- Chico estrella -
Quién diría que encontraría al amor de su vida en estas situaciones, estando recostado sobre una no muy cómoda cama de hospital con una manta blanca sobre sí mismo y los pies congelados del frío, tal vez haber perdido esa carrera y quebrarse una pierna fue lo mejor que le pudo haber pasado, mamá siempre decía "Las cosas pasan por algo Raúl, el que siembra recoge" y vaya que si pasaban por algo. Si bien al principio estaba más que enojado por haber derrapado en esa curva y terminar contra el pavimento de manera brusca y con su pierna enredada en las arandelas de su motocicleta, sin contar sus brazos que había quedado dislocado de ambos hombros. No le pregunten por qué, él no lo sabía. Aunque ahora mismo no se arrepentía de nada, mucho menos después de ver el buen culo del enfermero que le tocaba en su habitación, definitivamente se lastimaría más seguido si ese chico venía a atenderle, siempre era tan altanero y pasivo agresivo, de ese tipo que a él le gustaban y solo cómo dato extra debía mencionar esa vez en la que por descuido dejó caer unos guantes, POR TODOS LOS DIOSES DEL KARMA ¡QUE BUEN CULO!
-Buenos día Raúl, ojalá te hubieras muerto mientras dormías, a ver si así no tenía que darte la comida hoy en todo caso perdona por no venir a despedirte ayer mi hermana llamó diciendo que me necesitaba en casa- Luzu... aquel enfermero lindo que le atendía todos los días sin falta desde que estaba internado en ese mugroso lugar de cuatro paredes.
-Buenos días para ti también preciosura, no te preocupes por eso, es lo de menos- el enfermero acomodó el coso cuyo nombre no sabía y tampoco le importaba saber, era ahí donde tenía su pie guindando en el aire y lo bajó un poco más hizo un par de cosas que para los ojos de Raúl no eran más que tonterías y vueltas innecesarias que le daba a la habitación, pero aún así no le importaba puesto que por esas "tonterías" veía a Luzu media hora en la mañana todos los días.
-Ya te traigo el desayuno, está vez hay algo rico para comer, espero que dejes de ser tan quejica hoy- y esa era su pelea matutina todos los días sin falta, la comida, Raúl odiaba la comida que servían en ese lugar, porque de ser por él comería pastas alfredo, una hamburguesa y huevos con jamón todos los días.
-Prometo no quejarme si me la das en la boca bebé- aún si Luzu se negara a hacerlo, debía dársela en la boca puesto que sus ambos brazos debían... ¿Qué era lo que debían hacer? ya no recordaba con exactitud, nunca escuchó nada de lo que el médico estaba diciendo sobre su estado puesto que no entendía nada de lo que ese hombre de barba hablaba, disparates si debía describirlo, disparates fue lo único que escuchó de él.
-Tu puta madre te va a dar la comida en la boca Raúl, y no me digas bebé, bastante grandecito estoy ya- qué mejor forma de iniciar la mañana con aquel alocado paciente que lo sacaba de quicio y es que si quisiera le hubiese dado el puesto a otro enfermero, pero por favor... era a Raúl Álvarez a quien estaba atendiendo, de él aceptaría hasta un cuerpo en descomposición.
Desde los inicios de la carrera profesional de Raúl como piloto de carreras en motocicleta fue su más fiel fan, desde crearse un Insta fandom -contando también la cuenta de Twitter- donde resubia todo lo que él hacía, hasta estudiar medicina porque el chico había dicho que los chicos en uniforme de medicina siempre eran los más lindos.
-Y dime belleza cómo piensas que voy a comer con estas... cosas en mis brazos, recuerdo que el viejito dijo que no podía moverlos hasta la semana siguiente, creo- Tan despreocupado de su salud como siempre, con razón y su "pareja ideal" debía por lo menos saber algo de medicina porque de ser por él ya hubiese palmado hace tiempo, menudas cosas decía este señor.
-Ahg, lo había olvidado- Definitivamente no lo había hecho -Tengo que darte la comida como si de un bebé gigante con problemas de ego se tratase, menuda putada- Menuda suerte* se corrigió para sus interiores, ya que si alguien llegaba a enterarse de que se llevaba mejor de lo esperado con el "Paciente fastidioso de la 115" tal vez lo tiraban de patitas en la calle o tal vez no, no lo sabía y no quería probar suerte hoy.