capitulo 14

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Mientras yo me preguntaba dónde se encontraba Hiccup en ese momento Hans alzò su mano por encima de su cabeza y lanzó un grito al conductor del autobús indicándole que se detuviera. Hans me tomo de la cintura manteniéndome a un costado de su cuerpo para que yo me quedara su lado.

Bajamos del autobús de la misma forma, yo camine junto a él descalza sintiendo el suelo rústico debajo de mis pies unas dos cuadras hasta que volví a vislumbrar aquella casa. La misma vieja casa en la que estuve la noche anterior, las sombras de la misma ya parecían empezar a susurrarme. Me estremecí al recordar a Hiccup, invitándome a bailar, tocando el piano, susurrandome que le gustaba y acostado a mi lado junto antes de que mis ojos se cerraron y me quedara dormida. Caminé todavía pegado a un costado del cuerpo de Hans y mientras nos acercábamos aún más hasta la casa abandonada me percaté de que había algo diferente en aquella casa, algo diferente con respecto a la última vez que la había visto esa misma mañana, todas las puertas estaban abiertas de par en par invitándonos entrar.

-¿Alguien habrá entrado?- preguntó Hans para si mismo en voz alta -Esta mañana cerré las puertas y ahora están abiertas.

Hiccup- pensé

Quizás... ¿ Existía la posibilidad de que fuera Hiccup el responsable de aquello? De Hiccup yo me esperaba muchísimas cosas, siempre me sorprendía. Me adentré junto con Diego hasta aquella casa, atravesamos el jardín cautelosamente, todo estaba silencioso, escuché cada diminuto sonido que manaba de aquel jardín del frente, el ruido que hacían los árboles al chocar sus ramas unos con otros por efecto de la gélida brisa, el canto enterrador de los búhos y los grillos , las hojas de otoño secas quebrarse cuando yo las pisaba con las puntas de mis pies sin calzar, el hierro de las rejas cuando el viento las agitaba al igual que el golpeteo de la madera de los árboles al impactar contra los vídeos de las ventanas del segundo piso inexplorado de la casa, el mismo viento hacía que mi cabello largo por los aires y y qué gruesos mechones de este cubrieran mi rostro.

Ambos atravesamos el umbral de la puerta principal abierta de la casa, en cuanto estuvimos dentro del enorme y oscura la puerta se cerró detrás de nosotros haciendo mucho ruido, yo me asusté y mi nerviosismo se hizo bastante notable, Hans hizo caso omiso a la situación, por mi parte yo seguía pensando que aquella casa ponía los pelos de punta y qué algo muy extraño estaba sucediendo, la pasada noche había visto y escuchado cosas horribles e ndescriptibles. Recuerdo de la niña apareciendo reflejada en el espejo me causo terror, en absoluto yo catalogaría aquella visión como un las más espeluznantes que había visto en años que llevaba de ver extrañas sombras y tener sueños tenebrosos.

-Voy a darme un baño- dijo Hans con voz que reflejaba lo ebrio que se encontraba. Guardé silencio y observé a Hans explorar la casa para encontrar un cuarto del baño hasta que pareció encontrarlo y me quedé sola en la sala escuchando el sonido del agua de la regadera chorrear mientras Hans se bañaba.

Todo seguía en plena oscuridad, no quise siquiera moverme de mi lugar por el miedo que me cansaba de estar sola, incluso cuando sabía que Hans estaba unos cuantos metros de distancia disponible. Examiné con la mirada cada rincón vacío de la casa, la sala se comunicaba con varios pasillos y con algunas habitaciones, tenía unas escaleras de piedra enorme y decoradas como las de las mansiones de las princesas que comunicaban hasta el piso de arriba que yo aún ni siquiera conocía. Una luz entraba por unas puertas de vidrio que supe que daban al patio trasero ya que era la misma luz de la luna la que se entrada en el interior de la casa atravesando los cristales de las puertas.

Sin saber qué hacer se me ocurrió ir a visitar ese aparente patio trasero, vacile al caminar hasta allí, me acerque dando grandes zancadas y como un destello a través de las puertas de cristal para encontrarme con un escalofriante ambiente de un aparente patio. Había en el suelo asfaltado un hoyo enorme, para ser más especifica una piscina vacía, el fondo de la misma pude ver hojas caídas de los árboles que ensuciaban y daban mal aspecto a la misma, sus alrededores reposaban inmóviles una estatua de piedra sólida en el color gris alusivas a extrañas personas que no reconocí, cada una de las estatuas eran más escalofriante que la otra.

Cuando mire hacia el suelo vi junto mis pies la muñeca pelirroja con aries diabólicos tirada allí, me puse de rodillas para recogerla pero al momento en que incliné mi mano para tomar sentí unos dedos rodear mi muñeca, mire detenidamente mi mano y efectivamente una mano blanca y pálida resaltaba con el contraste de mi piel y me apretaba tan fuertemente que yo creí que rompería mis huesos, chillé de dolor en el acto pero mi miedo era todavía más grande que el dolor físico que sentía, levanté mi mirada y fue entonces cuando comprendí que quién estaba agarrándome era esa misma niña del espejo, su rostro parecía demasiado angelical para ser maligna o uno de ellos, y cuando hablo de ellos quiero decir de las visiones que solo yo puedo ver... Hablo de ... ¿Los fantasmas?

Realmente nunca me preocupe por darle un nombre a las malévolas presencias que me atormentaban. Esta niña me miraba sin expresión alguna, en su rostro no pude ver ni tristeza, ni felicidad, ni dolor, ni ninguna otra emoción.

Sus ojos eran negros en su totalidad y me refiero que incluso en la parte que normalmente debería ser blanca estaba oscurecida en un tono más negro de las sombras. Yo estaba petrificada, aterrada, asustada y cualquier otro sinónimo de la palabra, una lágrima se asomaba desde mis ojos, quise gritar pero me di cuenta de que no podía hacerlo, era como si mis labios estuvieran sellados, quise moverme pero tampoco podía hacerlo, mi cuerpo estaba inmovilizado por una fuerza sobrenatural.

Lo único que pude hacer fue soltar las lágrimas, no me hagas daño, ¿que quieres de mi? pensé, ya que hablar no podía. Desvié la mirada y vi alrededor mil sombras que antes estaban en lugar, eran siluetas de cuerpos pasados fugazmente como un soplo Sueltamente pensé nuevamente mirando a la espectro que tenía en frente.

Hice sonidos de gemidos intentando gritar. Habían pasado demasiados segundos y ella todavía estaba agarrándome del brazo de forma muy dolorosa.

-No tomes lo que no te pertenece- me susurró una voz maliciosa y demoniaca -Sal de aquí.

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Espero les guste💀

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enamorada de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora