al día siguiente, Mario y Luigi fueron a la ciudad luego de desayunar, en donde le comentaron a la bibliotecaria y al dueño de la tienda de libros que ya habían lidiado con el fantasma la noche anterior y que este había aceptado ya no regresar más a la ciudad, así como devolver los libros que había tomado prestados una vez que terminara de leerlos. Ambos estuvieron más que agradecidos con los hermanos por haber resuelto el problema, y la curiosidad pudo con ellos y decidieron preguntarle a los hermanos como lucía el fantasma. Los hermanos se vieron entre ellos de reojo, como intentando decidir quién debía hablar, y al final fue Mario (como ya es costumbre) quien terminó respondiendo a la pregunta.

Mario : Pues, era una mujer bastante alta y que llevaba un vestido celeste brillante. Era bastante tímida, y se arrepintió de inmediato por haber causado problemas.

En el momento en que el fontanero de rojo terminó con la vaga descripción del fantasma, los dos toads con lo que estaba hablando compartieron una mirada de sorpresa e incredulidad entre ellos, lo que llamó la atención de Mario.

Ted : ¿Podrá ser ... ?

Bibliotecaria : Tal vez ... o solo será una coincidencia.

Mario (intrigado) : Oigan ¿Ya habían oído hablar de un fantasma con esa descripción antes?

Ted : Sí, pero ... es una antigua leyenda.

Bibliotecaria : Hay historias sobre un fantasma con esas características que se dice aparece cada cien años, durante el festival de las estrellas, en una colina con un árbol solitario fuera de la ciudad, desde donde se puede ver el castillo. La historia cuenta que aparece pasada la media noche y que si te acercas mucho, desaparece en un potente destello de luz que puede dejarte ciego. Además, parece ser que a la mañana siguiente siempre se encuentra un ramo de flores al pie del árbol.

Ted : Aunque este pasado festival un grupo de jóvenes curiosos fue al lugar y no vio nada, ni siquiera el ramo de flores al día siguiente. (ríe) No deja de ser una leyenda después de todo.

Esta vez fueron Mario y Luigi quienes intercambiaron miradas, aunque solo el fontanero de rojo tenía una idea de porqué la leyenda mencionaba un ramo de flores al pie del árbol solitario al día siguiente.

Mario (se aclara la garganta) : Bueno, eso es ... interesante. Jamás había oído esa historia.

Luigi : Ni yo.

Bibliotecaria : Pues desde que empezaron los problemas con los boos como que las historias de fantasmas perdieron mucho de su encanto ¿sabes? Parte de la gracia era el halo de misterio detrás de estas. 

Una vez terminada la pequeña conversación sobre la antigua leyenda del reino, los hermanos se despidieron y salieron de la biblioteca con rumbo al castillo de la princesa, pues Mario tenía una propuesta que darle. Y de camino, Luigi no pudo evitar preguntarle a su hermano por ciertos detalles de la fantasmal historia que acababan de escuchar.

Luigi : ¿Tu crees que Rosalina alguna vez dejó a alguien ciego?

Mario (ríe) : Lo dudo. Aún cuando la hubiera asustado ella jamás a creado un resplandor tan potente cuando desaparece o aparece. Sí, a veces te puede dejar desconcertado, pero no ciego. Mi teoría es que ella escuchó a alguien acercarse y por instinto desapareció, el toad que la vio se quedó algo atontado por unos minutos y luego regresó a su casa a contar la historia, y luego el boca a boca se encargó de exagerar la historia.

Luigi : ¿Y por qué vendría al reino en primer lugar? ¿Y lo del ramo de flores?

Mario (serio) : Eso no me corresponde a mí explicarlo. (voltea a ver a su hermano) Le hice una promesa, lo siento.

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora