Pasaron dos semanas en las cuales Louis y Harry no se hablaron para absolutamente nada que no fuera únicamente de trabajo. Y aunque nadie —más que Niall— sabía el contexto de la situación, todos en la empresa podían sentir la tensión. Tanta, que nadie se atrevía a entrar a la oficina de los dos hombres.
Niall le había sugerido a Harry tratar de solucionar las cosas con él alfa, que no le estaba haciendo bien ni a él y que probablemente terminaría poniendo en riesgo su pasantía. Y Harry odiaba a su amigo, porque sabía que tenía razón.
Niall no había querido decirle a Harry, pero este se veía desganado desde hace una semana. Tenía ojeras y se veía algo pálido. Su aroma se había vuelto amargo y lo se diga de su carácter. Y en tan solo esos quince días, su cuerpo había adelgazado de manera preocupante.
—Hazz, amor, creo que esto le está afectando a tu omega y sabes bien que esto no es normal.
Le había dicho Niall hace unos días. Y bueno, Harry realmente no se había estado prestando la atención suficiente. Ya no despertaba con ganas de ir a trabajar y ver la cara del alfa. Ni de oler su tan adictivo aroma. Todo lo traían de vuelta a la última noche que estuvieron París.
Había tratado de ayudarse un poco, se había comprado maquillaje, pero ni eso era suficiente para tapar las tan notables ojeras. Al menos el rubor servía para no hacerlo ver tan pálido como de costumbre.
La mejor parte de su día, era cuando regresaba a casa y llegaba directo a dormir. Como ahora, apago la laptop y tomó todas sus cosas del escritorio para salir de la oficina. Su cuerpo se sentía tan pesado, que dudaba que llegara a casa sano y salvo. Tropezó un poco con sus pies, para luego finalmente salir, sin ser consciente del par de ojos azules que lo observaban.
[...]
Llegó a su casa sintiéndose cansado como de costumbre. Encontró a Anna en la habitación, tomando un té mientras leía.
—Omega… —saludo.
La rubia llevó sus ojos hasta el alfa, e hizo una leve mueca.
—¿Te sientes bien, alfa?
Louis asintió— Perfectamente.
—No luces "perfectamente".
—Estoy bien.
No. No lo estaba. Louis no estaba lejos de parecerse a Harry. Los ojos del alfa lucían apagados, no tenían ese azul tan característico. Sus labios lucían partidos constantemente y tenía más sueño de lo normal. Algunos días despertaba con algo de fiebre y dolor en sus huesos, como si estuviera en celo, pero no lo estaba.
Aunque tocando el tema, Anna había sacado cuentas, y se supone al alfa le tocaba su celo esta semana, pero aún no había llegado. Y después de tantos años, sabía perfectamente que el celo del alfa jamás se arrasaba.
—Deberías ir al doctor, Louis —. Sugirió la omega como por décima vez.
—Te digo que me siento bien.
Louis dio por finalizada la conversación. No tenía ánimos de volver a hablar sobre el tema. Estaba cansado. No tenía nada ¡Estaba bien! Simplemente había tenido mucho trabajo. El estrés y…y nada más el estrés no le estaba jugando limpio esta vez.
Se metió a bañar y salió cinco minutos después, yendo directo a la cama.
—¿No vas a cenar? —preguntó la omega.
—No tengo hambre.
Anna apretó los labios, apagando la lámpara y dejando el libro en el mueble, acomodándose también para dormir. Louis no había estado comiendo bien últimamente, le preocupaba bastante a Anna. Nunca había visto al alfa así, excepto cuando su madre Louisa enfermó y estuvo en terapia intensiva dos semanas. Solo esa vez, recuerda haberlo visto así de mal.
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Like The First Time || LS › Omegaverse
Hayran KurguTodo lo que Harry conservaba como recuerdo de aquel niño, era ese collar y el borroso recuerdo de los dos únicos besos que compartieron cuando eran unos niños. Siempre vivió con la esperanza de volver a encontrarlo, y cuando lo hizo, jamás se imagi...