Al borde de la muerte [TRADUCCIÓN] / (Anteriormente "Lazos que unen")

Más allá del velo

Capítulo 4: Más allá del velo

Harry bajaba sigilosamente por las oscuras escaleras del castillo de Voldemort. Aún le quedaba una hora para la medianoche y sus bolsillos estaban llenos con los ingredientes reducidos para el ritual, incluida la daga de plata tachonada de ónice que se había metido en el bolsillo por impulso el día que encontró el viejo diario.

Habían pasado tres días desde la cena con los Malfoy. Después del comentario de Voldemort sobre la luna nueva y el clima, había investigado ambos y, por supuesto, el mago tenía razón. Una luna nueva era beneficiosa para un ritual como el planeado, al igual que lo era una tormenta, y para su suerte, ambas cayeron en la misma noche.

Ya era hora de que finalmente trajera a Barty de vuelta. Estos últimos tres días habían sido más fáciles y más difíciles al mismo tiempo. Pero al menos él y Voldemort se habían establecido en una especie de rutina.

Todas las mañanas se levantaba, preparaba el desayuno, se lo llevaba a Voldemort y luego limpiaba durante una hora. Por la noche, ayudaría al mago a tomar un baño caliente, algo sin lo cual aparentemente el mago más oscuro de todos los tiempos no podría vivir, por divertido que sonara. Sospechaba que la serpiente del hombre era la mitad de esa necesidad.

Lentamente, se estaba volviendo más cómodo con Voldemort, quien no parecía tan loco cuando no estaba torturando a alguien. Desafortunadamente, el mago también parecía observarlo más de cerca.

Tal vez era solo el hecho de que Voldemort estaba aburrido de su mente, incluso él no era lo suficientemente tonto como para no darse cuenta de ese hecho. Esperaba que esa fuera la razón al menos, porque si ese no era el caso, significaría que el mago estaba empezando a sospechar. Bueno, con suerte la reaparición de su antiguo sirviente serviría como una buena distracción.

Pensando en Bartemius, todavía no podía creer su suerte. Que los Mortífagos y Voldemort nunca hubieran descubierto lo que le pasó al hombre era más que buena suerte. Sabía que el hombre había recibido el beso. Dumbledore le había dicho. Por qué Lucius Malfoy no había podido averiguarlo, no tenía idea.

Apartando la pregunta de sus pensamientos, cruzó el vestíbulo de entrada. La enorme cámara se sentía tan espeluznante como la noche en que había llegado. No podía creer que había sido hace 12 días. Pronto su vínculo de quince días con Voldemort llegaría a su fin. Era otra razón por la que necesitaba actuar hoy, para poder ver si su plan de contratar la ayuda de Bartemius funcionaría.

De lo contrario, tendría que regresar a Privet Drive, algo en lo que ni siquiera quería pensar.

Las pesadas puertas dobles se abrieron en silencio y salió a la húmeda noche de verano. Un relámpago brilló en el horizonte, el viento alborotó su cabello y pudo sentir las primeras gotas de lluvia en su piel. Mirando hacia arriba, ni siquiera podía ver la sombra oscura de la luna nueva detrás de las espesas nubes. El sonido de las olas furiosas rompiendo en la orilla proporcionó un telón de fondo repetitivo para los sonidos de lluvia que aumentaban rápidamente. El trueno se estrelló en la distancia.

Saliendo, caminó durante cinco minutos hasta que estuvo seguro de que nadie, ni siquiera Lord Voldemort, podría verlo desde la ventana. Por supuesto, esperaba que el mago se quedara dormido.

Se detuvo y miró a su alrededor por un segundo, pero por supuesto no había nada digno de mención cerca, aparte de la oscura y ominosa extensión de agua a un lado y el bosque oscuro y amenazante en la distancia al otro, el negro sin luz del pequeño castillo. en la distancia detrás de él. Metiendo la mano en sus bolsillos, comenzó a sacar los artículos preparados; la tierra, el jugo de uva, el vino, el pan sin sal, el pan normal, la sal, las muchas hierbas y la daga de plata que había tomado prestada de la oficina privada de Voldemort, con la esperanza de que cumpliera con los requisitos de una daga ritual. Al menos se parecía mucho a la imagen que había visto en el pergamino.