capitulo 6O

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Confidencias de Hiccup:

Edimburgo-Scotland.

Nunca me había preocupado por el maldito amor, de ningún modo creí que Hiccup Haddock el atroz demonio realmente alguna vez iba amar a alguien, por eso nunca antes me había interesado la abominada profecía que marcaba mi vida, pero la vi a ella, Astrid Hofferson. Cuando la vi por primera vez quise cuidarla y protegerla, la traté como si fuera mía, y sí lo era, me pertenecía, la deseaba de forma excepcional e incontrolable, no podía mantenerme alejado, lo intenté, me esforcé por mantenerla con vida y protegerla de mi mismo, su mayor y único peligro era yo.

La seguí, ya que nunca logré permanecer un segundo lejos de ella la seguía a todas partes para verla y lo hacía parecer encuentros casuales, mas no podía dejar de pensarla y ansiarla, cuando me decidí a probar sus labios fue algo tóxico tanto como para ella y como para mí, tóxico, mortal y tan adictivo como placentero. Comencé a darme cuenta de que la amaba y la necesitaba, quise renunciar a amarla en el momento que recordé esa inútil maldición, sabía que le haría daño incluso si no existiera la profecía, soy un demonio, nada podía quitarme la maldad que llevaba dentro, nací condenado a ser un miserable y perverso demonio, siempre me odie por nacer así, me hubiera gustado tener la opción de escoger mi destino pero es algo que no controlo, nunca se lo confesé a ella pero la verdad es que si no asesino personas no sobrevivo, tengo que alimentarme de sus almas para conservarme de pie, no se lo dije para no hacerla temer mas, ella me tenía miedo, yo siempre podía oler su miedo y ella intentaba ocultarlo. Cuando la vi por primera vez llorar el alma se me cayó a los pies, nunca en mi vida había experimentado algo tan doloroso, cada una de sus lágrimas saladas que derramaba mantenía mi corazón y mi alma sangrando, me estaba destruyendo y le rogué con mi alma en pedazos y el corazón en mis manos que por favor se detuviera, que dejara de llorar. Tampoco nunca pensé que yo me torturaría tanto con esto.

La enamoré, la escuché decirme te amo y fue estimulante para mí, cada uno de mis sentidos agudizados se degustaban con sabor a mujer que tenía su piel, hubiese sacrificado todo por tenerla en mi cama y hacerla mía, sacrificaría todo menos a ella. Nunca nadie me miró como ella lo hacía, me conmovía cada vez que la veía tan preocupada por mí, jamás nadie me había querido. ¿Por qué hacerlo? Nadie quiere a los asesinos como yo, y ella... ¿Ella me amaba? Pero... ¿Por qué ella me amaba? Ella sabía quién era yo. Sabía lo que era y aún así no le importó quedarse junto a mí, las mujeres no deberían amarme, ellas deberían solo desearme, eso era lo que solía hacer el resto. Jamás entendí el hecho de que alguien pudiera quererme de verdad, estuve con muchas mujeres desde muy joven, solo deseaban placer y que las hiciera gritar toda la noche, yo no les interesaba, a nadie le importaba yo, y ellas nunca sospechaban que antes del amanecer terminarían desalmadas por haber deseado satisfacción.

Traté de sacarla de mi corazón siendo sanguinario, cuando descubrió lo que yo era decidí tratarla comocualquier mujer. ¿Acostarme con ella y quitarle el alma? Iba a matarla, pero realmente no podía tratarla como a cualquier mujer, ella no era cualquiera, yo la amaba y no tuve la fuerza para hacerle daño de forma consciente de lo que hacía, sabía que lastimarla a ella me terminaría doliendo mas a mí. Las cosas empezaban a salirse de control, siempre que intentaba amarla mi fuerza se me salía de las manos, comencé a lastimarla de a poco físicamente, me poseía el mal que traigo dentro, sin querer la estaba matando muy lentamente, me di cuenta muy tarde, lo noté cuando supe que ella estaba llegando demasiado lejos. ¿Ella disfrutaba? ¿Disfrutaba cuando la lastimaba?

Dude de su amor, Jack seguía queriendo arrebatarme todo lo que tenia, siempre él tuvo todo lo que yo quería, siempre me lo quito todo y Astrid que era mi más preciada posesión también estaba cayendo en las manos de mi hermano, lo odiaba, me propuse matarlo con mis propias manos.

enamorada de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora