Preludio 7: Mariano

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Esa mañana desperté con una sensación extraña; parecía un día normal, pero algo me decía que no iba a serlo. Ese mal presentimiento retumbó en mi cabeza, persiguiéndome desde que me levanté, mientras me lavaba los dientes y hasta que intenté utilizar mi celular. Por lo visto no funcionaba, aunque era normal que en San Francisco la señal fuera escasa. Encendí la cocina para prepararme un té, en una hora comenzaba mi rutina diaria por lo que debía apurarme para llegar a la facultad. Al prender el televisor las sensaciones extrañas se multiplicaron: no había señal de TV. Tampoco de radio. Los temores y sospechas se hacían cada vez más profundos.

Me preparé y cuando por fin salí me llegó un aluvión de mensajes, provocándome un cóctel de emociones. Mi primera reacción fue pensar que era imposible, la segunda fue pensar qué hacer. Esa sensación de estar en un sueño se fue esfumando con los minutos; las calles estaban vacías, y de golpe el vecino me alertó que todo era verdad, que nadie lo podía creer, que las películas de ficción que nos entretuvieron durante años se volvían realidad. Zombies. Aunque nadie podía confirmar con certeza qué era lo que estaba pasando.

De pronto recordé esas charlas en grupo, donde bromeábamos sobre qué hacer en caso de una invasión zombie. Esas conversaciones en broma ahora podían salvarnos la vida, si todos pensábamos en lo mismo.

De un momento a otro me encontraba ideando cómo llegar a la Escuela Nacional, a 100 Kms. de distancia, en una moto 110 cc. y con medio tanque de nafta (que sólo iba a alcanzarme para hacer unos 20 Kms.), con poca comida, y con un cuchillo de cocina como única posibilidad de armarme.

Pensé que lo mejor sería no utilizar las rutas tradicionales pues el pánico seguramente ya había invadido a la gente, así que proyecté una ruta alternativa aprovechando los caminos rurales, que por esa zona eran muchos. Debía tomar el camino hacia Castelar, el cual se estaba pavimentando y en obra. A causa de esto sólo en una moto se podía pasar por allí, esquivando por la banquina los montículos de tierra que impedían su uso. Luego debía seguir hasta Las Petacas y desde ahí sólo me quedarían pocos kilómetros para llegar a San Jorge.

Preparé un bolso con la ropa que podía llegar a utilizar y toda la comida que pudiera hacer falta, y una mochila con mi computadora, dinero y un cuchillo de cocina. Pero antes de salir debía conseguir nafta. No podía arriesgarme. Mi plan requería de una rápida solución.

Afortunadamente los vecinos habían dejado fuera de su casa su viejo vehículo. Un Renault 12 con más oxido que pintura y que, en ese momento, según me habían comentado, no funcionaba. No obstante, podía ser mi salvación si conseguía nafta de su depósito de combustible. Por suerte le quedaban varios litros los cuales, con cuidado y utilizando el viejo sistema de succión con manguera y bidón, logré recaudar, para luego volver rápidamente a mi casa. Eran alrededor de 20 litros de combustible, más que suficientes para llegar a San Jorge, dado el consumo de ese tipo de motos.

Cuando estaba a punto de salir rumbo a mi destino, una idea detuvo mis pasos. Podía fabricar un arma con lo que tenía a mi alcance. Y eso me daría seguridad. Con las botellas de cerveza que había acumuladas en el patio, los litros de nafta que me sobraban y restos de un jean que ya no serviría, fabriqué cinco bombas molotov que podría utilizar si algo surgía en el camino. Mientras lo hacía, recordé que al imaginar esta situación apocalíptica deseaba tener una ballesta. ¿Pero de dónde iba a sacar una? Debía adaptarme a lo que tenía.

Ya me encontraba en viaje. La ciudad estaba caótica, nadie sabía qué hacer. La sociedad parecía perder el control con disturbios frente a supermercados y despensas.

Logré salir de la ciudad sin problemas. Por suerte, al llegar a Las Petacas, nadie se había enterado aún de lo que pasaba, por lo que pareció extraña mi presencia cuando me detuve en el pueblo a traspasar el combustible desde el bidón hacia el tanque de la moto.

Z7: Hermandad y MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora