Todo era cierto, que Jack le restregara en la cara toda la verdad se le hizo muy duro. Las verdades siempre son duras, tan duras que siempre duele cuando nos estrellamos con ellas. Astrid siempre había estado fingiendo, fingiendo que todo iba bien y que ya se había olvidado de Hiccup pero lo cierto es que cada vez que ella se lanzaba en los brazos de Jack era porque necesitaba de Hiccup y pretendía que eran los mismos para así sentirse mucho mejor y calmar su dolor.
-Jack no me dejes tú también por favor, yo te quiero, te quiero mucho. Jack no me hagas esto tú también !!- la forma en que Astrid sollozaba lo hizo ser vulnerable, se rindió y decidió hacer lo que este a su alcance para que ella no sufriera tanto.
Se escuchó a Jack respirar profundo para soltar un suspiro.
Para Jack, Astrid era como una filosa trampa en la que cualquiera quedaría atrapado, ni siquiera él había podía resistirse cuando ella le rogaba llorando. Era como un arma nociva ya que él sabia que quedarse con ella era tan hiriente como alejarse pero le dio poca importancia. Más tarde cuando su camiseta terminó empapada de lágrimas de ella, salió del cuarto para dejarla descansar.
En cuanto él salió Astrid fue directo a mirar el espejo, esperaba encontrar en él a Hiccup nuevamente, esperaba ver su imagen aunque sea unos segundos, esperaba sentirlo cerca. Fijamente miró la imagen de su reflejo con el maquillaje corrido y algunos de sus cabellos se habían soltado de la trenza, luego divisó elresto de la habitación donde las cortinas volaban por el viento que entraba desde afuera a través de las ventanas y también había una increíble soledad que la rodeaba. Cerró los ojos e inhaló aire profundamente, exhaló el aire que había tomado y abrió los ojos.
Ahí estaba, cuando vio el espejo ahí estaba otra vez la imagen de Hiccup reflejada. Se volvió rápidamente hacia atrás para mirarlo y esta vez no desapareció, seguía allí tan perfecto como lo recordaba, tan salvaje y hombre como siempre y con esos felinos ojos verdosos-amarillos de demonio.
-Ven- escuchó que la voz de Hiccup habló, esa perfecta y melódica voz que le había entonado canciones en la casa abandonada que ella aun recordaba -Acércate.
Vaciló, pero luego se decidió a dar un paso, Hiccup dio un paso atrás y Astrid siguió abalanzándose con precaución hasta que lo vio saltar hasta el borde del ventanal donde se mantuvo de pie.
-Sígueme- dijo él y a ella el corazón le dio un vuelco cuando lo vio saltar por la ventana.
La chica fue tras él corriendo y se asomó por el ventanal apoyando ambas manos en el borde de madera, echó un vistazo hacia abajo y lo único que vio fue el abismo de la montaña y el gran vacío que había, pues la casa estaba sobre una colina, y en frente de ella Hiccup parecía estar de pie pero realmente estaba flotando en el aire, no había suelo debajo de sus pies que sostuviera su cuerpo, ella se sentía anonadada y patidifusa.
-Ven conmigo, Astrid- sonó Hiccup demasiado sombrío y perverso -Salta.
Él la invitaba a saltar de la ventana camino a una muerte segura y ella confiaba tanto en él que sin dudar lo haría, necesitaba tanto estar con él que no le importaría hacer cualquier locura. Ella se subió al marco del ventanal dispuesta a saltar.
Justo cuando se inclinó hacia adelante para seguir a su Hiccup la imagen de él desapareció de su frente y escuchó su voz a sus espaldas.
-Te amo- le susurró Hiccup.
En el momento perfecto ella se detuvo y volvió su mirada hacia atrás, ahora Hiccup estaba de pie sobre el aire elevándose unos cinco centímetros del suelo y tenía sus brazos cruzados sobre el pecho, Astrid saltó de nuevo incorporándose a la habitación y corrió lo más rápido que pudo para alcanzarlo antes de que se desvaneciera, se avecinó hasta él con rapidez y alzó los brazos para tocarlo o darle un abrazo pero justo en el instante que iba a acariciarlo sintió que las manos de él rodearon sus muñecas deteniéndola en el acto y se transformó, la imagen de Hiccup se esfumó convirtiéndose en otra persona, no era Hiccup, era un extraño, un desconocido, otro hombre que no era Hiccup. El tipo tenía los ojos en una tonalidad azul natural, esos ojos parecían estar llenos de fuego, Astrid se llenó de pánico y lanzó un grito de terror mientras que este hombre no soltaba sus muñecas y una sonrisa torcida se curvó en sus labios. Él era un hombre apuesto para su edad, aparentaba tener casi la misma edad que el padre Gregorio, tenía el cabello corto de color blanco peinado de forma casi elegante, su contextura era gruesa pero no demasiado, seguía siendo esbelto y bastante alto, dos metros quizás, a Astrid el rostro de aquel tipo le pareció tan familiar que creyó que lo conocía de antes pero aun así estaba muy asustada.
-Hasta que al fin conozco al salvador legendario- sonó la voz gruesa pero juvenil y con cierto tono ronco de aquel hombre.
Una voz que a Astrid también le pareció conocida. Ella había quedado desconcertada y paralizada.
-Vamos, no te haré daño, vamos a buscar a tu querido esposo y a sus amigos para darles la sorpresa de que estoy aquí- el tipo sonó portentosamente amable y puso luego su mano en la espalda de Astrid empujándola levemente para hacerla caminar, ella estaba tiritando de miedo, totalmente sin habla, ese extraño hombre tenía un poder para convencerla de hacer cualquier cosa de modo que ella no hacía más que seguir caminando. La acarreó hasta afuera de la habitación, para sorpresa de Astrid en la sala se encontraba Drago a quien no había visto desde el día de su matrimonio, siempre aparecía en las situaciones más agonizantes y allí estaba de nuevo, el resto de los chicos habían estado preparados para encontrarse con un demonio porque habían presentido esas presencias oscuras dentro de la casa, pero cuando vieron a ese hombre junto con Astrid aterrorizada quedaron pasmados y palidecieron, todos excepto Drago que ya se esperaba todo lo que sucedería luego.
-¿Que tal todos?- dijo el misterioso hombre en tono burlón.
-¿Creían que no los encontraría cierto? ¿No se esperaban verme aquí?. ¿Como has estado mi apreciado Drago Bludvist? Ha pasado tanto tiempo.
-¿Quien es él?- balbuceó Jack atemorizado por Astrid.
-Grimmel- respondió el padre Gregorio en tono firme y alto.
Se auscultó un resoplido burlón que soltó ese Grimmel. Un nombre demasiado sencillo para ser un hombre con ese aspecto tan imponente.
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Espero les guste🥛
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Si quieren que sigua.🌷

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enamorada de un demonio
Fanfiction"El destino nos volvió a unir" "Eres un demonio pero al mismo tiempo te amo como nunca antes" "¿Tu hermano o tu? "Me haz Salvado" ADAPTACIÓN TODOS LOS DERECHOS AL AUTOR!!!!