capitulo 54

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La mujer voluptuosa se acercó a Jack y le rodeó el cuello con sus manos. Él se impresionó bastante pero no quería ser descortés y rechazarla violentamente así que decidió dar un paso atrás.

-¿Que no piensas darme la noche que me prometiste?- preguntó la directora aproximándose más a él.

Sucio Hiccup, pensó Astrid al escuchar aquello.

-Creo que me está confundiendo con mi hermano- el chico dejó caer hacia atrás su capucha y mostró su cabello largo.

La señora Simmons estaba estupefacta.

-¿Quien es usted?

-Jack Haddock, para servirle.

Astrid en ese momento emprendió a toser hasta ahogarse, Jack ni siquiera alcanzó reaccionar ya que el siguiente segundo ella se desmayó debido a la falta de aire.

Ella despertó alterada en una habitación de hospital y nuevamente se sintió terriblemente decepcionada al ver que Hiccup no estaba, sintió mucho resentimiento hacia él, pensó que a él no le importaba en absoluto como estuviera ella, pensó que a él nunca le importó su salud, que no la quería siquiera un poco pero aun así se molestó en preguntarle Jack por ese chico.

-¿Porqué Hiccup no viene a verme?- preguntó con una vocecita aguda.

-El no está aquí, cuando se quemó la cabaña él partió.

-¿A donde partió?- la voz de ella manaba angustia.

-Se fue del país. No sé a dónde exactamente.

Astrid quiso impedirse llorar pero no tuvo éxito, las lágrimas le brotaron chorreando de sus ojos.

-¿Porqué no me dijo que se iba?- balbuceó para ella misma tan bajo que a Jack le fue arduo oírla.

Ella se sentía tan mal como nunca, ahora sabía que Hiccup estaba lejos y que probablemente no volvería a verlo. Estaba muriendo por dentro y por fuera, había enfermado desde el momento en que Hiccup había decidido alejarse de ella, y ahora ella se estaba literalmente muriendo porque no lo tenía a su lado, la maldición los unía en cuerpo y alma, nunca iban a dejar de amarse aunque mil vidas pasaran, el tiempo no era capaz de borrar ese amor, ningún otro hombre podría sustituir al suyo por mas que se pareciera. Sus lágrimas no cesaron y su corazón se encogió y se quebró como la porcelana. Sollozó y los fuertes brazos de Jack la rodearon, él estaba incluso tan derrumbado como ella, la amaba y no toleraba verla llorar, no resistía tener que consolarla cuando ella lloraba por otro hombre, y no toleraba que su amor no fuera correspondido. Un médico no demasiado joven entró a la habitación y apreció la situación.

-No quiero desanimarlos más pero tengo los resultados de los exámenes y no son muy buenos- dijo el doctor cerrando la puerta detrás de él a la vez que inspeccionaba unos papeles que tenía en las manos.

-¿Que es lo que tiene doctor?- inquirió Jack innegablemente aterrado.

-Se está muriendo- le respondió -No es anemia, ella tiene leucemia y también neumonía.

Astrid no entendía el significado de la palabra, a diferencia de Jack que podía llorar por ella en cualquier momento pero se contuvo.

-¿Es... Está se... Está seguro?- tartamudeó Jack con un nudo en la garganta -Pero si... Ella estaba bien.

-La leucemia comenzó muy avanzada- aseguró el doctor -No le quedan muchos días de vida.

Sobre la camilla Astrid lloriqueaba pero aun por Hiccup, la verdad no le importó demasiado tener que dejar la tierra, ella solo sentía lástima por tener que morir sin Hiccup a su lado, y optaba mil veces por morir en una cama envuelta en los brazos de su amado que morir por una asquerosa y patética enfermedad. Quizá soy muy egoísta, yo debería de pedir que Hiccup no me ame para que no sufra cuando me vaya pero sigo rogando por su amor. Pensó ella con lágrimas que le rodaban por la cara. La mirada de Jack estaba puesta en ella, él trataba de no demostrar lo devastado y deshecho que estaba.

-Pequeña, te amo, no me dejes, no te vayas, se muy fuerte favor- le susurró el joven al oído con entonación ronca y quebrantada.

El Doctor se aclaró la garganta ruidosamente.

-Lo siento mucho- dijo el hombre mirando al suelo -Tengo que retirarme.

Al abrir la puerta se encontró con que Tadashi y el padre Gregorio estaban del otro lado con el puño enaltecido a punto de golpear la puerta de hierro para llamar a esta.

Los dos entraron al cuarto.

-Jack creemos saber porque no puedes curarla- explicó Tadashi.

-¿Ves esto?- señaló el padre mostrándole un trozo de papel -Es parte de la profecía, la ha encontrado un amigo mío en un seminario de los Estados Unidos.

-¿Que tiene que ver eso?

-¿Pues Jack tú le salvaste la vida a ella verdad? ¿Ella fue la primera mujer a la que salvaste la vida?- preguntó Tadashi.

Jack asintió con cierta confusión.

-En esta hoja habla sobre ti- habló el Padre Gregorio  -Astrid está ligada a las dos profecías, a la tuya y a la de Hiccup.

El padre Gregorio leyó las palabras escritas en la hoja traduciéndolas al español para Jack.

-Salvará a la mujer que ame de todos sus males en el momento en que se unan en alianza bendita.

-Eso significa...

-Un matrimonio- terminó Tadashi la frase.

-No estoy muy seguro, pero creo que si ustedes dos se casan ella sanaría- añadió el padre Gregorio.

Astrid jadeó y chilló cuando sintió un fuerte dolor en su cabeza.

En pleno silencio Jack estaba analizando cada palabra y estrechando la mano de Astrid a la vez.

-Mi amor- escuchó Astrid que Jack le susurró -¿Estarías dispuesta a casarte conmigo para curarte?

Un extraño estremecimiento la asaltó, y no creyó del todo las palabras de ninguno de ellos, sintió que todos se ponían de acuerdo para hacerla casarse con el ángel hermoso y por otra parte tampoco deseaba que su vida se la llevara una enfermedad.

Al fin y al cabo de pensarlo unos minutos ella se decidió.
Asintió para afirmar la respuesta a la pregunta de Jack, no tenía nada que perder.

Ella iba a morir.

Una tos asfixiante quebró la voz de Astrid cuando intentó hablar, escupió sangre al toser y cada vez se sintió mucho más enfermiza, cuando sintió que ya no podía sostenerse más, que no tenia mas voluntad, que ya era su hora de marcharse, que sus esperanzas estaban perdidas y que no soportaría un minuto más despierta quiso hacer feliz a Jack que tanto se preocupaba por ella.

-Te quiero- dijo ella con sinceridad y con una voz apenas audible -Te quiero muchísimo Jack que no se te olvide, eres un gran chico, gracias por no abandonarme nunca.

A él se llenó el alma al escuchar que la chica que él amaba le decía al menos te quiero, pero también sintió un terrible dolor y vacio cuando vio que ella no resistía, ella se estaba muriendo justo en ese momento y él lo sabía, sentía como se destrozaba su corazón cuando a ella se le iba la vida de a poco, la vio cerrar sus ojos y osciló al sentir la repentina presencia de Facundo a sus espaldas.

-¿Dejarás morir al salvador Jack?- musitó la imponente voz de Drago.

-¿Qué hago?- Jack no pudo eludir las lágrimas.

Luego, al ver que ella se empezaba a perder en un abismo le dio un beso corto y lleno de amor en sus labios sin color alguno.

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Espero les guste🥛

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enamorada de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora